Capítulo 23 - La boda del Primer Hokague.

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-He sido tu reemplazo desde hace casi un mes, Aniki. No hace falta que vayas por tratar de quedar bien con el clan y con la aldea. Sabes que pued...-

-Sé que puedes ocuparte de ello. No hay nadie en quien confíe mas que en ti, Izuna. Pero...es algo que debo afrontar.- 

Madara estaba sentado frente al espejo de la habitación de su hermano, mirando su despeinado cabello caerle sobre los hombros. No había dormido bien, sus ojeras lo delataban. Por un lado, deseaba volver a acostarse, cubrirse hasta la cabeza y desaparecer durante varios días hasta que el festejo y la celebración dejara de hacer eco en toda la aldea. Sus ojos oscuros parecían demostrar el cansancio, el estrés y la crisis mental que llevaba en su cabeza desde hacía tres días. Y es que el Hokague no le había dado mas tiempo para pensarlo siquiera.

Si Madara asistía a la boda, Hashirama lo tomaría como una indirecta para un romance secreto. Y no podía negar que la idea...aún lo tentaba un poco. Sin embargo, la sociedad veía con mala cara a un hombre que antes de los 30 años no estaba casado y con hijos. Si Hashirama se casaba, debería tener hijos. Hijos con su sangre y la de su esposa. Lo que significaba que debía copular con Mito Uzumaki, quiera o no. ¡Agh! Maldita sea. ¿Por cuanto tiempo quería Hashirama sostener la mentira de un romance secreto con el azabache? No serviría. Sería inútil. 

Madara solo sería...el amante al que Hashirama acudiera cada tanto a refugiarse.

El azabache se llevó ambas manos a la cabeza. Todo el clan Uchiha asistiría a la celebración de la noche. Al aire libre, la aldea entera en fiesta. El problema era que los líderes de los clanes y los familiares o amigos mas cercanos deberían ir por la mañana a la boda formal en el palacio. Tendría que ver a Hashirama y a Mito jurarse amor y todas esas estupideces solo por ser el líder del clan Uchiha. Y co-fundador de Konoha. Y el mejor amigo del Senju.

Era algo que no podía dejar a su hermano. La aldea estaba paralizada, los ancianos que aconsejaban a Madara en las decisiones políticas también asistirían. No había excusa. Ni misiones, ni encargos, ni guerras, ni nada que permitiera a Madara huir de aquella boda. 

Por un momento, deseó que realmente hubiera una batalla que le permitiera escapar. Prefería sentir el dolor de las armas atravesando su ser, del fuego quemándole y de la pesada armadura sobre su cuerpo antes que sentir el dolor de su primer amor casándose con alguien más. 

Izuna, en silencio, salió de la habitación, en tanto su hermano mayor suspiraba y se enfrentaba a su reflejo en el espejo. En la puerta, un pequeño Obito miraba al azabache, escondido. Cuando Madara se percató, le hizo señas para que entrara. 

-¿También estas nervioso, Madara Sensei?- preguntó el niño, en tanto se sentaba en la cama, detrás del azabache.

-Algo así, Obito. Algo así.- 

-¿Y eso por qué?-

El azabache suspiró nuevamente, intentando recuperar un poco la compostura. 

-Solo...hay situaciones que me gustaría evitar.- dijo. Luego comenzó a pensar en si el niño realmente comprendería algo tan complejo. 

-A mi también me gustaría.- dijo el chico, llamando la atención del azabache. -El chico que me gusta irá...con su novia. Itachi y Shisui me dijeron que le restara importancia y tratara de disfrutar de la fiesta. Pero...creo que no podré hacerlo. Es mi amigo, mi compañero de equipo cuando estamos fuera de la academia. Y... no quiero verlo con esa chica.- 

El azabache abrió los ojos como platos. Se incorporó y se acercó a Obito, para luego acariciarle el cabello. 

-Sé que podrás hacerlo. ¿Sabes por qué?- 

•[ Una Apuesta Peligrosa ]• (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora