Capítulo Sesentaiocho: Poché parte uno

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Colgué y comencé a reírme como una loca dando vueltas en la cama que ocupaba en el hotel dónde me estaba hospedando en Colombia, tenía poco que acababa de llegar y con la llamada de Calle ya me sentía la mujer más maravillosamente bendecida del mundo, del universo de lo que sea que exista sobre mi y que hace posible este encuentro.
— Me parece que alguien enloqueció por completo por fin — me dijo Diana entrando a mi cuarto demasiado impactada por verme a esa hora del día feliz y haciendo ruido como loca.
— Hoy hable con ella Diana, hable con ella y su voz sigue siendo tan dulce tan hermosa como lo es ella conmigo, ella es hermosa y siempre ha sido muy linda y especial conmigo .
— Pensé que ya le habías llamado por su cumpleaños en la mañana — me dijo sentándose a mi lado, se veía muy tierna y graciosa con su pijama fe huevo, la había comprado con el pretexto de ser una digna acompañante para la nombre de huevo.
— Si pero ella me llamo a mi, claro para amenazarme respecto a mi presencia en la boda de mi hermana y decirme que soy una loca sin consideración por mí familia, así que saque ventaja, ella y yo sabemos que jamás dejaría sola a mi pulga en esa situación, aún así la convencí de que si quería que fuera ella tenía que ser mi compañera de baile toda la noche y acepto — le conté demasiado emocionada.
— Eso es todo amiga — chocamos las manos y nos reímos — ¿intentaras regresar con ella? — me preguntó sería esta vez.
— Siempre será mi primer opción regresar con ella, me equivoque y fui una reverenda idiota nos lastimamos pero este año lejos de ella, me demostró que si aún hay la más mínima esperanza de estar juntas la quiero tomar, la amo.
— ¿Qué harías si ella ya tiene alguien más en su vida? — me pregunto sería.
— Seguramente llorar, pero lo intentaria y si ama a esa persona creo que simplemente me iría de su vida y seguir adelante es lo adecuado, pero no pensemos en eso que me hiere el alma de solo pensar esa opción.
— Lo sé, sigo soñando con el momento en el que yo pueda regresar a ver se nuevo a mi amor, espero poder lograrlo — me dijo mi amiga con ojos tristes.
— Ya veras que el investigador que contratamos tendrá resultados, lo último que nos dijo fue que ella había estado un tiempo en España y si logramos seguir esa pista verás que la vamos a encontrar a ella y a tus hijos — le tome la mano y sonreí tiernamente.
— Eso espero porque sigo soñando el momento en el cual podamos salir adelante de esto y pueda volver a besar los labios de mi amada Támara y abrazar a mis hijos, te juro que cuando los encontrarnos seré la mujer más feliz del mundo y no importa el tiempo que me tarde pero te pagaré hasta el último peso de todo lo que has gastado ayudándome — me prometió muy solemne.
— Después vemos eso solo quiero que tengas la oportunidad de tener a tú familia de nuevo.
— ¿Cuándo vuelves a ver a tu amor, le dirás todo lo que has pasado? — me pregunto sería.
— Espero tener el valor — sonreí triste al recordar todo lo que viví este año.
— Sabes que nada de lo que te paso fue tu culpa, y que ninguno de nosotros pensamos que eso pudiera pasar ¿verdad? — me dijo triste.
— Ya sé, aún así una parte de mi se siente culpable, pero en fin trato de dejar de lastimarme por eso que pasó.
— Bueno, aún es demasiado temprano como para estar platicando a esta hora, volveré a la cama y te sugiero hagas lo mismo — me dijo regalándome una gran sonrisa.
— Descansa — le sonreí, le di un abrazo y un beso y se marchó mientras yo me quedaba sumida en mis pensamientos y recuerdos.
Después de que tuvimos esa plática en aquél hospital y que ella decidiera irse de mi lado las cosas en lugar de mejorar empeoraron.
Mi papá y Vale aunque lo intentaron ser imparciales y apoyarme pese a todas mis cagadas, al final, se vieron sobrepasados por todo y se enojaron mucho conmigo por como había hecho las cosas, nunca en mi vida los había visto tan molestos y tenían la razón de estarlo, me acompañaron a la clínica pero por un mes no supe de ellos, entendía que necesitaban su espacio y que esperaban que está vez fuera diferente y las cosas siguieran bien con Calle e intente que no me afectara, pero ese acto ese pequeño micro abandono me destrozo aún más ¿se podía estar más herida?, descubrí que sí en esos momentos.
Acababa de ver a alguien morir frente a mis ojos, él cual antes de morir y desde que comenzaron los problemas entre los dos y hasta el último segundo me hizo responsable de todo lo que había pasado en sí vida, había perdido de nuevo al amor de mi vida después de que mataran a nuestros hijos y a ella la amenazaran de muerte, justo en los días que yo había estado internada porque un médico se había hecho pasar por psiquiatra y me provoqué una sobredosis con alcohol y antidepresivos, el perderla esta vez era más fuerte porque yo sabía que en esta ocasión me odiaba con toda su alma al igual que su familia y mi familia me había dejado aún lado dándole la razón a mi ex novia de todo que yo la había cagado y que al final era una inmadura y tenían razón, y la tenían pero yo necesitaba a alguien que me ayudará a no sentirme tan miserable aunque lo fuera y mereciera todo lo que me pasó, así que caí en el abismo de nuevo, entre en depresión tan fuerte que pase 3 meses en completo silencio tenía tantas cosas en la cabeza, tanto dolor que no sabía que hacer, fue como si mi mente, el alma se me cerrará y no quisiera salir de ahí, la psicóloga al ver que no podía hablar o más bien no quería, me facilito todo para volver a pintar y lo hice, pinte cada una de mis pesadillas, cada una de las veces que entre llantos despertaba con tanta ansiedad que no podía respirar, varias veces tuve que presionar el botón de auxilio para poder evitar no se tal vez morir por mis ataques, mi papá, Vale, Nico y los niños me iban a visitar cada dos semanas pero verlos me llevaba de culpa y dolor pero sobre todo de irá al sentirme abandonada porque yo era su hija y ¿Calle fue la única que sufrió?, no las dos lo hicimos y por unos días la odié con todas las fuerzas que me quedaban para armarla, al final me abandonó, me encerré más que nunca, hasta que un día llego a visitarme Diana con ellos y pude hablar de nuevo, le había pedido por medio de una nota a Nico que la cuidará y al salir le pagará un sueldo por ir a mantener en condiciones mi casa, la casa que aún no habíamos tocado de nuevo, dónde vivíamos ella y yo hace años y al verla sentí que algo en mi alma podía ser salvado porque me abrazó y me dijo lo que necesitaba escuchar desde hace tantos meses.
— La cagaste muchacha, pero aún así mereces sanar— fue como un click en mi mente y por fin después de tantos meses pude llorar con libertad, porque en ese abrazo sentí que alguien me entendía, no me justificaba para nada pero me entendía y no me iba a juzgar.
— La vida es una puta mierda Diana — le dije con la voz ronca ante la mirada incrédula de mi papá y mi demás familia.
La psicóloga al ver que con ella avanzaba le permitió visitarme tres veces a la semana y conocí toda su historia el como su padre la golpeaba por haber cedido a hacer lo correcto para dejar de sentir atracción por las mujeres y como por eso había quedado embarazada, háblanos de como nos enamoramos y como perdimos a las mujeres que amos, ella me pedía que hablará con mi papá y Vale pero no podía, los veía y solo podía pensar yo soy los necesitaba, tal vez es un espejismo de tanto dolor como me decía mi psicóloga, aún no confiaba mucho en ella y los días eran horribles en más de un sentido.
Al suspender los antidepresivos no dormía casi nada y el tiempo que dormía eran ocupados por puras pesadillas. Despertaba y tenía que volver a pintar o llorar, la verdad perdi la cuenta de las veces que lloré al despertar o las veces que Calle me mataba en mis pesadillas o el cómo me rompía después de pasar unos meses sin poder decirles ni hola a mis amores, los cuales terminaron medio odiado a Diana porque ella me prometió que jamás hablaría con ellos de mis cosas y mi dolor. Lo cumplió tan bien que la terminaron odiado, un día solo me informaron que mi psicóloga se había ido, a los dos días habían cambiado a todo el personal femenino por masculino, a la semana tenía la sensación de que me vigilaban al bañarme, y al mes una atrocidad paso, logré llamar a Diana y firmando mi responsiva deje el internado.
Mi papá se enteró a los tres días, para ese momento yo ya estaba llegando a un monasterio que una vez Juli me enseñó en una de las tantas pláticas que tuvimos, ahí por medio de otros métodos y otros maestros lejos de mi familia pude llorar mi frustración el dolor de mi alma y me liberé de todo.
— ¿Sabes porque el dolor es indispensable en la vida? — me pregunto un día el monje que era mi maestro, guarde silencio al no conocer la respuesta — porque — continuo — solo así somos capaces de recordar que estamos vivos y solo el dolor nos enseña las cosas importantes si lo dejamos y fuimos con él.
Había pasado de Enero a Abril en la clínica ese año y me quedé en el monasterio 6 meses tratando de reencontrarme hasta que me sentí lista, para hablar de nuevo con Vale y mi papá, así que regresamos a Colombia y aunque como esperaba eso no salió nada bien pudimos estar tranquilos, Diana se había quedado en México tratando de averiguar algo que teníamos sobre una pista del paradero de su familia, ella pensaba que su papá había regresado a México así que ella hizo lo mismo.
— Sigues siendo imprudente — fue lo primero que me dijo mi papá entre lágrimas, yo intenté sonreír pero aún tenía la herida de esa época, se que son mis miedos pero descubrí que sanar no es rápido cuando se quiere hacerlo de verdad y que como todo es un proceso.
— Lo sé — fue mi única respuesta, supe que Vale se casaría, vi que todos seguían con su vida, mi papá increíblemente después de tantos años consiguió una pareja y parecía ser feliz con su secretaria y yo estaba estancada aún en mis pesadillas y el dolor.
Afortunadamente ya no gritaba cuando tenía estás pesadillas, pero siempre que despertaba no podía volver a dormir así que en una de esas tantas noches de insomnio fue que me enteré que Vale y Calle seguían siendo buenas amigas y que ellas habían podido rescatar su vínculo, y me sentí herida porque yo había perdido tantas cosas en este proceso y ellas podían avanzar y me sentí ajena una idiota, por ser la única que a pesar de todo no podía sanar sus heridas, esa madrugada me quedé llorando viendo a las estrellas desde las 2 am hasta las 7 de la mañana cuando una nueva estrella se mostró y simplemente me sentí encerrada, aún no estaba lista, llame a Diana para decirle que la alcanzaría en México ese mismo día, me dijo que estaba en un lugar llamado Guanajuato y solo hice mis maletas y me volví a ir, dejé una nota en la cocina de despedida pero antes de irme conseguí el nuevo número de Calle, quería reclamarle por que ella si logro seguir adelante y yo la amaba y la odiaba a partes iguales.
Estaba por subir al avión cuando recibí la llamada de mi hermana.
— ¿De nuevo vas a huir Poché?, eres una cobarde — estaba llorando.
— Vale tú, mi papá, Calle lograron seguir con sus vidas pero yo no, aún no puedo, perdoname por ser la idiota de siempre pero por un momento piensa que yo también perdí y salí herida de esto y no sé cómo seguir, perdí a mis hijos, al amor de mi vida, la comunicación y la seguridad con mi familia y al amor de mi vida y lo intentó, lo prometo que lo intento pero hermana, sino sigo siendo cobarde estoy segura que voy a morir — colgué la llamada y con lágrimas en los ojos, de nuevo, subí a un avión, estaba rota, totalmente rota y no sabía que hacer, Diana me recibió en el aeropuerto y no necesito saber nada me vio a los ojos y me abrazó.
Diana era una madre sin hijos a los cuales había extrañado y amado sin poder amarlos por años y yo era una chica con más lazos afectivos rotos que reconstruidos, que había perdido a su mamá a los 16, y que ahora a sus 30 y tantos estaba igual de perdida de que esa vez o más, ella no era mi mamá, pero era lo más cercano que tenía a una, y la necesitaba.
Decidimos quedarnos ahí medio año ya que ella había optado por inscribirme a un curso de Tanatología tenía miedo de que algo me hiciera y yo también tenía eso. La maestra se llamaba Elizabeth era muy buena y aprovechando que estábamos a mediados de octubre nos ayudó con varios temas sobre la conciencia de morir, y gracias a eso, a saber que aún respiro y que necesito reencontrarme fue que decidí luchar pese a todo y hacerme responsable de mi propia vida.
— Calle, mi papá, Vale, él no tienen la culpa de mis propias decisiones — le dije esa noche a Diana una vez que términos de cenar, ella solo me abrazó y me dijo que amar era también saber decir adiós, esa noche la noche de mi cumpleaños decidí llamarla porque quería cerrar esa historia con ella de una vez pero la escuché hablar y la vida se movió.

La amo...

La amaba...

La amare...

La extrañó...

¿Me extraña?...

Continuará...

😍 Efecto Mariposa (Fuerza Interior)😍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora