Capítulo Cincuentaidos: Océano

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Estaba alucinada por toda la situación  que estaba viviendo, no sé cómo se las había ingeniado para lograr que llegara hasta Cartagena sin saber mi destino.
— Te amo mucho mi amor — le dije en cuanto subimos a la limosina que nos esperaba fuera del aeropuerto, ¿cómo demonios había logrado todo esto? no lo sé pero era algo que amaba de ella su capacidad para sorprenderme.
— ¿Qué tanto nos vamos a tardar en llegar a nuestro destino? —le dije al pidió, mientras tomaba su mano lentamente y la dirigía a mi pierna lentamente.
— Como 40 minutos más o menos, ¿por qué? — me preguntó tranquila sin adivinar mis intenciones aún, lo cual me encantó.
Tomé el mando y cerré el campo de visión que tenía el chófer a la parte trasera de la limosina y subí un poco la música para que no escuchará nada.
— Por qué me puse este vestido con una fantasía en mente esta mañana y quiero volverla realidad ahora mismo.
Lleve su mano a mi zona íntima la cual ya desprendía un calor agobiante, ella me miró sorprendida pero me siguió el juego, afortunadamente mi amor también llevaba una hermosa falda de manta que le llegaba hasta las rodillas color beige, lleve mi mano a su intimidad y mirándola a los ojos se lo dije lentamente al oído.
— Siempre quise hacerte el amor y que me lo hicieras con un poco de riesgo de que alguien nos viera — sentí como se estremeció me beso en seguida y yo introduje mi mano dejando de lado su ropa interior ella enseguida hizo lo mismo conmigo, estábamos demasiado excitadas, nos hicimos cuanto pudimos siempre vigilando que el conductor no abriera la ventanilla para espiar, ambas llegamos en menos de diez minutos de placer.
— Eres tan sexy mi amor — me decía al oído, amas después de nuestros orgasmos, nos limpiamos como pudimos con un poco de papel que siempre cargaba yo en mi bolsa y pasamos el resto del viaje con los labios pegados, mordiendo los labios labios de la en conclusión besándonos con verdadero gozó y deseo.
Llegamos al hotel poco después, despeinadas y con los labios hinchados de tantos besos que nos dimos y fue maravilloso, bajamos como si nada de la limosina con una mirada cómplice. Y nos amamos por medio de nuestras palabras, de nuestros gestos, de nuestros labios, en sí de nuestra existencia mutua.
— Tengo una reservación para las 4 de la tarde en un hermoso restaurante que está cerca de aquí, ¿quieres ir a pasear un rato o quieres ir a descansar? — me pregunto con una gran sonrisa en la cara.
— Yo lo que quiero es ir ahora mismo a esa habitación y terminar lo que iniciamos en ese auto mi amor — le dije al oído dándole una nalgada lo más "disimulada" que pude, haciéndola reír, un chico del hotel nos ayudó con nuestras maletas y nos dirigió al cuarto del hotel que nos correspondía, en cuanto se abrió la puerta mis ojos se llenaron de lágrimas, la habitación era idéntica al lugar en donde tuvimos nuestra primera vez.
— ¿Cómo lo hiciste? — le dije con los ojos llenos de lágrimas, era literalmente mi habitación de cuando tenía como 18 años, un lugar que significó tanto para ambas.
— Tengo grandes amigos y muchas ganas de hacerte feliz — me dijo sonriendo mientras le entregaba al joven que nos acompaño una gran propina al parecer por la cara que puso o simplemente esta que se muere porque se dio cuenta que somos pareja, si mi cielo esa pitufa es mi novia.
En cuanto el chico se marchó me lancé a sus brazos y la besé con tantas ganas que sentí claramente como poco a poco la tensión sexual que traíamos encima explotó y nos llevó por un remolino de emociones y sentimientos que no pude más que entregarme a ellos, esa ocasión hicimos el amor de una forma tan intensa que perdimos la noción del tiempo y nos quedamos rendidas en la cama después de amarnos con locura y pasión.
Me quedé dormida tan plácidamente en sus brazos que no sentí cuando se levantó de mi lado y mucho menos cuando se volvió q meter entre las sábanas.
— Mi vida hermosa, mi cielo — me decía mientras me besaba los hombros, los brazos, los labios, ya tenía poco que me había despertado pero seguía sin abrir los ojos porque quería seguir sintiendo sus caricias en mi cuerpo, llenas de amor y ternura.
— Mi amor, no seas tramposa y abre tus ojitos mi cielo, vamos a llegar tarde — comenzó a acariciar mi cuello con sus labios y mis piernas con su otra mano.
— No y si sigues haciendo eso menos vamos a llegar a tiempo — le dije soltando suspiros de placer seguía sin abrir los ojos pero ahora estaba súper acomodada y dispuesta a seguir disfrutando de sus caricias.
— Eres una tramposa — me dijo echándose encima mío de plano para que me despertara, pude sentir como ella ya estaba parcialmente vestida y eso me hizo quejarme porque yo no quería dejar de sentir su piel contra la mía sin nada que se interpusiera.
Decir que ese fue el fin de semana más hermoso del mundo es corto, cada día que pasamos ahí iba acompañado de una hermosa cita una cena o comida, ese día en la noche abrí uno de los sobres que me entregaron en el aeropuerto y terminé llorando como una idiota al ver una hermosa pulsera tejida a mano con mis colores favoritos que tenía en el centro dos muñequitas pequeñas tomadas de la mano, la carta que me dio era preciosa sin promesas de por medio.
— Para lograr este unidad debe vivirse día con día y eso es lo que quiero hacer contigo, vivir cada segundo que sea dado.
Después de eso me llevo a una cena hermosa tipo juego de Gemelas cuando intentan contentar a sus padres y fui feliz como niña chiquita, ella sabía que desde hace mucho mi sueño era hacer algo así, pero ella lo hizo más especial, toda la noche hubo música que siempre tuvo que ver con algún detalle hermoso de nuestra historia, todas las canciones del libro, nuestras propias canciones, las que nos dedicábamos cuando teníamos poco de haber iniciado nuestra relación de amigas con derechos.
— ¿Cómo haces para que todo siempre sea tan mágico? — le dije bailando con ella a la luz de la luna de cartón que ella había hecho dándome mucha ternura y risa porque podríamos haber bailado arriba en popa pero ella no quería que este baile terminará por nada del mundo, estuvimos besándonos y bailando en ese lugar hasta que dieron las 8 de la mañana del día siguiente, salimos felices y abrí de camino al hotel la última carta y saqué una hermosa pulsera con un muñequito de un Pug y un Gatito y volví a llorar.
— Si quieres mi amor seguiremos juntas y haremos de estos dos nuestra familia, con el tiempo y si se puede tal vez podamos tener por fin los hijos que soñamos juntas — me dijo abrazándome por la cintura y yo sólo pude seguir llorando y llorando de emoción por todo, llegamos al hotel e hicimos el amor con energías renovadas, me quedé dormida hasta que llegamos al cielo por cuarta vez.
Después de eso nos quedamos ahí en la cama hasta que llegó la hora de la segunda sorpresa, me llevo a conocer de noche el océano, habían puesto una hermosa atracción debajo del mar cerca del hotel y me moría de amor cuando en una no se cómo diablos lo logro pero hizo que una serie de peces preciosos hicieran un letrero que decía:

😍 Efecto Mariposa (Fuerza Interior)😍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora