Capítulo Cuarentaicinco: Amor, amor, amor

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— Somos un par de chillonas amor — le dije cuando logramos controlarnos, creo que simplemente explotamos por tantas emociones juntas solo me reí por el puchero que hizo.
— Quedamos hechas un asco, llenas de mocos papeles por todos lados y maquillaje corrido por toda la cara — le dije limpiando mi nariz de nuevo a mi linda Poche.
— Pero creo que ambas lo necesitábamos — me dijo dándome la mano mientras se ponía de pie nos dirigió lentamente al baño de su recámara y en silencio nos seguimos la corriente, ella poco a poco me quito mi ropa y yo a ella, aún no me sentía con fuerzas para poder hacer algo con ella porque me dolía todo y ella lo entendía y me apoyaba, pero eso no quita que no me pueda dar un muy buen taco de ojo con la vista de su cuerpo.
— Daniela Calle mis ojos están acá — me dijo bromeando antes de quitarse su ropa interior (cucos) para poder bajarme los míos lentamente, la odie.
— Lo sé perdón amor es que me parece que están un poco más grandes y apetecibles de lo normal — le dije tomando sus pechos entre mis manos para comprobar mi teoría y vaya que la comprobé eran al menos una talla más grande.
— Agradece a mi nueva dieta y el cambio natural de mi cuerpo al entrar a los 30 ya casi — me dijo entre suspiros, yo no podía resistirme a darle placer así que me sacrificaría por darle un poco de placer a ella. Intenté sentarme en el retrete para tener una posición más cómoda, pero ella me sorprendió al mostrarme que dentro de la regadera ya había dispuesta una silla especial para duchas no era tan alta como para parecer una silla de bebé pero tampoco era tan baja como para ser una silla de tamaño promedio era de madera creo.
— Yo la mandé poner antes de irme mientras te bañabas porque me di cuenta que te costó mucho trabajo mantenerte de pié en la ducha aunque te mantuviste tan valiente y neutra como siempre — me dijo con un puchero yo solo me senté con cuidado — te conozco y sé cuándo intentas ocultar tu dolor.
Yo solo le sonreí y la invite a sentarse conmigo, lo hizo como si fuera un Koala creo que de ahora en más esa será mi posición favorita con ella en especial si está desnuda y puedo sentir su piel contra la mía.
— Así sea un año quiero que sepas que te amo con toda mi alma — me dijo abrazándome tan profundamente que sentí mi corazón ser apretado con mucho amor.
— Te amo mucho el tiempo que sea que estemos juntas — comencé a besar su cuello lentamente amaba hacer eso porque sentía como su cuerpo entero temblaba por mis caricias y eso me tenía tan excitada aún grado enorme, muy poco común en mí.
— Daniela Calle, no juegues conmigo sino vas a poder terminar con lo que empiezas — me dijo entre suspiros, yo la ignore y comence a bajar por sus clavícula hasta llegar justo a su pecho, donde poco apoco baje mis besos por el valle entre sus senos.
— No puedo hacer movimientos bruscos, así que más vale que te quedes quieta mi amor — me miro con los ojos entrecerrados pero no me detuve. Tomé sus pechos entre mis manos y me dediqué a disfrutarlos plenamente y con toda la calma del mundo me dediqué a no permitir que por ningún motivo fueran desatendidos, los amasaba, chupeteaba y succionaba sus pezones a consciencia y con verdadera hambre, mis manos poco a poco bajaron a su trasero hasta que sentí el centro húmedo de mi novia pero no la toque directamente, me dediqué a acariciar de manera superficial sus labios mayores y las ingles.
— Estás jugando conmigo de una forma horrible — me decía entre gemidos ahogados pero yo no tenía prisa, solo quería disfrutar de su calor de su cuerpo que ella supiera que es el ser más hermoso para mí, poco a poco mis dedos fueron entrando en ella cuando sentí como su cuerpo estaba tan tenso que no me iba a perder la deliciosa sensación de sus paredes succionando mis dedos.
Deje un momento sus pechos para regresar a su cuello donde por cierto es sumamente sensible, comencé a mover mis dedos dentro de ella por fin de manera veloz y poco a poco me centre en su cuello para darle más placer mientras con una mano no dejaba de tocar sus pechos y con la otra seguía dentro de ella, para más placer mío ella intentaba no moverse mucho lo cual me daba más placer porque ella estaba dominada por mí sentí el momento exacto en el que llegó a su orgasmo.
— Amor, démonos amor — dijo entre gritos una parte de mi no se cual en realidad aprovecho ese momento y deje un chpetón en su cuello, verla llegar de esa forma me tomo por sorpresa porque solo con el hecho de tocarla y ver cómo se corría yo me corrí violentamente. Ambas quedamos demasiado sorprendidas por eso pero satisfechas.
— Así que te prendo tanto que no necesito tocarte para que te corras eee — me dijo mientras comenzaba a besar mi oído y mi cuello, odio que haga eso porque sabe que eso me enciende más que nada en el mundo y siempre lo hace cuando quiere que tengamos algo más intenso.
— Por muchas ganas que tenga se hacerte llegar como una demente — le dije entre jadeos y un poco de quejidos por el dolor de mi cuerpo — no doy el ancho, aún me duelen demasiado los golpes — ella paro y simplemente me besó tiernamente antes de levantarse de mi regazo y abrir un poco el agua fría que le cayó a ella de lleno y después a mí.
— Tenía años que no me tocaba darme una ducha fría — le dije de muy buen humor pese al sufrimiento del cambio de temperatura.
— Ya se amor pero de no haberlo hecho así te juro que te como — continuamos platicando de todo y de nada dentro de la ducha, me ayudó a limpiarme el cuerpo, con cuidado y yo le lave el pelo lo más tranquila que pude, el caso es que nuestra ducha de no más de media hora, terminó siendo una ducha de una hora y media.
Cuando salímos de ahí mi maleta estaba por fin en la habitación de mi novia, me ayudó a cambiarme, me dio mis medicamentos para el dolor, desinflamar, vitaminas y todo lo demás que me mandó Daniela y me ayudó a realizar unas tareas de la escuela que me urgían, gracias a su ayuda toda mi tarea que tenía que realizar en un promedio de 6 horas mínimo la terminamos a en 4 pero toda, eran las 10 de la noche cuando se abrió la puerta, era Juan Carlos quién nos invitaba a cenar con él y Vale, habían preparado lasaña, pasta y también pusieron un poco de agua con gas y limón en el menú lo cual me hizo muy feliz.
— Y regresaron las conejas — fue lo primero que dijo Vale al vernos entrar — hermana mínimo deberías esperar a que tu amor se recupere ahora está más moreteada que nunca — se siguió burlando nosotras dirigimos nuestras miradas a la otra y lo vimos mi amor tenía un chupetón enorme justo en el centro del cuello del lado izquierdo.
— ¿Tengo un enorme chupetón? — le pregunté temblorosa y apenada, no tenía ni un mes que estábamos juntas y tenía años, demasiados años que Juan Carlos no nos veía pues con esas muestras de afecto tan tacitas en nuestra piel, me solté el cabello enseguida muerta de pena ante la mirada de mi suegro y mi cuñada.
— Es normal hija llevan tiempo sin estar juntas, hay la Juventud — dijo Juan Carlos molestándonos también.
— Solo espero que las pervertidas de tus tías te dejen dormir mi amor, porque cuando yo estaba cerca de ellas y eran más jóvenes daban miedo, tenía que dormirme con música a todo volumen por cualquier cosa — para rematarla el pequeño Carlos estaba muerto de la risa con lo que le contaba su mamá.
— Solo espero que no se les haga costumbre tener color en la piel porque sino me preocupare, a este paso seré abuelo de nuevo más rápido de lo que pensaba — siguió molestando Juan Carlos.
— Papá no seas malvado — le suplico Poché más roja que nunca yo ya no sabía ni dónde meterme.
— Bueno está bien pero no sé embaracen al tiempo por favor sería una locura si eso pasa, además creo que tendremos que poner algo para que no salga el sonido de las habitaciones, no quiero tener que dormir con música a todo volumen — juro por Dios qué Juan Carlos se estaba vengando de mi en este momento.
— Papá por favor — seguía diciendo Poché de un color morado ya, yo me senté nerviosa en la mesa enfrente de Vale que estaba que se moría de risa, tomé un vaso y me serví un poco de agua con gas para tratar de calmarme estaba tomando un gran trago para tratar de bajar la vergüenza que sentía cuando escuché lo siguiente.
— Está bien, está bien pero solo una pregunta más, ¿es verdad que no hacen las tijeras? — Poché se puso a gritar como loca, Vale soltó una carcajada tan profunda que se escuchó por todo el lugar y segundos después yo bañe a doña risas con el agua de mi boca, le cayó bastante en la boca abierta.
Comencé a toser cómo loca mientras Poché intentaba comprender que era lo que teníamos que hacer en ese momento, se acercó corriendo a mí, para auxiliarme, Vale seguía muerta de la risa y Juan Carlos comenzo a reír a carcajada pura y por si fuera poco el bebé con ellos.
— ¿Estás bien mi amor? — me dijo mi novia cuando supo que hacer.
— Si mi amor, ahora salvame de este momento tan bochornoso — le dije casi llorando.
— Nosotras saldremos de aquí ahora mismo — informo Poché entre enojada y avergonzada, yo solo la tomé de la mano y me apoye en ella para levantarme y salir corriendo de aquí.
— No, no, no esperen — dijo mi suegro intentando respirar con normalidad después de su risa incontenible, ayudo a limpiarse a Vale que estaba igual ahogada de la risa y nos hicieron sentar en la mesa, Poché estaba ya para este punto molesta y yo demasiado avergonzada aún.
— Bienvenida a la familia de nuevo Daniela Calle — me dijo Juan Carlos, se acercó para darme un gran abrazo y un beso en la cabeza — perdón por la broma pero se dio tan natural que no pude resistirme a molestarlas, pero quiero que sepas que me alegro mucho de que ustedes estén juntas de nuevo y de verdad espero que todo esté muy bien entre ustedes y no se dejen ir de nuevo por estupideces.
— Ahora si se pasaron por la broma mi papito — dijo Poche haciendo un puchero.
— Bueno pero ustedes nos hicieron sufrir a nosotros en el proceso mi quería hermana y mi amada cuñada se pasaron, porque vimos como se destruyeron pero nos alegra saber que están juntas, el tiempo que sea que dure.
Yo me solté a llorar enseguida como una bebé tenía tanto que no lloraba de felicidad extrañaba tanto a mi familia a mis Garzón.
— Los amo a todos — dije entre llantos últimamente estoy demasiado sensible y no sé porque en realidad pero me hace feliz sentir.
Nos quedamos platicando mucho rato y sobre todo riéndonos Juan Carlos se había preparado un jugo de alcachofa con pepino y zanahoria que en cuanto me llegó el olor se me hizo agua la boca, le pedí un poco y poco después comenzamos una fiesta improvisada ente nosotros, pusimos música para bailar, cumbias, salsas y pasamos una noche preciosa entre risas y alegrías.
Nos fuimos a acostar poco después de las 3 de la mañana, por fin a dormir, lo confirmo y lo vuelvo a confirmar amo estar con ella, amo ser parte de su familia y todo lo que nos rodea.

Continuará...

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