Capitulo seis: Angustia

467 33 2
                                    

Presente: ¿Qué es el presente?

Hoy se cumple un mes desde que estás en esta cama y día con día me siento más estúpida y culpable, mi mamá y mi papá, junto con mi hermana vinieron a verme una semana, fue el tiempo que pudieron acompañarme, una maldita semana, en la cual los regaños y los reproches no faltaron, antes de hablar conmigo hablaron con Vale y aunque me consta que lo intento, no hablar desde su herida y del enojo que siente conmigo no lo logro y la entiendo, pero es muy feo saber que no cuentas con nadie, tenía todo en mi vida gracias a Poche y su familia en algunas ocasiones gracias a mi familia pero eso se terminó. 
— Sabes Poche después de pensarlo mucho, he decidido que una vez que despiertes y me asegure de que podrás seguir con tu vida, yo dejare esta vida, estoy muy cansada, mis papás vinieron a verte con Juli y de verdad esperan que te recuperes como todos acá pero yo ya no puedo, se que al despertar ya no vas a quedar a mi lado y está bien tienes todo el derecho de hacerlo de dejarme y olvidarme, la doctora dice que escuchas a los que amas, y se que pierdo mi tiempo al hablarte.
Quiero que vivas y recuperes tus fuerzas para salir de esta situación, encontrar a alguien que merezcas y sabe tus heridas, eso solo que yo lo tengo la fuerza de verte hacer eso, estoy siendo fuerte en estos momentos pero ya no puedo más yo con esto verte casi sin vida es tremendo.
Mi mamá antes de irse no se cansó de remarcar que había actuado como una idiota y mi papá solo me veía con decepción, Juli intento ser empatica pero no pudo vi la furia y decepción en su mirada, o será que solo es el reflejo de lo que yo siento por mi misma, Poche me doy tanto asco en este momento que siento que toda yo soy un foco de asquerosidad — le dije sin tocarla, desde que tuvo el accidente no la había tocado por qué no quería que sintiera asco al despertar al saber que yo la había tocado.
— Sabes, Ramón ha estado bien, lo regresamos a casa de Juan Carlos y están tranquilos y el feliz porque está con su abuelito y Vale también está bien me agrada que al menos me permitan aún verte, aunque sabes desde el accidente, ninguno de los dos me dirige la mirada y menos la palabra más allá de un hola y un adiós amable.
Poche me siento tan sola, Kim, Laura, Lucía, Sebas, Mario todos te han venido a visitar pero sabes que desde hace mucho yo me encargue de romper esas relaciones y solo nos saludamos de manera muy cortes quisiera por un segundo poder acercarme a cualquiera de ellos y poder llorar como lo necesito, pero no es posible amor, cómo lo dijo Paul hace unos días, yo solo hago que todo esté podrido amor y no quiero seguir lastimando de esta manera a más personas de las que ya lastimé, seguro me mirarías muy molesta en este momento y me dirías que estoy actuando de una forma demasiado dramática y tienes razón, tal vez lo hago pero solo tengo a mi cabeza para hablar con alguien y a tí que todavía estás a mi lado.
Me quedé callada viéndola dormir, ahora los golpes ya no estaban, pero había bajado de peso porque pese a tener todo conectado para que ella pudiera comer no lo estaba aprovechando, no hay segundo que no quisiera estar yo en esa cama, para evitar ese dolor de verla así perdiendo la vida por mi culpa, quisiera ser yo la que éste en esa cama y saber que ella es feliz con su vida, si eso pasara se que me quedaría en coma sola hasta que la paciencia de mis padres o la energía en mi cuerpo se terminará sin nadie a mi lado.
— Buenas tardes Calle — escuché la voz de Juan Carlos a mí espalda, sonreí cansada, triste y preocupada, con el corazón cansado, era hora de irme de tu lado una vez más, al menos estoy practicando la despedida definitiva.
— Buenas tardes señor, regreso en la noche, con permiso — me levanté sin mirarlo me dirigí al carro a esperar a que pasaran las horas para poder estar con ella. Iba dando vuelta al pasillo cuando me encontré de frente con Valentina, su prometido y Paula.
— Calle — senti los brazos de Paula rodearme, tenía tanto que no me sentía un poco acompañada que fue como si ese abrazo activará un interruptor en mi y me solté a llorar desesperadamente con ella abrazándome.
— Me quiero morir, ya no soporto esto — solté por fin, sentía mi pecho tan lleno que poco a poco me comenzó a faltar la respiración, no ahora, no por favor, otro ataque de ansiedad no, le suplicaba a mi cuerpo por medio de mis pensamientos pero no me escucho, cómo raro. 
