Capítulo 24 - Flashback de una ruptura

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La noche era estrellada, hermosa, pero no tanto como la sonrisa del azabache. Madara estaba junto a Hashirama. Y se lo notaba, mucho mas feliz que un niño. Konoha era su sueño, estaban juntos. Finalmente, la guerra y la sangre dejaban de correr por sus manos. Y daban paso a que sus mejores armas, fueran las caricias y los abrazos. Una flor de vez en cuando, eso le daba un toque romántico.

El azabache dirigió la vista hacia el horizonte. Apenas eran unos sectores los que tenían construcciones. Pero las pocas luces iluminaban aquel bosque de forma encantadora. Y esta vez, ya no eran luces a causa del fuego que quemaba hogares.

-Es hermoso.- dijo el moreno a su lado, melancólico. 

-Si, lo es.- suspiró relajado el azabache. 

-¿Que tienes en mente?- preguntó el moreno. -Ahora que comenzamos a organizarnos...y que el país del fuego desea que seamos parte del mismo, ya no hace falta pelear.- 

-Te equivocas, hace falta.- interrumpió el azabache. -Tristemente, no todos los clanes aceptan nuestra unión como algo positivo. Estoy seguro de que volverán a atacarnos. Y para eso estaré aquí. En tanto...las nuevas generaciones se encargan de trabajar por la paz.-

Hashirama lo observó pensativo. Intentaba comprender las palabras del azabache. Y sin embargo, se encontraba demasiado distraído para analizar profundamente aquellas frases. Tenía muchas cosas de que hablar con Madara. Y aún así, no sabía como sacar el tema a la luz. Sabía que sería muy difícil para ambos.

-Abriré una academia.- manifestó el azabache. -El clan Uchiha necesita mantenerse fuerte. Les enseñaré a defenderse y los educaré para que no crezcan en la ignorancia. Y mientras tanto, seré yo quien luche en el campo de batalla. No pienso permitir que ante una invasión los niños sean enviados de vuelta a la guerra. Ni pienso poner en peligro a Izuna.-

-Eso... suena increíble.- respondió el moreno. Casi instantáneamente, desvió la mirada hacia el palacio. 

-No pareces muy emocionado.- criticó el azabache. -¿Que sucede?-

-Nada...-

Madara frunció el ceño.

-¿Cuantas veces tengo que decirte que puedes contar conmigo? Anda, dime.-

La mirada del moreno se ensombreció. 

-No me siento muy bien Maddy, lo siento. Es solo que... tengo algunos problemas.- 

Madara arqueó una ceja. 

-¿Es por lo del puesto de Hokague? No te ofendas, pero no creo poder llevar esa responsabilidad. Por eso voté para que tu lo fueras.-

El moreno abrió los ojos como platos. 

-No debiste hacerlo.-

-Oye, yo no estoy capacitado para ser hokague. Tú si. Y yo siempre confiaré en mi amor.- dijo el azabache, acercándose al moreno y tomándolo de la mejilla. -No te enfades conmigo por eso.- 

Hashirama pegó la frente al azabache. Adoraba su contacto, su calidez, su ternura. Madara podía ser muy dulce cuando quería. Y era el ser mas amable y de buen corazón que había conocido. Aunque su mirada fuera algo...fiera. No estaba seguro de como rayos se acostumbraría a estar lejos de todo eso. No quería... de ninguna forma. 

Rodeó con sus brazos al azabache. Y sin pensarlo dos veces, lo besó. Con amor, con deseo, con desconsuelo. Un beso que fue correspondido con tal delicadeza que Hashirama pudo sentir como si la vida se le escapara del pecho. ¿Como dejarlo? Imposible. 

Cuando se alejó para respirar pausadamente, se encontró con los ojos oscuros del azabache analizando sus pensamientos. Madara lo miraba con curiosidad y condescendencia. 

•[ Una Apuesta Peligrosa ]• (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora