Capitulo 50

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Sebastian llegó al hospital y se encontró a Amanda en la sala de espera.

—Amanda, ¿Dónde está _______?

—Le están enyesando la mano y poniendo unos puntos en la ceja. No creo que tarden.

— ¿De verdad está bien? —Preguntó nervioso.

—Sí, de verdad. Tiene la muñeca rota, y un fuerte golpe en la espalda y la cabeza. El corte en la ceja no es muy grave. —Al ver que él no se tranquilizaba, añadió—: Tendrá que estar un par de días en casa, pero ya verás cómo se pondrá bien.

— ¿Segura? —Él no reconocía su propia voz.

—Segura —Respondió ella cogiéndole la mano.

En ese momento, apareció un doctor.

— ¿Son ustedes familiares de la señorita _______ Evans? —Preguntó serio.

—Yo soy su novio. —Era la primera vez que reconocía en público que él y _______ eran mucho más que amigos, y si Amanda se sorprendió lo disimuló a la perfección.

—La señorita Evans está bien. No se preocupe. Tiene una muñeca rota y un fuerte golpe en la espalda y en la cabeza, pero con unos días de reposo estará como nueva. Asegúrese de que se tome estos medicamentos, y en un par de semanas vuelvan para que le quitemos los puntos. —El médico le entregó una receta y se fue.

Pasados unos segundos, apareció una enfermera empujando una silla de ruedas con _______ sentada en ella. Parecía asustada, y tenía los ojos hinchados de haber llorado. Él corrió a su lado.

—_______. —Se agachó y la besó con suavidad—. ¿Estás bien?

—Sí —Respondió ella intentando controlar el temblor del labio inferior—. Lo siento... Iba despistada. Ya sabes, típico de mí. —Cogió la mano de él.

—Sí, ya sé que sueles soñar despierta. —Él se frotó la cara con la mano libre—. Dios, ______, casi me muero del susto. —Se volvió a agachar para darle otro beso—. Si te hubiera pasado algo, yo... —No pudo continuar y volvió a besarla.

—Creo que puedo levantarme —susurró _______—. Deberías llevarme a casa. Me tumbaré en el sofá y esperaré a que regreses de la revista. —ella daba por hecho que él la dejaría en casa y regresaría al trabajo.

—Claro, pero me quedaré contigo. Hoy no pienso volver, seguro que pueden arreglárselas sin mí. —Al ver que ella se sonrojaba, añadió—. Tú me cuidaste cuando estuve enfermo, ya va siendo hora de que te devuelva el favor.

Amanda se despidió de los dos y, tras prometerle a Sebastian que lo llamaría si pasaba algo grave, regresó a la oficina para salvar a Robert de las garras de Clive. En todo el camino no pudo dejar de pensar en lo contenta que estaba de que Sebastian hubiera reconocido por fin que estaba enamorado de _______.

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Sebastian instaló a _______ en el sofá y, a pesar de que ella insistió en que estaba bien, él no le dejó mover ni un dedo. Se fue a la cocina y le preparó un té. Su abuela lo había convencido de que el té servía para casi todo, así que seguro que tomárselo la reconfortaría. Cuando estuvo listo, se sentó a su lado y le sirvió una taza.

—_______, cariño. Cuéntame qué ha pasado —Le pidió mientras le acariciaba el pelo.

Ella cerró los ojos un instante.

—Me has llamado cariño.

Él le acarició la mejilla con ternura y ella apoyó la cara en su mano.

—Sí, ¿Te gusta? —Él seguía acariciándola.

—Me gusta... Pero creo que prefiero que me llames princesa.

Él sonrió al acordarse de que, cuando hacían el amor, solía llamarla de ese modo.

—Bueno, ¿Vas a contarme cómo has dejado que te atropellara una moto, princesa? —Se apartó de ella y la miró serio—. Cuando Robert ha entrado en mi despacho y me ha dicho que habías tenido un accidente, casi me muero. —Sólo de pensar otra vez en ese instante, volvió a sentir la misma horrible sensación, y para asegurarse de que ella estaba bien y entre sus brazos, le dio un beso. Ese beso fue convirtiéndose en algo más, hasta que, sin querer, la abrazó demasiado fuerte y _______ gimió de dolor. —Lo siento. —Sebastian se apartó de ella de golpe—. No sé en qué estaba pensando. ¿Te he hecho daño?

—Si me das otro beso, te perdono.

Él la besó con dulzura.

— ¿A esto le llamas beso? —Preguntó ella recostada en el sofá.

—_______, te han atropellado, llevas una muñeca enyesada, cuatro puntos en la ceja y tienes la espalda amoratada, no creo que soportar a un animal en celo sea lo que más te convenga.

—Tú siempre me convienes. Ven aquí y dame un beso de verdad. —Ella le rodeó el cuello con el brazo que no tenía herido.

—Está bien, pero sólo porque no sé decirte que no.

Sebastian se acercó a ella y la besó. Primero le cubrió los labios con los suyos, despacio, y luego, poco a poco, fue besándola con más fuerza. Le cogió la cara con las manos y saboreó el interior de su boca como si quisiera fundirse con ella. Cuando se separó, _______ lo miró a los ojos.

—Sebastian, te amo. —Ella sintió cómo a él le temblaban las manos—. Ya sé que aún tenemos muchas cosas de que hablar, pero quiero que sepas que te amo. —Y lo besó antes de que él pudiera reaccionar.

Él no sabía qué hacer. _______ lo amaba. El único amor que él había tenido en su vida era el de su abuela, porque Nana solía decirle que su padre también lo amaba, pero él nunca se lo había creído. Ninguna mujer lo había querido jamás, y tenía que reconocer que era una sensación maravillosa.

—_______, yo... —Se apartó un poco—. Yo... —Le dio otro beso—. Yo no sé qué decir.

Ella vio que estaba nervioso.

—Tranquilo. —Le acarició el pelo—. Lo entiendo.

—No. —Sebastian esbozó una sonrisa—. No creo que lo entiendas. —Cerró los ojos un instante y, cuando los abrió, había en ellos un brillo especial—. Yo nunca había sentido por nadie lo que siento por ti... Contigo yo soy feliz.

Ella sabía que para él eso significaba mucho, y le dio un nuevo beso.

—Creo que las pastillas están haciendo efecto. —_______ se esforzaba por mantener los ojos abiertos—. Debería acostarme.

Sebastianla ayudó a levantarse y la acompañó a la habitación. Se quedó con ella hasta que se durmió, y luego fue incapaz de irse de allí. Se tumbó a su lado y la abrazó. _______ lo amaba, por increíble e imposible que pareciera, ella lo amaba. Y aunque el accidente de moto había sido una tontería, había servido para que él viera con total claridad que no podía vivir sin ella. Decidió que había llegado el momento de arriesgarse. _______ lo amaba, y se merecía que también él le confesara que estaba loco por ella, que no iba a dejarla marchar y que la amaba con toda su alma. Cuando se recuperara, la llevaría a pasar unos días a Bath. Sabía que era un sitio que le gustaba mucho, y allí se lo diría. ¿Quién habría dicho que en el fondo era un romántico?

Nadie Como Tú - Sebastian Stan y tú-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora