Capítulo 40 - ★ Epílogo ★

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Madara sabía que Tobirama tenía deseos de hablar con él y el azabache aún tenía muchas preguntas que hacerle. Sin embargo, la madre del albino e Izuna hicieron el viaje de regreso al palacio de Konoha en el carruaje con ellos, decidiendo, sin duda, minimizar la posibilidad de cualquier falta de decoro antes de la boda. 

La boda. Casarse con Senju Tobirama. Apenas podía creerlo después de la pesadilla de aquella mañana. No obstante, él lo había dicho delante de testigos, y repetido varias veces, de modo que tendría que ser verdad. Madara deseaba que fuera verdad con todo su corazón.

-Podrías haber llegado antes y evitarle a mi Aniki parte de esa vileza.- comentó Izuna mientras tomaban el camino de entrada al palacio. 

Tobirama frunció el ceño, aunque apretó suavemente los dedos de Madara; no le había soltado desde que se encontraban en la cafetería de la academia, como si temiera que pudiera desvanecerse.

-Habría llegado antes si mi madre no se hubiera llevado el carruaje.-

-Si bueno, necesitaba hablar con Madara.- 

-Y yo quiero un informe de todo lo que se dijo antes de que llegara.- la ira asomó de nuevo al rostro del albino.

Madara negó con la cabeza.

-No, no lo quieres. Son padres; se supone que tienen que preocuparse por sus hijos.-

-Hm.- la duquesa sacudió una pizca de barro del abrigo de su hijo. -Me parece, Madara, que les preocupaba más arrojar comentarios despectivos e insultos.-

Era extraño tutearse de pronto con la madre de Senju Tobirama. Madara tragó saliva, una vez casados...él también sería un duque. 

Tobirama enarcó una ceja, luego hizo una mueca de dolor y se tocó la frente con la mano libre. 

-De modo que ahora estás de nuestra parte, ¿Madre?-

-Siempre he estado de su parte. Simplemente necesitaba cierta observación para determinar qué parte era esa.-

Izuna, con una leve sonrisa en los labios, se inclinó hacia delante para tocar a Madara en la rodilla.

-¿Cuando será la boda?-

-Tan pronto como terminen de decidir si seré hokague. No pienso correr riesgo de que intenten de emparentarme con una princesa como Mito Uzumaki o terminar sufriendo como mi hermano. Además...- levantó la mano de Madara, besándole los dedos. -creo que podríamos casarnos en la academia. Tus alumnos podrían asistir tranquilamente.-

-Mis antiguos alumnos.- le corrigió, la tristeza surgió en su corazón. ¿Qué sucedería ahora?

-Tengo algunas ideas sobre tu ex colegio.- murmuró el albino, como si pudiera leerle la mente. En cualquier caso, Madara estaba convencido de que podía hacerlo.

-¿Cuáles?-

-Más tarde.- repuso, cuando el carruaje se detuvo.

Tora abrió la puerta con Hashirama detrás de él.

-¿Y bien?- exigió el moreno, sonriéndole a Madara. -¿Estás bien? ¿Ganaron? ¿Tobirama perdió la apuesta?- 

Madara se había olvidado de la existencia del moreno hasta ese momento. Recordó entonces el anillo en su dedo. ¿Cómo decirle...que se iba a casar con su hermano? ¡Es que ni siquiera lo había pensado! Cuando Hashirama lo supiera, se le partiría el corazón, estaba seguro. 

Tobirama dio un paso adelante, y Madara dejó de respirar.

-Nos vamos a casar.- soltó el albino, mirando fijamente a su hermano y sosteniendo la mano del azabache con firmeza, en tanto este bajaba del carruaje, con la mirada fija en el suelo. 

•[ Una Apuesta Peligrosa ]• (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora