Capítulo Sesentaicuatro: Me Cuesta Tanto Olvidarte

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Maratón 4/4

Olvidarte me cuesta tanto...

Era la frase que se repetía sin descanso en mi mente desde que llegué a Inglaterra se suponía que al llegar acá todo sería diferente y podría salir adelante sin problema alguno y que iba a ser sencillo pero nada de eso pasó, llevaba acá ya tres meses y aunque en mis calificaciones y en general era la número uno en cuestiones académicas pero me había vuelto algo así como una maldita ermitaña que ante el más mínimo indicio de contacto me alejaba y era una petulante y grosera de primera con quién fuera, aún no había hecho público nuestro rompimiento aunque era obvio e increíblemente Vale había cumplido con su palabra, no sabía nada de ella, lo cual era una gran noticia y por otro era demasiado fuerte porque mi necesidad de ella era muy fuerte, tan solo habíamos vivido casi 15 años dando vueltas al rededor de la otra.
— Señorita Calle, la directora solicita su presencia en su despacho de inmediato — dijo uno de los encargados de dirección al entrar a mi salón.
— ¿Será que por fin te darán tu merecido majestad? — me dijo una petulante rubia de ojos azules que si en efecto me odiaba porque la primer semana que llegue intento meterse literalmente en mis bragas un día que intento hacer algo conmigo al meterse desnuda a la ducha del gimnasio donde una vez más intentaba despejar mi mente de los recuerdos que tenía con Poché.
— Bueno al menos fui invitada y tienen deseos de verme — fue mi seca respuesta, mis compañeros en general soltaron una gran carcajada, ya que esa ocasión me enoje tanto que, salí disparada de la ducha, tomé su ropa y la avente por la ventana del gimnasio.
Me miró como queriendo matarme y simplemente me levanté, tomé mis cosas y haciendo una seña nada amable hacía ella seguí a la persona que que estaba esperándome la cual para variar también me veía con odio, lo acepto me había ganado a pulso la mala leche de todos acá, pero no me importaba en lo más mínimo.
— Pasa, toma asiento la directora llegará en unos momentos.
— Gracias.
Me quedé sentada viendo hacia el ventanal que tenía frente a mí, la oficina tenía un toque muy sofisticado, serio pero lleno de luz, todo estaba pulcramente ordenado, la habitación tenía un lindo color crema y los muebles estaban cuidadosamente combinados ente tonos rosados, blancos, grises y negro, lo cual me hizo regresar a un recuerdo tan profundo en mi corazón que aunque intenté no pude reprimir.
Acabábamos de llegar al apartamento nuevo y teníamos que elegir la nueva decoración, Ramón estaba brincando de un lado a otro todo emocionado por el nuevo balcón, acabábamos de quedarnos solas por fin después de todo lo que nuestros amigos nos ayudaron y ella estaba muy cansada.
— Por fin vamos a poder comprar un sofá grande para arruncharnos toda la tarde juntos como familia — dijo mi ex novia muy feliz.
— Bueno si eso sí, pero ahora solo quiero dormir — le dije tirándome en el suelo de la sala, encima de un cobertor rosado que se quedó ahí.
— Está bien amor a dormir — esa noche nos quedamos ahí en el suelo descansando juntos los tres en ese cobertor rosado, rodeados de todos los colores que en nuestro antiguo hogar habían definido nuestra historia.
— ¿Se encuentra bien señorita Calle? — escuché una voz a lo lejos y regrese a mi realidad, mire frente a mí a una mujer muy hermosa, como de 40 y tantos años con blanca como la leche con el cabello tinturado en color rubio dorado.
— Claro que sí — dije con la voz ahogada.
— Señorita Calle, está llorando — me miro preocupada, en seguida toque mi cara y lo comprobé, estaba llorando.
— Es verdad — sonreí por la ironía y busque en mi bolso un poco de papel higiénico o algo pero antes de encontrarlo ella me tendió un pañuelo desechable, la mire agradecida y seque mis lágrimas, me limpie la nariz haciendo un sonido gracioso y haciendo aún lado el pañuelo me quedé mirándola fijamente.
— Te mandé llamar porque varios de mis compañeros docentes han tenido más de un altercado contigo por tu actitud y tú forma de ser tan prepotente según mis maestros, y algunos alumnos, pero ahora que te veo dudo que esa actitud sea tú forma real de ser señorita Calle — me dijo amablemente.
— Claro que es mi forma de ser — me defendí, su mirada de alguna forma me había hecho sentir desnuda y eso me daba mucho pero mucho miedo por todo lo que despertaba en mi.
— Entonces debo informarle que pese a sus calificaciones perfectas sino cambia su actitud usted será expulsada a menos que pague completa su colegiatura — me dijo sería.
— ¿Cuánto es de la carrera? — le dije enojada, sacando mi tarjeta black, como si nada, se sorprendió.
— ¿No se supone que usted es becada? — me miro curiosa.
— Lo soy, pero por mis calificaciones, pero no por mí economía señora directora — le dije sin más mamona.
— No entiendo entonces quién podría darle una beca a una persona tan sin corazón como usted — me dijo poniéndose a mi altura.
— Usted no debería hablarme de esa forma sino me conoce señora — me levanté como un resorte.
— Me dijeron que habían enviado a un ser humano increíble de intercambio no a esta persona sin humanidad, creo que mi colega se equivocó.
— Antes de llegar a este lugar yo perdí mi humanidad — le dije conteniendo el grito de mi alma.
— No sé puede perder lo que no se ha tenido nunca — me dijo sería.
Me levanté como un resorte enojada, herida, molesta como solo podía sentirme en este momento como me había sentido desde el momento en el que llegue a esta ciudad, estaba dispuesta a pelear con ella y perder todo cuando entro un niño pequeño como de 12 años con su teléfono reproduciendo un vídeo que hizo mi corazón detenerse al escuchar la melodía.

"Sueño lo pienso, es la hora llevemos lo a la acción"

— Abu, lo encontré, la canción que escuche el otro día la encontré, es hermosa — le dijo él niño de piel morena caramelo muy parecida a la de ella, la directora no pudo detenerlo y vio el vídeo abriendo los ojos sorprendida al verme en ese vídeo.
Yo solo caí en la silla con las manos en mi cabeza y comencé a llorar, hiciera lo que hiciera mi historia con ella jamás se desvanece y ya no aguanto esto.
— Hijo será mejor que te vayas por ahora tengo que hablar con ella — escuché que le decía al niño.
— Toma, déjale el teléfono a mi Abu, se que te gustará — me dijo poniendo en mis manos nuestro vídeo juntas, cuando habíamos llegado a Disney cuando todo comenzo a crecer aún más, lo tome de sus manos y lo abracé contra mí pecho, no era justo, no era justo, no lo era yo la amaba con locura, no era posible que después de tanto amor todo terminara así.
Llore y lloré hasta que sentí los brazos de la directora contra mi, y fue bueno para mí porque pude expresar por fin después de estos meses de encierro en mi misma todo lo que viví, todo lo que he sufrido y como mi corazón y mi vida entera están deshechas desde que ella ya no está conmigo, como tomo mi corazón y lo destruyó con toda la ventaja que pudo, como odio nuestra historia, llore y le conté todo como pude sostenida entre sus brazos.
— Estoy muerta — fue lo único que dije.
— No, más bien has mostrado cual es tu verdadera fuerza interior.
— Lo peor es que aún la amo — seguí llorando pero más tranquila.
— Algún dia te voy a contar una historia querida pero solo puedo decirte que el amor el verdadero no tiene que ver con qué te amen o no, sino con la elección verdadera de amar, ella tenía razón, tú siempre elegiste estar o no estar con ella, a cada segundo, y lo curioso del amor es eso, saber que amas aunque no te amen y decidir si ese amor te va a destruir o será la fuente para seguirte fortaleciendo.
— Es que ya no puedo más — le dije destruida.
— Excelente, nadie te ha pedido que puedas con esto — me abrazó y me dijo al oído algo que le creí con lo que quedaba de mi fuerza, de mi misma — todo va a estar bien.

Han pasado dos semanas de ese encuentro y estoy sentada en mi casa frente a mí computadora dispuesta por fin a cerrar esta historia, se que no es ya necesario afirmar nuestra ruptura pero lo hago por mi, porque aunque me destruyó la amo y la ame con locura y gracias a ella soy lo que soy así que con todo mi dolor esta es mi despedida.

Este comunicado no es necesario...

Pero es indispensable para mí hacerlo por mi salud mental y la de ella, si, María José Garzón Guzmán y yo Daniela Calle Soto terminamos hace algunos meses, increíblemente no es por falta de amor que llegó nuestra despedida sino todo lo contrario, porque el amor es tan grande que el acto más grande de este es dejar ir más que quedarse aunque parezca ilógico.
Terminamos porque así estaba escrito y solo quiero decir que la amo y me amo con su vida, pero la vida a veces es eso comprender que la vida da antes de quitar, y el amor que nos tenemos se dio hasta el extremo y después terminó, no es culpa de nadie, ni de nada de lo que pueden pensar, nuestra historia solo podía darse de esta forma y concluyó así porque siempre nos amamos con intensidad no es su culpa, tampoco es la mía, es responsabilidad de ambas, el curso de la vida.
Mi querida Poché toda la vida esperaré que tú seas feliz, como yo lo seré, gracias por darme la oportunidad de descubrir mi verdadera fuerza interior y darme una vida tan hermosa como la que viví contigo, seré feliz por mi cuenta gracias a que ahora se lo que es la felicidad, saber quién soy y te doy la razón siempre fue, ha sido y será mi elección estar donde quiero estar.

Atentamente

Daniela Calle.

Publique mi estado y simplemente. Me recosté en mi cama y curiosamente aunque lo esperaba no derrame ninguna lágrima solo me sentí en paz y después de años pude dormirme tranquila y profundamente sola, en compañía de nadie más que yo misma.

Continuará...

Pd: Si tú quieres un día tendremos una vídeo llamada y podremos conocernos, al fin de cuentas no te he secuestrado.

😍 Efecto Mariposa (Fuerza Interior)😍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora