—No, prefiero que no. Pero puedes dejar el libro en el buzón. —No podría resistirse a él si lo veía otra vez.
—No. Sólo te lo devolveré en persona. Si no, me lo quedo para siempre. —Sebastian sabía que se estaba pasando, pero estaba desesperado.
—Mañana no puedo, tengo una cita. —Sebastian se puso tenso al oír esa palabra, y _______ no lo tranquilizó. Sólo había quedado con sus hermanas para ir al cine, pero no le iría mal sufrir un poco—. ¿Cuánto tiempo vas a quedarte?
—Todo el que sea necesario. —Ella ignoró ese comentario, así que él se tragó el poco orgullo que le quedaba y le preguntó—: ¿Cuándo podríamos volver a vernos?
_______ pensó un instante. Cómo mínimo necesitaba un par de días para recuperarse de su visita.
—El sábado por la tarde estoy libre. —Estaba libre todo el día, pero no quería que él lo supiera—. Si aún estás aquí, tú y Anthony podéis venir a eso de las seis.
—Vendré yo solo. —Sebastian tuvo que morderse la lengua para no decirle lo que pensaba de sus tácticas de despiste.
—Entonces, si no tienes nada más qué decir —_______ volvió a abrir la puerta—, tengo mucho que hacer.
Sebastian se paró delante de ella y, antes de que pudiera reaccionar, la besó con toda la pasión y todo el amor que sentía... La besó para intentar demostrarle con su cuerpo lo que no lograba hacerle creer con palabras... La besó porque, si no lo hacía, se iba a morir. La besó porque necesitaba saber que ella aún sentía algo por él... La besó porque no se imaginaba salir de aquel piso sin su sabor en los labios.
—Ya está —dijo al apartarse—. Eso es lo que quería decirte. Vendré el sábado. —Estaba de pie en la puerta cuando añadió—. ¿Puedo llamarte?
—Sí, claro —respondió _______, aún aturdida por aquel beso que le había llegado al alma.
—Nos vemos el sábado, princesa —fue lo último que dijo antes de bajar la escalera a toda prisa. Si no se iba de allí rápido, volvería a besarla, y _______ aún no estaba preparada para eso. Antes de poder volver a hacer el amor con ella, tenía que convencerla de que la amaba.
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Sebastiian llegó a la calle y buscó su móvil para llamar a Anthony, pero al abrirlo vio que tenía un mensaje de Chris que decía que lo esperaba en la cafetería de la esquina. Bueno, tarde o temprano tendría que hablar con él, y ése era tan buen momento como cualquier otro. Sólo esperaba que a diferencia de su hermana, su mejor amigo estuviera dispuesto a escucharlo.
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Chris estaba sentado a una mesa, con una taza de café delante. Parecía estar concentrado repasando su agenda electrónica, pero tan pronto como Sebastian entró en el local, levantó la cabeza y le indicó que fuera a sentarse con él.
—Bueno, veo que sigues con vida —dijo Chris sarcástico.
—Si a esto se le puede llamar vida —respondió sin pensar.
— ¿A qué te refieres?
—A que no creo que se pueda vivir sin corazón. —Sebastian sabía que el único modo de lograr que su amigo lo perdonara y lo ayudase era siendo completamente sincero con él. Y a esas alturas ya no le avergonzaba reconocer que estaba enamorado de _______.
—Tenía ganas de matarte, pero ahora que te veo creo que no será necesario. —Chris bebió un poco de café—. Estás hecho una mierda.
—Ya. —Sebastian se frotó la cara y pidió que le trajeran un café doble—. Espera que te pase a ti.
—A mí no va a pasarme.
—Ya —repitió —. Seguro. —Dio un sorbo a la bebida que acababan de traerle—. Siento todo lo que he hecho. Siento haber pensado mal de _______. Siento haberte insultado por teléfono. —Tomó aliento—. Pero no siento haberme enamorado de tu hermana. Ella es lo mejor que me ha pasado en la vida.
Chris lo miró unos momentos en silencio y luego sonrió.
—Me alegra ver que no me había equivocado contigo, Sebastian. —Ante la mirada atónita del otro, continuó—: Siempre pensé que eras muy valiente por haber superado lo de tus padres como lo hiciste, pero cuando _______ me contó todo lo que le habías dicho el viernes pasado, pensé que en realidad eras sólo un cobarde y un imbécil.
—Lo soy, o lo fui. —Se obligó a decir la verdad—. Todo lo que te ha contado _______ es cierto. La insulté delante de todos. La acusé de haber robado los artículos y la eché de allí sin escucharla siquiera. ¿Y sabes qué es lo peor?
— ¿Qué? —Chris no sabía cómo reaccionar ante esa confesión. Le impactó mucho ver que su amigo, al que siempre había visto risueño y relajado, estaba al borde de las lágrimas y del agotamiento.
—Que una parte de mí siempre supo que _______ era incapaz de haber hecho todo eso, pero aun así, la acusé de ser la ladrona... Creo que prefería pensar que ella era una arpía calculadora, a creer que era una mujer increíble de la que me había enamorado.
— ¿Y ahora qué crees?
—Ahora sé que es una mujer increíble, que estoy enamorado de ella y que estoy dispuesto a hacer todo lo que sea necesario para recuperarla.
—Me alegro. La verdad es que habría lamentado mucho tener que darte una paliza. —Chris sonrió—. En el estado en que te encuentras, no habría tenido gracia.
—No estés tan seguro. —Sebastian sonrió, agradecido de que su amigo pudiera bromear sobre el asunto—. Aún puedo tumbarte en menos de tres segundos.
—Sigue soñando, Stan.
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Después de despedirse de Chris, con quien quedó para comer al día siguiente, Sebastian llamó a Anthony y se preparó para recibir otro sermón.
—Dime que lo que Robert me ha contado no es cierto —fue lo primero que dijo Anthony al contestar el teléfono.
—Lo es —dijo resignado.
—Serás...
Sebastian lo interrumpió:
—Si vas a llamarme «imbécil» o «idiota», ahórratelo, ya me lo han dicho.
— ¿Y «estúpido»? Porque hay que serlo para creer toda esa basura sobre _______. Y ahora ¿Qué? ¿Qué vas a hacer?
—Todo lo que haga falta. Estoy aquí, en Barcelona, y no me iré hasta que me perdone. ¿Puedo quedarme contigo? —Por un instante, tuvo miedo de que Anthony no quisiera ayudarle.
—Sabes que sí —respondió su amigo sin dudarlo—. Tú y _______ tenéis que estar juntos. Dios, si por vuestra culpa estoy dispuesto a creer que eso del amor y la fidelidad existe.
—Ojalá _______ crea lo mismo. —Sebastian empezaba a dudarlo.
—Lo cree. Vamos, no te rindas o pensaré que me das vía libre para salir con ella. —Anthony se rió.
—Ni lo sueñes.
— ¿Necesitas que vaya a buscarte a algún sitio? Aún estoy en el trabajo pero puedo escaparme. Apunta la dirección de mi departamento. —Como Anthony tenía que quedarse allí unos meses, su empresa había preferido alquilar un departamento y no seguir pagando habitaciones de hotel—. Sí quieres, puedes esperarme allí. Llamaré ahora mismo al portero para decirle que te abra.
—Gracias, la verdad es que estoy agotado y me iría bien descansar un poco.
Sebastian se despidió de Anthony y se fue a dormir un poco. Tal vez ahora que había visto a _______ podría cerrar los ojos y no pensar en que la había perdido para siempre.
**
Unas horas más tarde, Sebastian se despertó. Tardó unos segundos en acordarse de dónde estaba, pero tan pronto como se centró, cogió el móvil y marcó el número de _______. Al fin y al cabo, ella le había dado permiso para llamarla. Vio que eran más de las doce de la noche y dudó un segundo, pero aun así decidió arriesgarse.
— ¿Sebastian? —_______ parecía preocupada, y eso le dio ánimos—. ¿Pasa algo?
—Te echo de menos —respondió él.
— ¿Sabes qué hora es? —Pasada la sorpresa inicial de que la llamara tan tarde, _______ decidió seguir manteniendo las distancias.
—Más de las doce. Te echo de menos.
—Eso ya lo has dicho —repuso ella enfadada, pero no pudo evitar sonreír.
— ¿Y tú?
— ¿Yo qué? —No iba a ponérselo tan fácil.
— ¿Me echas de menos? Sebastian optó por preguntárselo directamente.
— ¿Llamas para preguntarme esa tontería?
—No es ninguna tontería. —él se dio cuenta de que _______ no le había contestado. Tal vez fuera porque no quería mentirle, se dijo a sí mismo para darse ánimos. Si realmente no le echara de menos seguro que se lo diría—. Sólo quería decirte que estoy instalado en el departamento que Anthony tiene alquilado. —Ella no dijo nada y continuó; al menos no le había colgado—. Mañana comeré con tu hermano.
— ¿Y esto me lo cuentas por...?
—Por si necesitas hablar conmigo.
—Tranquilo, no lo necesitaré —replicó ella casi al instante, aunque dudaba que fuera cierto.
—Bueno. —Sebastian se mordió el labio inferior. Una retirada a tiempo era una victoria—. Será mejor que vaya a acostarme. —Aprovechó que ella seguía en silencio y dijo—: Buenas noches, _______, te amo.
—Buenas noches. —Y colgó antes de sucumbir a la tentación de decirle que ella también lo amaba
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Nadie Como Tú - Sebastian Stan y tú-
Romantizm______, una joven diseñadora gráfica que vive en Barcelona, se ve forzada a redirigir su carrera profesional a causa de un accidente. Aconsejada y apoyada por su familia, ______ se traslada a Londres. Su hermano Chris ha intercedido para que Sebasti...