Capítulo Setentaicinco: Mi vida es vida

589 28 6
                                    

El día de mi boda era todo lo que había soñado y más gracias a mi hermosa novia, eran las 7 de la mañana del día más importante de mi vida y aún no podía creer que todo esto estuviera pasando, a casi 15 años o un poco más, de conocer a la mujer de mi vida por fin íbamos a unirnos en matrimonio ante los demás, porque si ella y yo llevábamos ya tres meses de esposas para nosotras y hacer este acto público solo sería la forma adecuada de hacerle saber al mundo que estamos más juntas que nunca y que jamás en la vida nadie podrá ser la mujer de mi mujer más que yo, seguia perdida en mis pensamientos hasta que sentí como el vómito subía por mi garganta para darme los buenos días como últimamente lo hacían desde hace ya casi dos semanas.
Me levanté corriendo para llegar al baño y saludar a mi querido retrete, últimamente se ha convertido en mi mejor amigo, lo cual se ha convertido en un reto para disimular mi embarazo, porque si a pesar de que pensamos que no funcionó porque me bajo o pensé que me bajo normal resulta que hace una semana que fui a un chequeo rutinario porque pensé que tenía síntomas de Covid, ya que me había soltado del estómago, tenía dolor de cuerpo, un poco de tos y mucho asco fue que el médico me notificó que no tenía nada de eso a menos que un murciélago me hubiera elegido para ser mamá, llore demasiado ese día de felicidad porque no pensé que tan pronto por fin pudiéramos comenzar a cumplir nuestros sueños de ser madres, Poché no pudo acompañarme ese día así que aún no lo sabía, a ella solo le dije que tenía una ligera infección en el estómago y no muy convencida acepto no mover nada de la boda, se puso un poco histérica al respecto porque tenía miedo de que me hiciera más daño.
— Con calma por favor, se que estamos nerviosas pero tenemos que calmarnos un poquito o su mami se dará cuenta que algo no está bien y no nos dejara disfrutar de la comida y la fiesta— dije acariciándome el vientre con todo el amor que podía, estaba exactamente de dos meses y eso me hacía muy feliz, según el médico había subido lo normal un kilo por mes y todo se encontraba en perfectas condiciones, habia sido muy  difícil mantener este secreto con mi esposa pero quería darle la noticia en la boda junto a los demás invitados para ahorrarnos contestar comentarios una y otra vez con la misma respuesta, afortunadamente no tuve que pedir colaboración con nadie para dar la sorpresa porque el servicio que habíamos precontratado para que nos hicieran un postre muy especial un maravilloso y particular panqueque para cada invitado que decía "pronto recibirás la invitación para el bautizo" sería la forma de decirle al mundo esto, yo me las había arreglado para meter los zapatitos que deseaba regalarle en un bolso dónde nadie supiera que estaban para dárselos de camino a tomarnos las fotos o tal vez se las daría en medio de la sesión, estaba perdida en mis pensamientos cuando sentí algo parecido a un retorcijon en el vientre, puse mi mano y sonreí.
— Ya, ya vamos a ver qué comemos, pero no me hagas comer remolacha de nuevo por favor se que a ti te gusta como a mami poché pero a mí por lo general me da mucho asco mi amor — sonreí por mi ocurrencia yo estaba segura de que eran sus movimientos pero el médico decía que era una locura, a mí no me importa su opinión, se que eso era, salí para verme al espejo y sonreí al darme cuenta que ya se notaba un poco que estaban ahí, me quedé tan embobada viendo y acariciando mi vientre que no sentí cuando se colo alguien a la habitación.
— Hija, ¿te duele el estómago, quieres que llame a un médico? — me dijo mi mamá asustandome, logrando que saltamos del susto, porque si mi esposa se había encargado de decirles a todos nuestros conocidos y familiares cercanos de mi "enfermedad" y los había obligado a todos y cada uno de ellos a prometerle que me cuidarían como ella misma lo haría a cada segundo de este día.
— No mamá, solo fue un retorcijon — le dije cuando me calme, llevaba entre sus manos un desayuno ligero pero consistente lo cual me hizo hacer un puchero, yo quería una dona de chocolate cuánto antes — mamá quiero una dona de chocolate, con un chocolate caliente y un plato de huevos con avena y salsa roja — demandé.
— Hija esa combinación será una bomba para tu estómago además de que últimamente tienes antojos de comida bastante raros, comenzando por la remolacha con limón y chile — me regaño y yo solo comencé a llorar como una niña, exigiéndole que me diera ya mi comida, estúpidas hormonas.
— No llores mi amor ya voy, por lo que quieres — corrió mi mamá a la cocina, mi hermana me vio de forma sospechosa pero no dijo nada, solo me abrazo, lo cual me sorprendió porque ni siquiera sabía en qué momento había entrado a la habitación.
— Malditos nervios hacen lo que quieren con cada novia de la forma que se les da la gana, cuando yo me case me dieron una serie de gases tan fuertes que pensé no iba a poder estar en la boda sin sonorificar la ceremonia — se rió y yo con ella, se acercó a mí y me abrazó con mucho cuidado — no puedo creer que mi niña por fin se va a casar y más aún que será con la mujer que un día me juraste que sería la única con la que podrías verte en esta dirección y como eso se volvió realidad.
— Yo tampoco lo creo pero soy muy feliz por eso, la amo con el alma y lo logré, me voy a casar con la mujer de mi vida y eso me hace muy feliz — la abrace de vuelta muy fuerte contra mi.
Nos quedamos ahí en silencio solo pensando cada una en una serie de cosas que solo nuestra mente supo que pasó con la dirección de nuestros pensamientos, mi mamá entró poco después con nuestro desayuno el cual me comí feliz de la vida todo lo que pedí además de un poco de si, como no remolacha con limón y chile, definitivamente Poché tenía que ver en este resultado y era indudable que era la madre de mis bebés. 
Después de que mi mamá y Juliana me hubieran hecho burla por lo que los nervios hacen conmigo me metí a bañar, cuidando mi cabello que ya lo habían tratado el día anterior para que fuera más fácil de peinar, me prepare para el mejor día de mi vida, en cuanto salí un ejército de maquillistas ya me esperaban, mi mamá y mi hermana serían arregladas también por ellos y claro Tamara la cual ya me esperaba afuera para darme un abrazo enorme por este momento, volví a llorar definitivamente si seguía así tendríamos problemas porque en lugar de ser una hermosa novia sería la llorona con el maquillaje corrido de tanto llorar.
— Creo que tendrán que sacar su mejor maquillaje a prueba de agua porque está niña no va a parar de llorar todo el día — les informo a los maquillistas mi madre y yo sonreí entre lágrimas, después de que pude parar de llorar me senté dispuesta a dejarme convertir en la princesa que irá a casarse con su princesa ante la sociedad convencida de que su historia de amor a penas comenzaba a ser la más hermosa del universo.
Estaban terminando de retocar mi maquillaje 100% a prueba de agua según, cuando me llegó una nota de voz de mi esposa, sonreí sabía que en algún momento eso pasaría, me puse el teléfono en el oído y ante los reclamos de todos escuché su voz hermosa que me lleno de tranquilidad y mucha felicidad.

😍 Efecto Mariposa (Fuerza Interior)😍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora