Madara había ido una vez más a la oficina del Hokague, esta vez a devolver parte de la documentación que le había prestado. La alegría del Senju fue sorprendente para él, sobre todo cuando vio que quien le ayudaba era la princesa Uzumaki.
Creía que no estaría muy animado, pero al parecer la presencia de la colorada era importante para el Senju y eso lo hizo sentirse algo celoso. Sin embargo, era Uchiha. No demostraba celos, no hacía falta. Mucho menos por alguien como Hashirama. En el pasado tal vez se hubiera quedado junto al dulce moreno haciendo todo ese aburrido papeleo, si el Hokague no lo hubiera lastimado, claro. Mito comenzó a mirarlo curiosa. Notó el interés del azabache por su presencia.
-¡Madara! Anda, no te quedes ahi parado, ahora termino de firmar esto y te ayudo con eso.- dijo Hashirama, mientras firmaba a velocidad luz sus papeles.
-Tómate el tiempo que quieras.- dijo el Uchiha. No aceptó sentarse. En cambio, miraba de a momentos a Mito. Tenía tanto tiempo sin verla, sin saber de ella. Sabía que Mito no era su enemiga, pero ¿Por que tenia que quedarse con Hashirama? ¿Cuanto tiempo estarían los Uzumaki en konoha? Ya era el segundo día. Debería ir empacando sus cosas.
La Uzumaki se acomodó el cabello y le sonrió. Luego siguió organizando los papeles del hokague. Durante un momento de silencio incómodo para el azabache, la mujer habló.
-Debe ser gratificante utilizar el cabello largo y suelto todo el tiempo, ¿cierto, Uchiha-san?-
-Hm, supongo.- murmuró el azabache, desviando la mirada indiferente. Con una de sus manos jugó con su cabello, era cierto que le gustaba tenerlo así. Jamás desde niño se lo habia cortado. Y si bien no tenía mucha experiencia con personas que lo encontraban atractivo, su cabellera oscura siempre fue motivo de elogios por parte de mujeres y de otros hombres inclusive. El movimiento que hizo captó la total atención del Hokague, quien rara vez veía a su azabache jugar con su cabello de esa forma. Hashirama se quedó contemplando a su Uchiha.
Madara lucía una camisa de cuello de tortuga, negra con el logo del clan del abanico estampado en su espalda. Era, divino. Una de las manos del azabache cargaba los pergaminos que el otro día le había prestado. Su otra mano jugueteaba con uno de sus mechones de cabello.
-¡Hokague-sama! No se distraiga, debe terminar eso ahora así puede darse un descanso al menos.- dijo la Uzumaki. -Recuerde que este mediodía tiene otra reunión con el consejo de Konoha y mi líder. Si no acaba con ese papeleo no podrá descansar antes de la reunión.-
-¡C...cierto!- se quejó el moreno. Volvió a su papeleo. Madara frunció el ceño. ¿Esa mujer estaba siendo su asistente?
No es que le fastidiara que esa mujer fuera asistente en si, pero, ¿Por qué una princesa se encargaría de ayudar al hokague? ¿No tenía cosas de princesas que hacer? Como, no se, ¿Amenazar a alguien, comprar tonterías o casarse?
El Uchiha ensombreció su mirada. Recordó que ella se casaría con Hashirama. O al menos, era lo que mas probablemente ocurriera. Al verlos juntos ahora... trabajando uno en compañía del otro, es probable que terminen juntos.
No es que estuviera celoso...pero... Era incómodo pensar que ella gustaba de Madara y ahora estaba tan cerca de su amado Hashirama. Tal vez por ello no se le despegaba, porque Hashirama era hermoso. Era dulce, atento, inteligente, perfecto. ¿Y si a Hashirama realmente le gustaba Mito?
El Uchiha sonrió algo triste. Eso dolía. ¿Por qué pensaba en esas cosas? Su tiempo de amar al moreno había terminado en cuanto se había convertido en el Hokague. Ya le había roto el corazón. ¿Para que le importaría lo que hiciera de su vida privada?
El recuerdo de un Hashirama deprimido, abrazándolo, le vino a la mente.
"-Madara... lo siento.-"
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•[ Una Apuesta Peligrosa ]• (BL)
Fanfic"Si bien la guerra terminó hace tiempo y poco a poco retorna la paz, que el clan Senju y el Uchiha tengan diferencias aún aliados es algo obvio. Madara Uchiha no solo es líder de su clan, sino que es director de una academia donde educa a los jóven...