Capítulo 36 - Adiós

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Encontró a Mito Uzumaki dando un paseo por la aldea, cerca del parque de Konoha. Por lo que sabía, ella detestaba salir del palacio sin compañía; obviamente estaba intentando que el albino no la localizara. 

-Permíteme que te acompañe. - le dijo, ofreciéndole el brazo cuando ella se puso en pie  en el camino de piedra.

Con una suave sonrisa, la Uzumaki aceptó.

-Que galante estás hoy, cuñado.- 

-Yo no apostaría por eso.- caminando por delante de la bifurcación que los conducía al centro del parque rodeado de bonitas flores silvestres, Tobirama mantuvo la dirección hacia el lejano estanque. Empujarla a él comenzaba a parecerle la mejor idea que había tenido en todo el día...aparte de casarse con Madara Uchiha, naturalmente.

-Ah, entonces podrías responder a una pregunta.-

El albino enarcó una ceja. 

-¿Que pregunta es esa?-

-¿Por qué estamos dando este paseo gratamente vigoroso? Estoy convencida de que tienes algo mejor que hacer que disfrutar de la bonita aldea a mi lado.-

Se aproximaban al estanque a un paso bastante ligero. Tomando aire, él redujo el paso. 

-Eso depende de cómo respondas tú a mis tres preguntas.-

-Adelante, Tobi-kun.-

-Primero, ¿A quién enviaste dos cartas la semana pasada? Aquella que convenciste a los ancianos del consejo de que franquearan.-

La princesa lanzó una rápida mirada alrededor, como si deseara asegurarse de que ninguna persona conocida estuviera dando un paseo también.

-Kami-sama querido, haces unas preguntas demasiado personales...primero acerca de mi relación con Hashirama y ahora sobre mi correspondencia privada. Casi podría pensar que estás celoso, Tobirama.-

Sus evasivas confirmaron las sospechas del albino.

-En segundo lugar - dijo con frialdad, continuando por el camino curvo que bajaba la ladera de la colina. -¿Por qué enviaste cartas franqueadas a nobles del país en lugar de utilizar un shinobi mensajero o un ave mensajera?- deliberadamente matuvo las preguntas enfocadas sobre sí mismo y distanciadas de Madara; ya le había causado demasiados problemas sin añadir a Mito Uzumaki a la lista.

Sus mejillas de alabastro palidecieron bajo el buen aplicado colorete. 

-Oh querido, ¿alguien ha dicho algo sobre ti?- se llevó una mano al corazón, fingiendo inocencia mucho mejor que cualquier otra mujer que hubiera conocido. -Espero que no pienses que fui yo quien escribió a tu madre o a la madre de Uchiha Shisui porque te aseguro que no lo hice.-

Tobirama se detuvo, volviéndose de cara a ella. Guardó silencio observándola mientras ella paseaba la mirada de él al estanque que casi tenía a sus pies y viceversa, su expresión de inocencia pugnaba con la de horrorizada comprensión.

-Tobi-kun...-

-¿Hm?-

-¿En qué estas pensando?-

-Estoy decidiendo cual debería ser mi tercera pregunta. - se cruzó de brazos. -La que se me ocurre es: ¿Sabes nadar?-

Mito dio un paso atrás.

-No puedes hablar en serio.-

-¿Qué te hace creer que no?-

-¡Esto es absurdo!- bufó. -Cualquiera habría hecho lo mismo. Lo que sucede es que a mi se me ocurrió primero. Bueno... a mí y a Madame Shijimi. No puedo permitir que Hashirama se separe de mi, no ahora que mi pueblo necesita la protección de Konoha para mantenerse a salvo. Debo velar por los intereses de mi gente antes que por las opiniones de los demás.-

•[ Una Apuesta Peligrosa ]• (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora