Capitulo Once: ¿Qué título le pondrías?

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Tres días después me di de alta yo sola, pese a las quejas de mi doctora, firme mi responsiva y salí del hospital más delgada, ojerosa, cansada y destrozada que nunca. Paula me envió un mensaje pidiéndome disculpas pero tenía que hacer un viaje y por eso ya no volvió, solo le agradecí y lo deje pasar.
Mi vida estaba de cabeza Juana me mandó un mensaje anoche diciéndome que todas las cosas estaban ya en la nueva dirección, al menos la ropa, los libros y mis cosas personales de aseo, porque todo lo demás no lo tocó, lo que había en las cajas fuertes y el estudio que yo había ocupado esos años con ella.
Me duele la cabeza de una forma horrible, duermo llorando y despierto llorando a cada momento, estoy cansada de sentirme así y solo han pasado 5 días desde que me dejó, no sé cómo haré para sobrevivir una vida entera sin ella, subí a mi auto, salí por el estacionamiento ignorando a todos y a todo a mi al rededor, me puse unas gafas negras grandes que tenía en el auto y me dirigí al que era mi hogar hasta hace unos días, puse la radio y como no estaba la última canción que cantamos en vivo.
La escuché porque por más que quisiera no podía esconderme del mundo solo aparentar que todo estaba bien y que no dolía, que la vida seguía y no pasaba nada. Me estacione frente al edificio por última vez en mucho tiempo, tenía que dejar las llaves y todo lo necesario para que ella estuviera bien, estaba en modo automático definitivamente, cuando el portero me saludo solo sonreí por reflejo.
Dentro se escuchaba música, sabía que ella ponía música cuando se sentía estresada más la clásica sonreí tocando la puerta con la palma de mi mano y desee con toda mi alma que jamás cambiara eso de ella, que fuera feliz siempre aunque en este momento la odio con toda la fuerza que me queda a la par que la amo, escuché dentro como Ramón comenzó a hacer ruido por mi llegada y disfrute de está última vez, no abrí con mi llave, toque el timbre después de todo este ya no es mi hogar.
— Ya voy — respondió desde dentro mientras Ramón seguía como loco ella y yo sabíamos que esa fiesta solo no la hacía a alguna de las dos cerré los ojos respirando hondo. Abrió segundos después intente no verla de más pero simplemente ella es preciosa, bestia un overol azul desgastado con una playera blanca viejita, que amaba cuando pintaba, tenía el cabello amarrado de una cola alta y pintura amarilla en el mentón, siempre ha sido y será una mujer hermosa.
— Buenas — saludé lo más tranquila que pude — vengo por algunas cosas que no pudo empacar Juana y me voy — ella me miro sorprendida pero solo asintió, al entrar Ramón se lanzó contra mis brazos y lo cargue, lo bese, lo abracé y trate de no llorar porque hasta de él me tenía que despedir, si la vida se me terminó.
— Te extrañe tanto Ramón, te voy a extrañar tanto — le decía sin dejar de besarlo, y abrazarlo — perdoname hijo pero tal vez no nos veremos más por mucho tiempo pero se que tu mamá Poche te va a cuidar cómo nadie, cómo siempre. — Ramón me miro fijamente como si me entendiera y me rompió el corazón ver cómo poco a poco comenzó a llorar entre mis brazos, había llorando tanto estos días que me sentía seca, pero aún así salió una lágrima de despedida para mi hijo perruno.
Con el, entre mis brazos me dirigí al que era mi despacho, estaba mi laptop, unos documentos y la caja fuerte, tomé una mochila que siempre tenía en el despacho, baje a Ramón, guarde mi computadora, los papeles en la mesa, abrí la caja fuerte y saqué mis papeles, pasaporte, joyas y las escrituras de la casa que ahora estaban a nombre de ella, dinero en efectivo que tenía ahí, y la cajita del anillo que nunca le daría en la situación que me hubiera gustado el dolor de cabeza había aumentado y el cuerpo comenzó a fallarme pero tenía que tolerar esto, por mí bien,
Guarde el anillo que tenía en mis manos, por un momento pensé en dárselo pero se que eso sería estúpido y doloroso, la odiaba pero la amaba, recuerdo sus palabras:
"Pude cambiar todo, pero no quise y no pude hacerlo" esas palabras se habían convertido en veneno para mí cada que las recordaba y eso dolía mucho porque se terminó al final, seque mis lágrimas, maldita sea termine llorando de nuevo.
— No tienes porque irte de esta casa, tú la compraste y es justo que te la quedes porque es tuya — escuché su voz, estaba recargada en la puerta, antes de girarme guarde el anillo y me giré a verla.
— No es mi casa, aquí están las escrituras así que tomalas y deja todo cómo está por ahora — nos miramos a los ojos y vi el dolor en su mirada pero note su tranquilidad ¿por qué ella está tan entera mientras yo estoy destrozada? ¿Ya no me ama cómo yo a ella? frente ese último pensamiento, no tenía derecho de preguntarme eso cuando había echo ya tanto daño.
— ¿Qué haremos con la gira? — me pregunto tomando los papeles que yo le estaba dando, sonreí tristemente.
— Yo la haré, no tienes porqué ir aún estás recuperándote, después de eso te  juro que será como si nunca nos hubiéramos conocido, voy a desaparecer.
— No tienes porque desaparecer, de alguna forma todo tomara su rumbo eso tenlo por seguro — la mire atentamente, me alegraba ver que estaba bien y que había recuperado algo del peso que perdió en el hospital, se veía preciosa y la odie por eso porque me estaba destrozando frente a ella mientras estaba sonriéndome y hablándome como si fuéramos personas desconocidas.
— Seguramente — le contesté sin fuerzas, observé mi despacho una última vez, asegurándome de que todo estuviera en mi maleta, y ahí estaba mi manta preferida, esa que mandó a imprimir en una colcha hace ya muchos años, me dirigí a tomarla entre mis manos, ya estaba viejita pero seguía en buen estado, la tomé, la doble y la guarde, sería una tortura tenerla pero a la vez era de las pocas cosas que me quedaban.
— Quería cumplir esa promesa — me dijo y yo sonreí.
— Y yo debí cumplir las mías, pero al final siempre sale mal, porque no era lo correcto, aún no puedo creer que todo terminara, no puedo creer que me este muriendo ahora mismo y tú estés tan lejos, tan entera — yo y mi gran boca.
— Tiene mucho que ambas estamos lejos — me miro enojada y esa frase me bastó para tener la necesidad de salir corriendo de aquí con lo que quedaba de mi corazón entre mis manos.
— Adiós Poche, adiós Ramón — dije antes de tomar mi maleta y salir corriendo de ahí, deje mis llaves antes de irme y me giré a ver mi hogar por última vez, ¿que sentido tendrá la vida ahora sin ella?
— Calle, Vale me pidió que te dijera que necesita hablar contigo, contestale los mensajes por favor, te prometo que en algún momento podremos hablar de esto y te voy a explicar muchas cosas. De verdad no te tienes que ir de aquí.
No le contesté ya más nada estaba destrozada y básicamente echa una mierda en persona, me puse mis gafas, y escuchando los ladridos de Ramón salí de ahí, baje para encontrarme con un gran dolor en el pecho que no tenía descanso ni para respirar, subí al auto, y arranque directamente a una agencia de autos, vendí mi Mercedes y compre uno muy  discreto y común, quería desaparecer,  pase todas mis cosas a mi nuevo auto y arranque a mi destino, nuestro primer apartamento, era una sorpresa que le quería dar, lo había logrado comprar después de pelear mucho con su anterior dueño para que me lo vendiera.
Entre y el recuerdo de todo lo que pasamos juntas me arrollo, deje todas mis cosas en esa barra donde un día compartimos, era igualito a esos días y me solté a llorar con todo lo que tenía encima, con toda la desesperación que tenía mi alma en ese momento y lloré más al saber que ni todas mis lágrimas, ni todo el arrepentimiento que sintiera haría que las cosas fueran diferentes.
En ese momento el bucle se cerró y abismo me envolvió.

Continuará...

😍 Efecto Mariposa (Fuerza Interior)😍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora