Capitulo 5 - La carta y el trabajo

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Madara habia llegado a su academia algo molesto recordando la actitud fastidiosa del albino. No era la primera vez que trataba a los Uchiha como si fueran alguna clase de peste. Pero no toleraba que se enfocara principalmente en los niños.

Al ingresar a la Academia encontró a todos los jóvenes en el patio entrenando a las aves, se calmó. Fugaku estaba con ellos. Al parecer había aceptado ser su suplente.

-¡Aniki! ¡Bienvenido a casa!- recibió Izuna a su hermano mayor. -Vaya, parece que si has conseguido información sobre la aldea.-

-Así es, Hashirama me permitió tomarla directo de la biblioteca del palacio. ¿Que tal te fue a ti?-

-De maravilla. Fugaku aceptó entrenar a los niños y tu clase avanzó mucho con respecto a  historia y politica.- dijo el azabache menor. Madara sonrió orgulloso.

Izuna se quedó en silencio a su lado, mirando a los niños.

-Y dime...¿Has hablado de algo en especial con Hashirama?-

-Nada realmente, solo cosas triviales. Incluso Tobirama estuvo presente hablando de la apuesta y fastidiándome mientras tomaba los libros y pergaminos.-

-Pero, ¿Seguro que estas bien Aniki?- Sabia que su hermano mayor era muy sensible con respecto a hablar del moreno. Izuna aprendió a vivir con ello. Y a cuidar de su estado emocional también. Le gustaba estar atento en caso de que Madara necesitara apoyo emocional. Su hermano nunca diría como se sentía por cuenta propia para no preocuparlo.

-Todo está en orden hermano. Calma.- dijo Madara intentando despreocuparlo. Y se dirigió a su oficina.

En la puerta encontró a Obito esperándolo. Tenía a su ave en sus manos y estaba nervioso. Madara corrió hacia él.

-¿Que sucedió Obito?-

-Mi ave está herida, Madara Sensei. No se que hacer para curarla.-

El lider del clan tomo cuidadosamente al ave y la examinó. Tenía un ala rota. Pero, no parecía herida, ni infectada. Tampoco sangraba. Y el resto de su cuerpo estaba bien.

-No es grave, ven conmigo. Obito.- dijo, haciendo entrar al niño en su oficina.

Madara rápidamente se colocó unos guantes y colocó al ave sobre su escritorio. De un cajón sacó unas vendas y unas tijeras. Procedió cuidadosamente a vendar el ala del ave.

-No está mal herida. Solo se le dislocó su ala izquierda. Debes cuidarla bien. En unas cuatro semanas su ala estará perfecta. Debes asegurarte de que coma bien y beba agua suficiente, tampoco puedes dejarla sola mucho tiempo ya que si pierde el equilibrio bebiendo agua puede ahogarse. Hiciste muy bien en traerla.-

El pequeño sonrió y asintió.

-¡Muchas gracias, Sensei!-

-¡Madara-sama!-

Fugaku llegaba a la oficina en ese instante. Disculpandose porque Obito se habia escapado de su vista apenas su ave tuvo ese percance, el chiquillo era rápido.

-No te preocupes, Fugaku. Todo en orden.- Acarició el cabello de Obito y dejó que este se fuera. Luego se recargó en su escritorio. Mirando el entrenamiento de sus alumnos desde la ventana.

Se quedo pensando en ellos largo rato. Eran muy inocentes, tenían buen corazón. ¿Como Tobirama había estado tan seguro de tacharlos de asesinos? Si hay algo de lo que Madara estaba seguro, era que no quería que esos niños llenaran sus manos de sangre como él.

•[ Una Apuesta Peligrosa ]• (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora