Fuego || Trueno

|Capítulo 28|

—Bueno yo...— me aclare la garganta y lo mire —Yo...

No.

No puedo hacerlo. Mi mente me odia, y me saca a relucir todas las inseguridades, y problemas de de estar en una relación.

De verdad quiero, pero no va a funcionar. 

—Yo no tengo nada para decir— concluí con tristeza aunque intenté que no se notará —Ya te di una respuesta a esto, la vez que nos vimos afuera de tu casa, cuando estabas con la pelirroja.

Intentaba sonar segura con mi decisión y mis palabras. Pero no se me daba tan bien.

—¿Me estas hablando enserio?— preguntó con voz neutra.

No es la reacción que esperaba, pero bueno mejor, lo último que quiero es verlo triste. Aunque si, ya sé que con mis palabras estoy haciéndolo mierda, pero es lo mejor.

O trato de convencerme a mi misma de que lo es.

—Si— baje la cabeza, no puedo mentirle tanto mirándolo a los ojos.

Él no dijo nada, espere unos segundos pero seguía sin hablar. Levanté la cabeza para mirarlo y estaba con su mirada fija en mí.

No tiene un semblante triste, ni tampoco su ojos demuestran tristeza. Está neutro, no expresa nada.

Después de muchos segundos en silencio, hablo.

—¿Te das cuenta de que estás intentando convencerte a vos misma con esas palabras?— dijo y me sorprendió.

—¿De que hablas?.

—De eso mismo.— respondió con seguridad —¿Por qué te pones esa coraza y me alejas cuando me quiero acercar a vos?

—Eh, yo...— no se ni que decirle.

—Brisa, mirame— levanté mi cabeza, la cual en algún momento había vuelto a bajar —Estoy acá porque me gustas y me gustas mucho. Te estoy diciendo todo esto porque de verdad quiero intentar algo contigo. Me pareces una piba hermosa, no solo físicamente. Todo en vos me gusta, hasta tu mal humor repentino, tu lado hiper competitivo que sale cuando jugamos al uno, o tus caras de asco cuando te encontrás con algún cheto— solté una risita inevitable —Y cuando te reís me encantas. Pero necesito que dejes esa coraza y me hables con la verdad. ¿Nunca escuchaste la frase "Si no juegas con fuego te vas a morir de frío"?— negué —Bueno, porque es la posta. Si vos no te arriesgas a probar nuevas cosas y solo te quedas en tu zona de confort para protegerte, vas a tener la vida más aburrida del mundo.

Cerré los ojos por unos segundos y tome una gran bocanada de aire.

Me tengo que arriesgar, a la mierda las inseguridades que mi mente me pone.

—Esta bien, te voy a decir todo— titube un poco antes de empezar —Primero que nada te quiero pedir perdón. Sobre todo por las cosas que te dije la otra vez en tu casa, eso no es lo que yo siento, pero me salió de la nada decir eso para alejarte. Nunca había sentido tanto por una persona, y no sabía manejar la situación, pensé que si te alejaba los sentimientos iban a desaparecer e iba a poder seguir con mi vida cómo antes, pero no. Muchas personas me dijeron que me gustabas, pero no quería aceptarlo, porque eso significa que ya no hay vuelta atrás. Y al final lo termine aceptando, pero en vez de decírtelo pensé en ocultarlo. ¿Soy estúpida? La respuesta es si— reí sin gracia —Sinceramente tengo miedo, nunca estuve en una relación y no quiero que ninguno de los dos salga mal por mí culpa. 

Siento que me saque un peso de encima. Necesitaba decirle eso, decirle todo.

—Vení— tiro de mi brazo y me acerco a él para abrazarme —Te prometo que vamos a ir de a poco. Las relaciones no se basan en quien sabe más, o quién ya tiene experiencia. Las relaciones se basan en la confianza y lo que uno siente. ¿Vos confías en mí?— preguntó rompiendo el abrazo para mirarme a los ojos.