— Calle respira por favor — escuche la voz de Vale a lejos, tal vez sería morir ahora pensé, poco a poco todo se volvió obscuridad y yo sólo desee con todo mi ser ya no despertar si con eso Poche regresaba. Estoy desesperada no me importa a que precio solo quiero que despierte.
— Señorita Calle reaccione — escuchaba a lo lejos pero no podía abrir los ojos sentía como si mi cuerpo flotara y todo me sabía a fantasía.
— Señorita Daniela regresé — ¿cómo para que regresaría? me preguntaba muy en el fondo de mi alma. Ñ
— Daniela Calle regrese — comencé a ver una luz blanca que transmitía demasiada paz, a lo lejos pude ver el rostro de mi abuelita y quería correr con ella para que me abrazara, no quería regresar si ella estuviera viva me hubiera al menos escuchado un poco antes de juzgarme tanto como los demás lo hicieron. 
— Daniela por favor — seguían diciendo pero yo solo corrí más y más a esa luz. Quería a mi abuelita. Quería sentirme protegida y apoyada tan solo un poco por alguien, quería preguntarle qué tenía que hacer para que Poche volviera.
— Amor, regresa por favor — escuché su voz, fue como si un remolino de emociones y colores que me regresará de golpe, me incorporaré tosiendo como loca, poco a poco fui recuperando la visión, me recargue en donde pude aun tosiendo al sentir el aire entrar a mis pulmones de forma violenta y un tanto dolorosa.
Mire asustada buscando en la habitación a mi novia, pero no estaba había sido un juego de mi mente y eso me hizo sentir mal porque no había nada acá que me sostuviera. 
— ¿Cuándo fue la última vez que comió algo señorita Calle? — me preguntaron. Dirigí mi mirada hacia enfrente y me encontré con una médico de más o menos mi edad.
A su lado estaban Vale y Pau, la primera tenía puesta su mano derecha en su vientre como protegiendo a alguien o algo dentro de ella, lo supe en cuanto vi esa postura y abrí los ojos sorprendida, Paula estaba asustada junto a ella, ambas me miraban muy preocupadas.
— No lo recuerdo, llevo semanas sin sentir hambre — dije secamente, tenía mucha sed.
— ¿Cuánto tiempo lleva sin dormir bien, descansando en una cama tranquilamente? — la mire llena de ironía y enojo, le respondí hoscamente. 
— Cada que cierro los ojos una pesadilla peor que la anterior se hace presente, no he dormido bien en semanas porque no me gusta despertar gritando como una idiota si al final, no importa que tan fuerte sea la pesadilla, mi realidad no cambia — fue mi única respuesta.
— ¿Me podría decir cómo se hizo estos golpes? — me señaló mis muñecas, y antebrazos ayer antes de que entrara Elisa y Paul me dijera todo eso me había agarrado fuertemente para reclamarme haberle quitado al amor de su vida, me había sacudido por varios minutos, incluso me había soltado una cachetada en la mejilla, pero al menos había maquillado bien ese último golpe. 
— Creo saber cómo pero no tengo y no quiero tener que contárselo — fue mi seca respuesta, mi vista se dirigió a mis muñecas y brazos, estaba muy morado eso pero no dolía — ni cuenta me había dado que estaban ahí esos golpes para empezar — murmuré cansadamente, últimamente siento tanto dolor que estoy entrando como en una especie de adormecimiento que me impide sentirme más mal de lo que ya me siento. Pensé.
— ¿Algún familiar al que podamos contactar para que venga por usted? — solté una carcajada llena de ironía y lágrimas pese a todo me daba risa esa situación. Y yo sólo reía entre lágrimas para no volverme a romper llorando desesperadamente por el peso de mis decisiones y mi realidad.
— Si logra que venga mi madre desde Miami, mi papá de Europa o ni hermana desde Asia para cuidarme la admirare toda mi vida — dije destilando amargura — desde los 14 años en adelante comenzaron a ausentarse, ¿cree que se van a interesar por mí a mis 29? — la mire con odio por seguirme haciendo recordar que soy una inútil.
— Comprendo — dijo algo incómoda por mi forma de ser — señoritas — se dirigió a ellas, ¿para que siguen aquí? — la joven aquí presente tiene demasiada anemia, el desmayo que sufrió fue consecuencia de un ataque de ansiedad, combinado con la descompensación que tiene su cuerpo actualmente, está 10 kilos por debajo de su peso normal, tiene la presión baja y necesita dormir. Le voy a mandar un medicamento que le ayudará a dormir, necesito que duerma y coma o esto se pondrá peor y ella terminará hospitalizada no sé por cuánto tiempo.
— Cómo sea, ¿me puedo ir? — interrumpí bruscamente — me duele mucho la cabeza y me duele todo el cuerpo — me sinceré con ella por un momento, me sentía mal, iría a casa a bañarme, y trataría de descansar un momento, para regresar en la noche a cuidarla, a seguir al pendiente de Poche.
— Claro que sí, pero necesito que duerma al menos 8 horas para que comience a recuperarse y comas bien porque lo que haces parece parte de un suicidio lento, silencio y bastante agónico — me reí son ganas, casi fue un reflejo.
— Volveré a las 6 a cuidar a mi... — me quedé callada pensando en lo que diría con bastante tristeza lo dije — persona más importante y no voy a dejar de hacerlo porque este estúpido cuerpo no aguanté la situación.
— Yo me encargaré de que descanse y coma de manera correcta no se preocupe — intervino Paula al ver que la médico estaba por golpearme por necia.
La doctora suspiro cansada, le entrego el frasco y le dijo que me diera 15 gotitas para dormir hoy y el resto de los días solo tomara 10.
— No me voy a ir a dormir — declare, me puse rápidamente de pie pero al hacerlo todo me dio vueltas, estaba a nada de caerme al suelo y vomitar al mismo tiempo, claro si es que eso era posible ya que no había comido nada desde antier me parece, la verdad apenas y recuerdo cuando fue la última vez que ingeri algo de alimento, de manera decente. Vale me sostuvo antes de poder impactar con el suelo.
— Si amas a Poche lo harás, porque ya sabes que a ella nunca le gustó que te descuidaras, si la quieres hazlo por ella. — La mire sería pero no dije nada, lo único que me quedaba era el amor que le tengo y eso duele porque hasta eso desaparecerá pronto, pero aún así lo haría por ella una última vez.
Salimos en silencio de ahí, Vale le dijo a su prometido que esperara un momento que me llevarían al apartamento que sí se quedaba con su papá por cualquier cosa, el aceptó y antes de que Vale se fuera poso si mano en su vientre, confirmándome lo que yo ya sabía, me sentí feliz por ellos, Paula me llevo en su auto, sin darme tiempo a replicar durante el camino permanecimos en silencio todas, no sabíamos que decir en realidad, me acosté en el asiento trasero del auto me daba vueltas todo y el cuerpo y la cabeza no me dejaban de doler desde hace rato.
— ¿Cómo te hiciste los moretones esos en las manos? — me dijo Vale enojada y preocupada.
— Paul fue a ver a Poche ayer y a recalcarme que merecía estar muerta por todo el daño que le había echo a su chica, o al menos en el hospital pero Poche no, discutimos de muchas cosas y hubo un momento en el que me tomo fuerte de las manos y los brazos, yo pienso que fue en ese momento cuando paso, no lo recuerdo — dije sincera, sin abrir los ojos, me sentía tan cansada por todo.
— Él fue el que te dijo que merecías morir, el que te metió esa estúpida idea — afirmó mi ex cuñadita.
— Solo afirmó lo que mi mente ya piensa — no tenía fuerzas para seguirlo negando, era una especie de Zombi sin fuerzas.
— Llegamos — interrumpió Paula antes de que nos pusiéramos a decirnos de palabras Vale y yo por mi azotado estado de ánimo, afortunadamente el hospital quedaba muy cerca del apartamento.
Me ayudaron a bajar y el portero me lleno de preguntas que no quise y tampoco pude responder, llevaba demasiado tiempo lejos del apartamento y las noticias locales todos los días a todas horas hablaban de mi novia y su poco notable mejora, Pau fue la que hizo el milagro por mi logró que se callara y no me preguntará más nada.
En cuanto entramos al apartamento un olor a podrido nos llegó mire mi casa y los ojos se me volvieron a llenar de lágrimas, las flores que con tanto esmero había elegido para esa noche, las cuales adornaban toda la casa estaban muertas, junto con el mal olor de la comida que nunca abrimos eso era un asco total muy semejante a lo que yo era por dentro estos días.
— ¿Qué paso aquí? — preguntaron sorprendidas.
— No he regresado a casa este mes, y todo sigue igual que cuando me fui, solo que ahora está podrido, me mudé parcialmente a mi auto para no despegarme de Poche, he estado yendo a un baño publico que está a dos cuadras del hospital para poder hacer mi aseo personal y regresar, yo pensé que volvería con ella esa noche y quería que vieras todo lo que había preparado para ella, para pedirle que fuera mi esposa por fin después de tantos años — mire todo y ante mis ojos podía ver la belleza del apartamento de esa noche camine como autómata a nuestro cuarto donde miles de imágenes se reproducían al mismo tiempo, desde las más bellas hasta las más dolorosas y los pétalos que adornaban nuestra cama con un mensaje que decía¿te quieres casar conmigo? estaban tan marchitos como esa realidad de algún día poder hacerle esa pregunta.
— Metete a bañar, nosotras nos encargamos de limpiar todo esto — fue la orden de Paula yo solo me dirigí a sacar la ropa que ocuparía y una pijama de mi amada que le encantaba, me metí a la ducha y deje que el agua fría me despertara un poco de mi ensoñación, tenía la cabeza recargada en la pared cuando comencé a llorar con desesperación no se cómo termine en el suelo de la ducha, abrazada a mis piernas sin poder parar de llorar ¿alguna vez has llorado tan intensamente porque tu vida perdió el sentido? si no es así, deseo que jamás lo vivas porque aunque de eso dicen que aprenderás mucho te destroza por completo. 
— Dani yo te ayudo ¿vale? — escuché la voz de Paula creo, me ayudó a levantarme del suelo, acomodó el agua de la ducha y me me termino de bañar, me puso la pijama, seco mi cabello y me hizo tumbarme en nuestra cama, me arropó y me dio un vaso de agua, y un yogurt bebible que me hizo tomar. 
— Come, por favor Calle — me dijo Vale triste, aún veía esa furia en ella pero también veía lástima, lo que me faltaba ahora daba lastima.
— Tengo el estómago cerrado desde hace días no puedo, de verdad no puedo — suplique por un segundo que me entendieran y dejarán de obligarme a cuidar de mi. 
— Hazlo por mi hermana, pase lo que pase entre ustedes sabes que odia preocuparse por alguien que ama cuando se enferma — el recuerdo de la enana enojada fue suficiente para que yo comenzará a comer aunque fuera un poco.
Me había preparado una pechuga de pollo con verduras y una sopa caliente, y aunque lo intente no iba ni a la mitad de la comida cuando me dieron unas enormes ganas de llorar, y llorar. En conjunto con unas enormes ganas de vomitar era como si mi cuerpo se negara por completo a seguirse sosteniendo en esta dolorosa realidad.
— Tomate este vaso de agua y descansa Calle — solo hice lo que me dijeron, Paula me dio un vaso de agua más donde puso las gotas que nos dio la médico hace un rato.
— Te juro que esto se va a solucionar — escuché la voz de Pau antes de quedarme dormida.
— No me mientas, no lo hagas porque cuando eso no pase me dolerá más por guardar una estúpida esperanza — fue mi única respuesta, mi cuerpo poco a poco perdió su peso y comencé a volar, y volar solo quería descansar un poco para volver a su lado.
Comencé a ver miles de colores dentro de mi sueño, había miles de plantas y cosas tan hermosas que nunca había visto, caminaba, volaba, o flotaba no lo sé bien solo se que iba buscando a alguien con desesperación como si ese alguien tuviera una respuesta para sostenerme.
En mi sueño seguía avanzando, hasta que a lo lejos comencé a ver un campo de flores de miles de colores, quería ir ahí, camine con más rapidez y justo en el centro había una persona que de lejos no podía ser otra más que mi amada Poche, era su complexión, corrí para llegar a su lado.
— Amor, por favor regresa, amor te amo demasiado, amor, amor, amor hay tantas personas que te esperamos, lo voy a arreglar te lo prometo, no me verás de nuevo sino quieres pero vuelve — le decía casi sin sentido de lo emocionada que me encontraba por verla despierta aunque fuera de espaldas.
Estaba de espaldas a mi, vestía completamente de blanco, su cabello era completamente negro, logré llegar a su lado, cuando logré llegar a su lado me quedé helada, era como Poche, pero no era ella.
— Hola Daniela ¿Cómo has estado? — me quedé muda.
— Tú eres... tú eres.
— Soy Martha la mamá de Poche espero me recuerdes aunque sea un poco, creo que tú y yo tenemos muchas cosas de las cuales hablar.

Continuará... 

😍 Efecto Mariposa (Fuerza Interior)😍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora