Capitulo 3 - Comienza la apuesta

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Madara había salido del palacio del Hokague y se subió a su corcél, negro como la noche. Estaba listo para regresar a su clan. Tenía que informarle a Izuna la situación. Aunque no sería nada nuevo, su hermano estaba expectante y seguramente tendría una rabieta cuando supiera que este descabellado aumento de impuestos era a causa de la rata albina.

Sin esperar demasiado emprendió viaje. En el camino pasó por algunas calles de la Aldea. Las personas que lo veían pasar le saludaban con respeto aún si fuera por un momento. Estaban construyendo todo el tiempo nuevas casas, negocios y preparaban asentamientos especiales para los clanes que pudieran unirse a la aldea. Konoha crecería fuerte con el tiempo...siempre y cuando no arruinen todo los dos estúpidos Senjus que estaban al poder.

No tardó en notar que otro caballo le seguía. Y al darse cuenta de quien era su jinete, se le revolvió el estómago. ¿Es que no había entendido?

Decidió cabalgar a mayor velocidad. No tenía ganas de tener otra plática con la rata albina. Lo detestaba. No solo por ser un Senju sino por ser el único al poder que veía a los Uchiha como seres inferiores. Aún si eran unos niños, sus niños. No, definitivamente si paraba el caballo iba a moler a palos a ese peliblanco entrometido y arrogante.

Tobirama apresuró a su caballo lo suficiente como para estar junto a Madara, quien ni siquiera le dirigía la mirada. Esto lo fastidió aún más. Toleraba al Uchiha solo porque su hermano mayor le obligó a prometerselo. Pero para él, los Uchiha eran seres endemoniados, con ojos malditos, blancos como vampiros y muy sanguinarios e impulsivos. Sobre todo impulsivos. Si había algo de lo que estaba seguro era que Madara Uchiha era el peor de todos ellos. Lo había visto pelear, había visto su odio, había visto su sed de sangre. Su mirada fría y esas ojeras pronunciadas. Con el tiempo dejó de temerle. Sin embargo, sabía que en general era capaz de lograr que sus enemigos se mearan en sus pantalones.

Durante la guerra varios Uchiha desertaban al clan Senju con muchas historias que contar respecto a su clan. Y el albino gracias a eso había aprendido algo sobre su modo de vida.
Ellos nunca dejaban de blandir una katana. Nunca dejaban de entrenar.
Jamás. Eran constantes en sus entrenamientos y con el tiempo se fortalecían mas y mas.

Y para Konoha, eso era una amenaza. ¿Por qué entrenarías a tu clan para pelear si estás en paz con los clanes a tu alrededor? Hashirama decía que por paranoia. Tobirama estaba seguro de que era para cometer traición cuando no les dieran lo que querían.

Antes de que Tobirama pudiera pedirle que se detuviera, Madara dejó de cabalgar. El peliblanco miró hacia arriba y notó por qué. Estaba en la entrada del Clan Uchiha. Un enorme arco con el logo del abanico se presentaba ante él. Si los Uchiha estuvieran en guerra, ese arco tendría de decorado las cabezas de sus enemigos. El albino estaba seguro de eso.

Acto seguido bajó de su corcél y lo tomó por las riendas suavemente. Se acercó a Madara, quien estaba de espaldas, aún sobre su caballo.

-¡Oye! Olvidaste esto, Uchiha.- dijo secamente, sacando el papel de su bolsillo y extendiendolo al azabache, quien sin tomarlo se limitó a dirigirle una muy, muy despectiva mirada.

-No tengo por qué.- expresó, reprimiendo sus deseos de quemar al Senju en ese mismo lugar. -¡Lárgate de mi clan!-

-Si, si tienes por qué. Aún si luego no firmas. Debes llevarte el documento y leerlo al menos para ser bien informado. Y...no estoy en tu clan. Estoy en la entrada. ¡Toma el papel!-

-No necesito que una rata como tú se acerque a mí a intentar demostrar aires de superioridad. Conozco mis derechos y mis obligaciones en lo que respecta a política.- dijo el azabache. Acercandose muy lentamente al hablar al Peliblanco. Quien no se inmutó por su actitud. -Las conozco porque yo firmé esa mierda al unirme con tu hermano.-

•[ Una Apuesta Peligrosa ]• (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora