Capítulo 38 - Proposición

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Tora, en su puesto de vigilancia en la entrada del palacio, parecía estar considerando jubilarse. 

-¡Tobirama-sama! La princesa Mito y sus sirvientes partieron a Uzushiogakure hace unos treinta minutos y Hashirama-sama está aconsejando a Orochimaru en la sala de billar.-

-¿Por qué necesita su consejo?-

-No me lo confió, Tobirama-sama.- el shinobi parecía aliviado de ese hecho. Estos últimos días el palacio era un caos total y cada mensaje que le transferían indicaba mas problemas para sus superiores.

Tobirama dejó escapar un suspiro. Tenía muchísimo trabajo que hacer y sólo dos días para hacerlo. Por muy impaciente que estuviera por seguir adelante con sus planes, no quería dejar suelto y sin tener en consideración un factor tan imprevisible como era Orochimaru. En la sala de billar, Hashirama remoloneaba en un rincón mientras Orochimaru se inclinaba sobre la mesa y lanzaba un fuerte disparo contra la banda, arañando la suave superficie de terciopelo en el proceso.

-¿Que ha sucedido?- preguntó el albino.

-Para empezar, está destrozando la mesa de billar.- Hashirama se apoyó en su taco. -No sabía que otra cosa hacer con él.-

Orochimaru levantó la cabeza y su lengua paseó de forma juguetona por sus labios.

-Ah, Tobirama-san. Ya me he enterado de que has estado ocupado.-

El albino entornó los ojos.

-¿Que es, exactamente, lo que has oído?- si había algo que no necesitaba, era que este idiota fuera por ahí extendiendo más rumores acerca de Madara.

-Únicamente que ha estado merodeando por el colegio Uchiha desabotonando pantalones mientras que al resto ni siquiera se nos permite traspasar esas verjas. No tenía la más remota idea de que mientras me prohibía acercarme a Itachi Uchiha usted estaba practicando con el direct...-

Arrebatándole de las manos a Hashirama el taco de billar, Tobirama golpeó violéntamente con él contra la mesa de billar.

-¡Basta!- bramó.

Dando un brinco por el estrépito, Orochimaru comenzó a retroceder lentamente hacia la puerta.

-Basta por ahora, pero dudo que su amado Uchiha se quede en Konoha mucho tiempo.- apoyó el taco contra la pared. -Lo que me deja a mi todavía en Konoha cerca de Itachi.-

-Largo de esta casa.- rugió el albino, avanzando hacia adelante con grandes zancadas. -Si te veo cerca de la academia, me ocuparé personalmente de que te conviertas en un castrado.- abriendo la puerta bruscamente, empujó a la serpiente hacia la misma. 

-A eso me refiero, Senju Tobirama, usted no estará aquí para eso.- dijo, desafiante.

-Yo haré que todo el mundo piense que ya eres un castrado si no cierras esa boca, Orochimaru.- agregó furioso el moreno, acercándose a la puerta y clavando su mirada en la serpiente. 

La serpiente dio un paso mas hacia atrás y luego se volteó en silencio, con una siniestra sonrisa en el rostro. Ambos Senju la observaron irse hasta que desapareció bajando las escaleras del pasillo. Una vez que oyeron la puerta cerrarse, respiraron.

-¿No ibas a convertir esto en un campo de batalla o si?- preguntó el moreno, cruzándose de brazos. -Una cosa es amenazar y otra muy distinta es atacar a alguien...aunque se lo merezca.-

-No veo la hora de fundar un escuadrón policial para meter preso a ese imbécil. Resultó ser un problema para los Uchiha bastante fuerte.-

-Al menos la advertencia bastará por el momento.- el moreno sonrió de forma tranquilizadora y Tobirama suspiró.

•[ Una Apuesta Peligrosa ]• (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora