Capitulo 12 - Susurros y lágrimas

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Una vez comenzó a realizar cálculos y a organizar a mayor detalle su plan económico, Madara comprendió que era más complejo de lo que creía. Debía estar pendiente del más mínimo detalle. La aldea había comenzado bien. Fuerte, con una economía simple pero funcional.

Sin embargo, los primeros meses después de que Hashirama se convirtiera en Hokague, la administración financiera de la aldea se había ido al carajo. Madara pensó que tal vez fue por la situación que vivió con el moreno. 

Suspiró frustrado. La luz de la vela que alumbraba todo el escritorio, se consumía lentamente. Era de noche. De madrugada mas precisamente. Y seguía trabajando constantemente en sus planes para Konoha.

La cuestión de la seguridad y la educación las tenía resueltas. Sin embargo, la administración del dinero y el alimento parecía dar mil vueltas y nunca cuadrar correctamente. Además, cada reporte tenía tantas palabras que comenzaba a comprender por qué Hashirama estaba tan frustrado con el papeleo.

Hashirama... Ese moreno era un hermoso desastre.

La vela se consumió por completo. Madara dejó el escritorio en su lugar con todos los papeles y objetos. Mañana seguiría con eso. Se fue a la habitación contigua, se quitó parte de su vestimenta y prácticamente cayó en la cama. Tentado a dormir profundamente hasta que amaneciera.

El azabache estiró sus músculos, relajándose aún más. Justo cuando estaba por quedarse dormido, el suelo de madera crujió cerca de la cama.

Madara, con un ágil movimiento, desenfundó la katana que tenía junto a su cama y se incorporó casi a velocidad luz, con su Sharingan activado. Dos segundos después, la katana se hallaba en el cuello del intruso, dispuesta a cortar.

-¡Maddy! Ten cuidado, casi me cortas el cabello.- susurró un atractivo moreno, levantando ambas manos e intentando que el azabache dejara de lado su arma. -¿Siempre tienes eso junto a la cama?- preguntó curioso.

-¿Que quieres y como demonios entraste?- susurró fastidiado el pelinegro. No era como si le molestase realmente que estuviera en su cuarto pero ahora mismo estaba cansado, había tenido un día agotador.

-Hoy por la mañana te fuiste y no pude verte. Te extrañé...- dijo suavemente el moreno, dedicándole a su azabache una dulce sonrisa.

-Tú tienes que volver con esa princesa entrometida. Largo.-

-De eso te quería hablar. Mito y yo...-

-¡Ya lo sé! Izuna se enteró. No quería decirmelo pero...bueno. Nadie puede ocultarme nada, Hashirama.-

-¿Q...que?- preguntó el moreno algo preocupado. ¿De que se había enterado Izuna?

-Felicidades por tu futuro matrimonio, Senju.- dijo secamente el azabache. -Ahora largo de mi alcoba. Ya escuchaste lo que querías.-

Hashirama abrió los ojos como platos. Antes de que Madara pudiera reaccionar, le quitó la katana y lo abrazó suavemente. El azabache no se movió.

-¡Ay Maddy! Hermosura...Nada mas lejos de la realidad. Sabes...quería contarte de esto en secreto. Mito y yo tendremos un matrimonio arreglado. No es mala, no intenta separarnos. Ella quiere ayudarnos a ser pareja sin preocuparnos por el consejo o la opinión de la gente. ¿No es eso maravilloso?-

El Uchiha contuvo la respiración. Su corazón casi se detuvo. De pronto, comenzó a sentirse mareado. La ilusión de poder volver a estar junto al moreno lo marcó. Y a la vez, el pánico afloró en él. Trayendo consigo recuerdos dolorosos del pasado que tenían juntos.
Tragó saliva, triste.

•[ Una Apuesta Peligrosa ]• (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora