Capítulo Cincuentainueve: Despedida

435 40 9
                                    

Desperté desorientada en mi cama muy adolorida y cansada me incorpore rápidamente cuando recordé lo último que vieron mis ojos antes de perder la conciencia y me encontré con mi mamá y mi hermana quienes me miraban con preocupación.
— Díganme que todo fue una pesadilla por favor — comencé a llorar.
— No, lamento decírtelo pero no fue hermana, Ramón y Canela fueron llevados a un veterinario pero ya estaban muertos, arrestaron a la mujer pero lo siento hija — dijo mi mamá llorando conmigo, intente levantarme pero sentí un dolor enorme que me recorrió todo el cuerpo.
— No te levantes aún, mi bebé — dijo mi hermana preocupada. — Cuando atacaron a la tipa esa ella se hecho contra ti y encima de ti cayó el peso del guardaespaldas y de ella por el impacto tienes un hermoso cardenal en la cara y el cuerpo adolorido — me explico.
— ¿Qué hora es? — pregunté entre lágrimas.
— Van a ser las 6 de la tarde — me levante con mucho cuidado y me dirigí a mi espejo en efecto tenía prácticamente la mitad de la cara con un horrible color verde casi morado y los ojos hinchados de tanto llorar.
Me dirigí lentamente hasta mi ropero y comencé a sacar un cambio de ropa y toallas para bañarme, aún tenía que ir a ver a Poché, esta noticia se la tenía que dar yo.
— ¿A dónde vas loca? — me dijo mi hermana angustiada.
— Iré a cuidar a Poché y esta noticia se la tengo que dar yo, eran al final nuestros hijos y han muerto a manos de un par de locos y quiero pasar este momento con ella — llore de nuevo, ya no me dijeron nada.
Me metí a bañar sintiendo la tristeza y la desesperación sobre mis hombros, me habían intentado matar y eso no tenía razón de ser más que la idea de una persona extremadamente idiota que creía que así me iba a separar de Poché aunque ahora mismo no se cual sea su posición al ver esto que pasó, de una forma o de otra creo que los dos perdimos en esta contienda y el corazón se me destroza al pensar que de verdad está historia no tiene un final feliz o agradable.
Me cambie, me puse otro conjunto de Adidas era una playera blanca con rayas azules horizontales, un pantalón color azul marino y una chamarra del mismo color, era bastante abrigador y su calidez increíblemente me lleno de tranquilidad lo cual me hizo estar en calma un momento.
Tome mi teléfono 6 vi la hora, eran apenas las 6:10 pm así que abrí el chat con mi psicóloga y simplemente agende una cita para dentro de 3 días, revise mis correos y me sentí extraña al ver ya la respuesta de la universidad de Londres dándome la bienvenida, me explicaba el correo que tenía la opción de vivir en el campus o cerca de él y que al ser un año sería algo así como un programa intensivo en donde me darían varias formas de trabajo para poder concluir la meta de ser una licenciada acreditada en 1 año de estudios más 6 meses de seminario para titulación opcionales a tomar allá o acá en Colombia.
Mire el correo sin saber que hacer, hace algunos años eliminé de mi vista la respuesta de la universidad para poder salir adelante en mi relación con Poché y no sabia como es que habíamos terminado en el mismo punto pero ahora con una historia demasiado lastimada que me hace querer llorar de manera constante porque me siento perdida.
Suspiré tratando de tener paz y simplemente salí del baño, aún teníamos que atrapar al otro loco porque si esta idiota le había hecho lo que le hizo a mis hijos no quería saber que era capaz el otro de hacer, aun siento miedo al recordar como se sentía la pistola en mi cabeza es una sensación de verdad lastimosa y demasiado fuerte que no puedo y no quiero volver a experimentar porque me hace temblar por completo. Terminé de arreglarme, deseche la idea de maquillarme al darme cuenta que según pasarán las horas esta marca en mi cara iba a empeoraria y solo me dedique a seguir avanzando para poder salir a comer algo y preguntar que habían hecho con los cuerpos de mis hijos.
— ¿Qué hicieron con los cuerpos de mis hijos? — pregunté logrando que mi mamá y mi hermana saltarán asustadas en la cocina lo cual se me hizo un poco gracioso, más tomando en cuenta que mi hermana tiro un recipiente lleno de avena que tenía en las manos.
— Mi papá le pido al veterinario que los incinerara para que cuando ustedes decidieran hicieran la ceremonia correspondiente a sus necesidades — me dijo mi mamá una vez que se recuperó del susto que tuvo.
— Gracias — susurre viendo las cosas de Ramón y Canela regadas por todos lados en el apartamento, mi alma dolía al ver al miko de mi niño a lado del ratón de goma de mi Canela los tomé entre mis manos y los abrace contra mi, derramando lágrimas.
— Tienes que comer algo si quieres ir con Poché , ya es tarde así que más vale que te apures — me dijo tiernamente mi hermana, quitando de mis manos los juguetes de mis hijos. Comí en silencio ante las miradas preocupadas de mi madre y mi hermana para posteriormente ponerme en la cara una crema que dejó Daniela para mi rostro, según me contaron la llamaron para que me revisara ya que no respondía las calmo diciéndoles que si me había desmayado pero que después solamente dormía.
— Mi niña, ¿te llevamos al hospital mi niña hermosa? — me abrazo mi mamá al ver que aunque lo intentará no podía comer mucho más del par de cucharadas que le había dado a mi sopa de pollo y las tres mordidas que le di a mi arepa.
— Si mamá, por favor — le sonreí de medio lado cansada.
— ¿Qué está pasando contigo hermana? — me pregunto Juli impaciente.
— Como saben termine con Poché y creo que con esto que pasó esta más que claro que las cosas entre nosotras están muy mal y parecer que ya no hay remedio — comencé a llorar, estaba muy sensible, estaba rota — acepte por fin el nuevo inicio que me da Inglaterra y me iré a vivir allá en tres meses, quiero vender este apartamento y todo lo que hay de aquí, mamá — me giré a verla, ella me miraba con una gran tristeza y pena y eso me hizo doler más el corazón — ¿puedo quedarme contigo en lo que emprendo mi viaje? — ella solo me sonrió y me abrazó contra ella con fuerza como dándome esos abrazos que intentaban reparar algo, que intentaba darme esa magia, pero estaba tan dolida, tan vacía que no funcionó.
— El tiempo que sea necesario — solo sonreí como pude y Juliana me abrazo también, en silencio.
— Le llamaré a una de mis amigas que vive por dónde está la universidad a la que irás para que te consiga un apartamento y pueda amueblarlo, tal vez en un mes puedas irte sin problemas — me dijo mi hermana.
— Me iré en cuanto capturen al mal nacido de Paul no me iré de acá hasta saber que ese idiota no podrá tocar ni destrozar más a Poché de lo que ya lo hizo, y solo así me podré ir tranquila de aquí — declare. — En cuanto ponga un pie en la cárcel yo me iré en el avión sin regreso próximo, necesito regresar a mi misma y no puedo hacer nada acá con todo tan fuerte, me rendí — declare y ellas me miraron asombradas.
Nos quedamos en silencio. Me levanté para ir a la clínica y el resto del camino estuvimos en silencio, entramos por atrás ya que seguían muchos periodistas fuera del hospital y no quería nada ahora de ellos, mi hermana me dio un emparedado y no me dejó bajar del auto hasta que lo comí y solo acepté, Vale llegó poco después y simplemente me abrazó y lloro un poco en mis brazos Ramón era importante para ella y también quería a Canela mucho.
— De verdad descansa mejor Daniela, estos golpes son muy feos no quiero ponerte en peligro, yo puedo decirle a Poché que pasó — me separé de ella y seque sus lágrimas con mis manos.
— No pasa nada Vale, esto es algo que nos corresponde a las dos, al final eran nuestros hijos y necesito decirle yo — la abracé, la extrañaría tanto.
— Nada de lo que está pasando y como pasó lo merecen Calle y estoy muy enojada por eso la vida no es justa, ustedes podrían ser felices si nada de esto hubiera pasado — lloro.
— Ya no estoy tan segura Vale, la verdad es que todo esto es muy confuso y no veo con claridad a mi al rededor, estoy cansada y al parecer estar cerca de ella nos pone en peligro a las dos, la amo con locura Vale, pero acepto que tal vez ya no es momento de seguir unidas como antes — le dije con toda la calma del mundo.
— ¿Te rendiste? — me pregunto con lágrimas en los ojos.
— No puedo pelear por las dos todo el tiempo y ella en este momento está igual o más herida que yo, ya nos hicimos más daño que nunca Vale, solo esperaré a que atrapen a ese idiota y me iré, pero tú, Juan Carlos y mi pequeño ahijado siempre contarán conmigo al igual que Poché, porque siempre los voy a amar — la abracé derramando un par de lágrimas.
— Esto no es justo — lloro y solo me abrazó.
— Yo amo a tu hermana con el alma, y por eso debo irme y dejarla ir, no tiene caso seguir tirando en una situación que ya no da para más — ella solo me sonrió, me abrazó una vez más, y se fue con mi mamá y mi hermana, me puse las gafas negras y entre con el corazón hecho un nudo, las despedidas son dolorosas y nunca nadie te prepara para decirle adiós al amor de tu vida, aunque pudiera quedarme no lo haría porque tengo que ver por mi salud emocional y aunque la amo con locura no sé qué hacer, siempre damos lo que tenemos pero muchas veces no tenemos que dar y ahora mismo estamos llenas de dolor, no quiero darle dolor a ella, ya no.
— ¿Qué te pasó en la cara? — me pregunto asustada en cuanto me vio frente a ella.
— Termina de cenar y te contaré todo ¿Vale? — ella me miro desconfiada pero me hizo caso.
Mientras ella comía, fui a buscar a Nico, que también se asustó al verme, si mi cara estaba hecha mierda, le dije lo que había pasado y me acompaño para hacerle la revisión de una vez a Poché, las personas con las que compartía cuarto Poché nos miraron rato pero no dijeron nada, ella me miro asustada pero no dijo nada, Nico hizo su trabajo y me ayudó a cerrar todo una vez que el mismo recogió la loza de María José.
— ¿Me dirás ahora que pasó Daniela? — me dijo ya enojada.
— Cuando salí de aquí — comencé a contarle con la voz apagada y bastante nerviosa — llegué a mi casa y todo era un desastre, tuve que aceptar la ayuda de los guardaespaldas que habíamos contratado cuando lo del loco del ex de tu hermana. Entre al apartamento y todo iba bien pero antes de poder hacer algo note todo muy raro y comenzaron a tocar violentamente mi puerta, me asusté mucho y llamé a los guardias que se habían quedado en la entrada, abrí y frente a mí en el suelo estaban Ramón y Canela muy mal heridos — comencé a llorar violentamente la mire y vi como se quedó paralizada y poco a poco comenzó a llorar. — Los revise pero antes de que pudiera hacer algo sentí una pistola en la cabeza y bueno logramos capturar a la maldita pero Canela y Ramón no sobrevivieron — comencé a llorar de nuevo, levanté la mirada y la vi con los ojos llenos de lágrimas.
— Mis hijos están muertos — dijo comenzando a sollozar.
— Sí, no pudieron hacer nada — me acerque a ella y al vernos de pie, frente a frente comenzamos a llorar violentamente sin tocarnos.
— Calle, Ramón, mi hijo — me dijo comenzando a llorar violentamente — mi Canela amor, no es justo... mi... mis... — no pudo seguir hablando porque enseguida se lanzó a mis brazos y lloro y lloro tan fuertemente que no sabía cómo contenerla pero no pude hacer nada, más que llorar con ella y sentirme destrozada.
Se quedó llorando entre mis brazos y yo en los de ella hasta que nos quedamos sin fuerza y en completo silencio, las luces del hospital ya se habían apagado y yo estaba acostada con ella abrazándola, ambas estábamos rotas, destruidas.
— ¿Qué pasó después? — me dijo con la voz apagada y completamente rota.
— Llegaron los guardias, la detuvieron y yo me desmayé, me di de lleno contra el suelo con el peso de ella y del guardia que se le hecho encima para alejarla de mi, así que eso pasó y te juro que jamás pensé que se iban a desquitar con ellos, eran sólo unos pequeños animales — llore de nuevo.
— Eran más que eso Daniela — mi corazón vibro adolorido no por que me llamara por mi nombre sino por el tono en el que lo hizo, uno tan impersonal que parecía que no fuéramos nada, a pesar de todo lo que habíamos vivido juntas a lo largo de estos casi 11 años de relación.
— Ya sé — contesté fría poniéndome de pie.
— Lo más irónico — dijo soltando de nuevo mi mano — es que de alguna forma Ramón y Canela eran nuestros vínculos más fuertes y los dos han muerto, es como si la vida nos hubiera dicho que todo termino inevitablemente y que debemos separarnos, porque ese vínculo ha desaparecido por completo — dijo y me miro de una forma tan dolorosa que tuve que cerrar los ojos, ¿de verdad después de todo esto las cosas van a terminar así?, después de tanto amor todo termina en este momento.
— Es una nueva forma — dije arrepentida — de entender que está historia terminó ¿no crees?.
— Perdóname por traerte tanto dolor Calle, de verdad yo te amo con locura pero está historia ya no tiene como salvarse — lloro mirándome a los ojos y yo llore con ella porque este adiós dolió mil veces más que el último, porque las dos sabíamos que nos amábamos, pero por ahora solo había dolor entre las dos y eso era demasiado fuerte para las dos, me habían intentado matar, habían matado a nuestros hijos, la habían intentado volver loca, tuvo una sobredosis, está internada, estamos a mitad de un chisme enorme a nivel nacional, nos herimos y nos hicimos un daño horrible y nos amábamos pero en este punto éramos tan tóxicas que apresar del amor solo hay dolor en nuestras miradas, estamos demasiado confundidas, dolidas y cansadas para luchar.
— Preferiría morir a escuchar esto de tus labios amor — confesé casi sin poder respirar.
— No sé cómo voy a vivir sin ti — me dijo extendiendo su mano para que la tomara y lo hice por última vez.
— Ni yo, me vas a hacer falta cuando haga frío, en cualquier estación del año en realidad, cuando tenga miedo o esté muy feliz, soñé toda una vida contigo y no sé cómo viviré una vida sin tí — llore, temblando de miedo y con mucho dolor.
— Yo soñe contigo esa vida y no sé cómo podré seguir, pero mientras no me reencuentre, no te sepa libre y tranquila no podré ser feliz, hoy casi te matan y mataron a nuestros hijos por amarnos, por la mente enferma de una persona que estoy segura me amaba y amaba, que incluso nos unió más en un momento, no quiero que me odies, pero ahora mismo soy peor de nociva para ti que nada en el mundo — lloro apretándome fuerte la mano.
— Si hubiera sabido que la última vez que estuvimos juntas sería el final no te hubiera dejado escapar de mi cama nunca — le dije besando sus manos entre lágrimas.
— Si todo esto no hubiera pasado te habría dicho que si, mil veces que si — me dijo tomando la cadena con el anillo que había comprado de nuevo para pedirle matrimonio, tenía colgando el anterior y el nuevo, tomé ambos y me los quite del cuello.
— Siempre fueron tuyos — se los puse en el cuello — tú tienes que tenerlos porque son tuyos, y yo habría sido la mujer más feliz del mundo si tú hubieras sido mi esposa después de tantas cosas — estaba inclinada sobre ella acomodando esa medalla en el cuello.
— Yo quería ser tu esposa — me dijo abrazándome del cuello y no lo aguante más enterré mi cara en ese lugar que había sido mi refugio por años y lloré por esta dolorosa despedida, porque cuando te despides de alguien amándolo y sabiendo que te ama pero no es posible duele mil veces más.
Nos quedamos en esa posición llorando la una contra la otra como intentando rescatar lo último de nosotras pero parecía estar desaparecido en el dolor, me acosté a su lado y el amanecer nos encontró en esa posición llorando, rotas, con el alma hecha pedazos y el corazón ausente.
— Seguiré cuidándote hasta que salgas de este lugar — le dije.
— No, creo que por ahora lo mejor será estar un poco lejos, no podría verte entrar todos los días por esa puerta sabiendo que será de las últimas veces que te veré y ya no puedo llamarte mi amor, no puedo decirte que eres mía es demasiado doloroso saber que amándote como te amo no serás más mía — me dijo acariciando mi rostro, tomé su mando contra la mía y la besé con toda la delicadeza que pude. — Además mañana me van a trasladar a una clínica especial para poder tratar mi problema de drogadicción y estaré ahí por 6 meses.
— Veraz que vas a estar muy bien Poché y saldrás adelante como siempre lo has hecho — le sonreí como pude.
Me miró fijamente a los ojos y simplemente hizo lo que yo había querido hacer toda la noche, me besó y fue un beso tan diferente por el simple hecho de que sabía a lágrimas, a despedida a una que en este momento de la historia todo había terminado.
— Te amo con todo mi ser Daniela Calle, gracias por qué siempre serás mi Si, si es contigo, porque todo lo viví porque fue contigo y me cambiaste la vida. — Me dijo cuando terminó el beso y me dio un pico más.
— Gracias a ti María José Garzón por ser la persona más maravillosa de lo vida y enseñarme que el amor si era para mí y fue contigo, también te amo con toda mi alma — la besé una vez más.
Escuché como entraron los médicos de guardia a dar los buenos días y el chequeó de la mañana, me levanté dejando un beso más en sus labios, cómo iba a extrañar esos labios. Abri las cortinas y simplemente con la mirada baja, me puse los lentes que estaban en el carrito de comida y poco después entro Juan Carlos, cómo iba a extrañar a los Garzón, en cuanto nos vio supo que algo había pasado me puse frente a él y lo abracé fuertemente.
— Gracias por todo Juan Carlos, desde el principio fuiste y serás para mí como un padre — me miro extrañado pero me devolvió el abrazó.
— Todo va a estar bien, lamentó mucho lo de Ramón y Canela — me abrazó y yo sólo le agradecí, me separé de su abrazo y me giré para ver a Poché, tenía entre sus manos mi cuaderno de dibujo y el de escritura.
Tomé el de escritura y le dejé en sus manos el de dibujo.
— Este es tuyo amor — me miro asombrada por la palabra que ocupe y me sonrió de medio lado.
— ¿Te volveré a ver? — me pregunto triste.
— Si el destino así lo quiere así sea, de verdad espero que estés bien.
— Se que te tienes que ir pero no quiero que esto sea real — me tomo la mano fuerte como intentando alargar el último segundo juntas.
— Adiós Poché — tomé su mano y la besé por última vez, antes de irme me tomo del cuello y me besó de nuevo.
— Adiós Calle — me dijo cuando terminó, la solté y salí corriendo de ahí, sin despedirme.
Y así termina una vez más la historia de Calle y Poché y está vez para siempre.

¿Continuará?

Llore escribiendo esto...

😍 Efecto Mariposa (Fuerza Interior)😍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora