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Todo, absolutamente todo cambió desde el día que descubrió que no era lo que pensaba

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Todo, absolutamente todo cambió desde el día que descubrió que no era lo que pensaba. Literalmente su estilo de vida cambió por completo, que te digan que eres un omega luego de años de creer que eres un alfa es difícil, no le molestaba realmente, lo que en verdad le aterraba era algo más: sus compañeros.

Todos, excepto Mangel y Luzu eran alfas.

Fue tan repentino. Una mañana simplemente sintió horribles dolores de estómago y algo de fiebre, preocupado, fue con el doctor del pueblo. El hombre se asustó cuando lo vio entrar a su consultorio de esa forma, luego de tomar una muestra de sangre y analizarla le entregó unas pastillas.

Cuando preguntó para qué eran recibió la respuesta menos esperada. Eran supresores para omegas; cuando le dijo que no las necesitaba porque era un alfa el doctor casi quiso echarse a reír. Le mostró el análisis de sangre donde claramente decía todo lo contrario.

Se fue a casa con un sabor amargo en la boca.

Recibió tanta información nueva sobre su cuerpo, sus ciclos de celo y esos supresores que no podía digerir todo. Leyó las instrucciones que el doctor le dio escritas decenas de veces, era muy extraño, pero también comenzaba a sospecharlo; mientras sus amigos se encerraban en casa por sufrir ciclos de celo durante días él jamás los había experimentado.

Era extraño, realmente extraño. No quería que nadie lo supiera, solía pensarse que los omegas eran lo más bajo, incluso más bajo que un beta, que los omegas eran seres sumisos y obedientes que carecían de liderazgo. Si alguien se enteraba entonces quizá dejarían de respetarlo y temerle como lo hacían.

¿En serio no contaba con nadie? ¿Nadie podía escucharlo? Ahora temía por su vida, temía que algún alfa en celo se le echara encima y lo marcara, no lo soportaría.

¡Por supuesto que había alguien! Mangel, el único beta, quizá podría hablar con él y pedirle consejos, no sabía cómo se lo tomaría pero siempre fue una persona pacífica y amable, sería raro que se tornara agresivo o algo así.

Más que decidido, tomó su móvil y lo invitó a su casa, llegó en pocos minutos. Cuando la puerta fue abierta un golpe de preocupación le llegó al corazón cuando vio el rostro de su amigo.

-Hombre, Vegetta, ¿para qué me llamaste? ¿Todo está bien?- tomó de los hombros al mencionado buscando que lo mirara a los ojos. La única respuesta que recibió fue un desvío de mirada hacia el suelo.

Entraron a casa y caminaron a la sala, se sentaron, el ambiente era tan denso que podía cortarse con cuchara.

-Mangel, necesito que me guardes un secreto, promete que lo harás- sus ojos morados querían llenarse de lágrimas pero no podían, estaban bloqueadas. Tomó aire e infló su pecho para tomar el valor de soltarlo -Al parecer soy un omega...

-¿Es en serio...- Vegetta bajó la mirada listo para recibir cualquier comentario horrible pero lo único que recibió fue un cálido abrazo -¡Eso es genial! No te preocupes por nada, no es nada fuera de este mundo- finalizó el abrazo con unas palmadas en la espalda -Así que relájate. Guardaré el secreto, ¿bien? ¿Tienes supresores? ¿Ya conoces tus ciclos de celo?

-Sí y no, por eso tengo miedo, ¿y si me llega mi ciclo de celo estando con un alfa? ¿No es eso peligroso?

-Para eso son los supresores, solo debes tomarlos diario y no pasa nada- puso más seriedad en su mirada y tono de voz al recordar un detalle -Pero recuerda que debes tomarlos todos los días sin falta, no querrás experimentar un celo acumulado, o así lo llamo yo.

-¿Celo acumulado?

-No sé si así se llame- rascó su nuca avergonzado -Pero cuando dejas de tomar tus medicamentos es como si todos los celos que te evitaste se juntaran y llegaran, como... Ya sabes, un ciclo de celo más largo y más fuerte. En esos ciclos sueltas feromonas que pueden ser olidas por alfas a muchísimos metros, es aterrador, créeme.

Vegetta tragó saliva pesado, dios, ¿quién hubiera dicho que ser un omega sería así de difícil? Y si Mangel sabía eso entonces quizá a los betas también les pasaba.

[...]

Así pasaron alrededor de dos años, dos años enteros de tomar supresores y cuidar eso de "soltar feromonas". Al principio era difícil controlarlas y solía quedarse encerrado en casa para que nadie las percibiera, Mangel al ser el único en ese entonces en saber, le llevaba comida y más supresores para que no tuviera que salir.

Nunca supo en realidad cuánto duraban sus ciclos de celo porque jamás se permitió tener uno, pero investigando descubrió que en promedio podían durar de tres días a una semana.

Ahora Mangel no era el único en saberlo. Un año después de descubrir que era un omega comenzó a salir con Fargan, al principio era divertido pero cuando decidió revelarle su secreto empezaron los chantajes.

Odiaba ser la solución de los ciclos de celo de Fargan.

Sentía que ahora sólo lo necesitaba para eso, porque cuando creía que era un alfa le pedía espacio mientras estos pasaban.

La realidad era tan cruel, ahora estaba seguro de que los alfas sólo veían a los omegas como un objeto para saciar sus celos. El olor de Fargan ya tenía tiempo desagradándole, el increíble olor a café con leche se convirtió a algo amargo, un olor incómodo.

Pero no podía hacer nada más que aguantarse, cada vez que le pedía que terminaran era amenazado con revelar su secreto a todos.

Lo chantajeaba.

Estar en su cama ya no era algo romántico sino algo que le daba dolores de cabeza y estrés. Quería irse pero Fargan no lo soltaba durante toda la noche, era horrible estar atado a ese maldito sujeto. Quería irse a casa para terminar de decorar o construir pero no se lo permitía.
Lamentablemente se había acostumbrado a todo eso, lo odiaba.

Y esa noche fue una de esas noches.

-Vegetta- habló despertando y acomodándose en la cama sin soltar su cintura -¿Desde cuándo estás despierto?- No respondió, cerró los ojos para hacerse el dormido y que no lo molestara, pero ya era tarde, Fargan ya lo había percibido despierto -Oh vamos, no fui tan brusco, no te molestes, ¿sí? Sólo me descontrolé un poco, ¿o te lastimé? No, así que ya despierta- lo giró obligándolo a mirarlo.

Lo besó para darle los "buenos días". Vegetta odiaba esa mala costumbre, fingía amarlo después de haberlo llamado por nombres tan horribles, después de haberlo golpeado varias veces para demostrarle "quién era el alfa", haberlo chantajeado, haberlo obligado a tener sexo, haberlo amenazado y muchas cosas más.

-Me duelen las piernas, quiero dormir un poco más- se cubrió más con las sábanas. Habló en voz baja pero fue escuchado.

-Haz lo que quieras- se levantó molesto y caminó fuera de la habitación.

Su móvil sonó, atendió la llamada y la mirada se le iluminó cuando la voz de Willy, su mejor amigo, le habló. Quería que se vieran en un rato, emocionado, se levantó, vistió y salió de la casa de Fargan para ir al sitio donde habían quedado.

 Quería que se vieran en un rato, emocionado, se levantó, vistió y salió de la casa de Fargan para ir al sitio donde habían quedado

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Holis, ¿me dan estrellita? Los amo mucho, se la lavan ♡



Shoot Me ☆ RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora