|Capitulo 12|

2.9K 162 53
                                    

El beso se fue tornando más intenso a medida que tomábamos confianza. Apretó mi cintura con una de sus manos, mientras la otra descansaba en mi mejilla. Yo bajé ambas manos de su cuello hacia su abdomen y empecé a acariciarlo.

Es increíble, besa como los dioses este pibe. ¿Hasta en esto iba a ser tan bueno? La puta madre.

Nos separamos unos segundos para tomar aire pero está vez la que tomo la iniciativa y continúo el beso fui yo. Y creo que a él eso lo emocionó ya que me animó a sentarme arriba suyo. Cosa que hice sin ningún problema.

La mano que tenía en mí cara descendió hasta mí espalda baja, casi mí culo. Y mis manos ya se movían con más libertad por su cuerpo.

Me separé de sus labios y empecé a dejar un camino de besos húmedos por su mentón y cuello. Uno de mis inocentes besos se pasó y le dejó marca. Bueno después se lo tapa con base.

Mateo estaba muy conforme con lo que estaba haciendo, por lo que se veía.

Tenía ambos ojos cerrados y apretaba con los dientes su labio inferior. Y bueno, sus manos ya habían pasado de mí cintura a mí culo y lo masajeaba a su antojo.

No esperaba que esto pasara, pero como dice Cata, ni chape ni garche arruinan una amistad, así que ya fue.

Estaba decidida a dejarme llevar cuando un celular empezó a joder. Lo ignoramos pero no paraba de sonar, así que con toda mi fuerza de voluntad deje de darle besos.

—Seguí— pidió aún con los ojos cerrados.

—Es tu celular, atende. No deja de sonar— le dije en un susurró.

—No me importa.

Rode los ojos.

-—En una de esas es algo importante. Dale no seas gil, después seguimos te lo prometo— él abrió los ojos y sonrió.

—Bueno, si me prometes eso dale.

Agarro el celular de la mesita de al lado de la cama y miro la pantalla. Su sonrisa poco a poco se desvaneció y una mueca de molestia se hizo presente en su rostro.

—¿Qué pasa, Teo?

Cerro los ojos con fuerza y después volvió a abrirlos pero ya no se lo notaba tan enojado.

—Nada. Una pelotudez que tengo que solucionar porque ya me tiene cansado. Pero no te preocupes por eso, Isa— dejo un pico en mis labios y me abrazó.

Como yo seguía sentada encima de suyo, él fue el que se aferró a mi cuerpo recostando la cabeza en mi pecho.

(...)

Me desperté con alguien abrazado a mi cuerpo como si no hubiera un mañana.

De verdad, Mateo parece una garrapata por cómo me agarra. Creo que le daba miedo que me vaya a perder, en la noche.

—Teo— lo llame en un susurró pero nada, ni siquiera se movió —Che Teo.

Seguía sin dar señales de vida y a mí me seguía apretando.

—Wacho— esta vez le hable normal y lo sacudí un poco.

Él se movió y susurró algo inentendible para cualquier ser humano.

Como no tenía intenciones de abrir los ojos, empecé a sacar sus brazos de alrededor mío.

Y ahí sí se despertó.

—¿Qué haces?— se quejó mientras abría los ojos.

Ah no. Miren esa carita de dormido.

No puede verse lindo hasta cuando se despierta. Amigo, nadie es lindo a la mañana con la cara hinchada, pero este pibe es un caso especial.

Fuego || TruenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora