Capítulo Cuarentaiocho: Había una vez...

513 29 3
                                    

Este inicio puede serte muy familiar a millones de inicios que puedes conocer, hablemos de princesas, dragones y problemas que no son solucionados a menos que comiences una aventura llena de colores y situaciones que no son muy comunes, está historia comienza con una persona, no importa ahora sí es hombre, mujer, solo importa que es una persona que necesita comenzar de nuevo, estaba caminando por la calle de su pueblo y de repente entro a un mundo diferente, no supo que hacer ni dónde estaba solo entro a ese lugar donde la vida no tenía sentido y todo tenía sentido.
Tenía heridas como todos y todas las personas que caminaban en su mundo, la única diferencia de las personas de su pueblo era que ellos las llevaban a la vista, no existía en ese lugar una sola persona que no tuviera una herida abierta y a la vista de todos, lo curioso era que esas heridas pese a ser horribles, terroríficas en muchas ocasiones lo curioso era que aunque la herida fuera terrible no les impedía seguir adelante y amar.
¿Qué había de diferente en ellos que con heridas expuestas podían amar y seguir avanzando, y con la gente de su pueblo que no podía hacer más que seguirse lastimando?

— Wooow si ese es el inicio esa historia promete mucho — me dijo la Hippie recostada en el pasto de la casa de Vale, Poche me había entregado por fin el cuento terminado y cada que lo leo me enamoro más de su alma, es tan bello que me hace sentir miles de cosas en todo el cuerpo.
— Lo sé, por eso tengo miedo de no saber cómo realizarle una ilustración bella a este cuento tan hermoso.
— Hoy vamos a realizar una técnica nueva, se llama el miedo, el miedo del recuerdo, quiero que antes de ponerte a dibujar tomando como base ese texto quiero que sepas que necesitas sacar ese dolor, el de tus miedos para poder ilustrar a las personas de las que habla para mostrar esas heridas que no son fáciles de llevar expuestas — me dijo cómo si nada.
— Sí, es así de fácil tu dame un ejemplo de cómo sacar el dolor como si nada — la rete, a veces odiaba la facilidad con la que habla de las heridas ajenas porque no son las suyas — saca el dolor se ese trauma que según tu te cambio la vida y no puedes avanzar, ya has algo por eso — sonreí sarcástica.
— Mi herida no es algo que yo pueda manejar como si nada, a diferencia de tí yo soy muy cobarde y esa herida en especial no es algo que pueda tocar como si nada — me dijo muy seria con una cara de dolor que me hizo sentirme tonta.
Me lancé a sus brazos para darle un gran abrazo desde la primera vez que me contó de su dolorosa experiencia, y digo bueno me lo menciono siempre me siento muy triste por ella y quiero sanarla pero se que nadie sana sino quiere ser sanado  una verdad universal tan dolorosa como cierta.
— Ya suéltame o vas a provocar que tú novia me mate — me dijo entre risas me giré lentamente y vi de reojo como mi amor estaba que nos mataba con la mirada, la solté lentamente y me moría de risa porque era tan gracioso verla celosa.
— Un día de estos me va a matar por tus ganas de molestarla y eso no está bien eee — tomo mi cuaderno y me dio un lápiz, ya era momento de comenzar enserio no trabajo.
— Lo sé, pero por más que le explicó que solo eres mi idiota maestra no me hace caso, hablaré con ella de nuevo — le sonreí.
— Ok, entonces cerremos los ojos y yo te guiaré para conectarte con tú dolor... — Cerré los ojos y me deje guiar para personalizar mis más grandes miedos y mis heridas.

— