|Capitulo 5|

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Ya estabamos en la plaza con Manucho, Dani, Marquitos (mks) y Cata.

Los wachos se sorprendieron de verme devuelta acá, pero después de un breve resumen de lo que pasó, se alegraron ya que me iban a tener todo un año jodiendolos.

—Hoy hay una joda en la casa del Nacho. ¿Vamos?— propuso Marquitos mientras me pasa un mate.

¿Estamos de acuerdo que sin mate no hay juntada, no?

El mate es esencial en todos lados. Y bueno el porro también. Dos cosas indispensables.

—Dónde hay joda yo estoy. Ya saben— dije y todos rieron.

—Yo también voy— hablo Dani el cual estaba abrazándome por la espalda.

—Sin el wosito no hay joda, así que yo también— dijo este el cual estaba muy abrazado de Cata.

Estos dos andan en algo desde hace un año y medio más o menos, pero nunca oficializaron nada. Creo que son algo así como amigarches.

—Bue ya fue, vamos todos— afirmó Manu riendo.

El tema se desvió hacia otro lado pero yo me perdí un poco el hilo de conversación y deje de prestar atención.

—No sabes lo que me gusta tenerte acá— susurro Dani en mí oído.

Yo me di vuelta en sus brazos y quedamos enfrentados. Puse mis manos en su cuello y sonreí.

—Y a mí estar acá, me encanta.

En nuestro caso somos amigos desde hace muchos años, pero desde hace ya un tiempo, es algo así como mí garche fijo pero Argentino.

Y si, Dani está buenísimo no creo que nadie piense lo contrario y yo no pensaba desaprovechar la oportunidad con él.

—Esta noche después de la joda te podes venir para casa— murmuró muy cerca de mis labios.

—Extrañe mucho cojer contigo, así que ya sabes la respuesta— susurré en su oído y después deje un sutil pico en sus labios.

Él sonrió y volvimos a la posición inicial. Todos seguían hablando tranquilamente sin prestarnos atención.

Me acerque a Cata la cual estaba armando un porro sin Valen al rededor.

—¿Venis a casa para aprontarte conmigo?— le pregunté y ella asintió.

—Obvio. Nos tenemos que poner bien perras— ambas reímos.

—Siempre estamos perras wacha, ahora solo tenemos que ponernos un poco más.

—Es verdad amiga— termino de armar el porro y me lo paso —Bue cambiando de tema. ¿Qué onda con trueno?

Otra más.

La puta madre.

—No pasa nada con el wachin. Solo hablamos un poco ayer, pero las seguidoras ya flashearon una re historia de amor que nada que ver.

—Igual no me podes negar que está buenardo el pendejo— me miró con una sonrisa pícara y reí.

—No te lo niego. El wachin tiene lo suyo. Pero no me da bola ni a palos. ¿Sabes todas las minas que tiene atrás? Deja.

—Eso es verdad, media Argentina tiene ganas de garcharselo. Yo creo que hasta los hombres ahre— solté una carcajada.

—Hombres y mujeres de varios países.

Seguimos hablando un rato más sobre eso, y después nos unimos a la charla grupal. Antes de irnos los pibes se tiraron un fresstyle épico.

(...)

Fuego || TruenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora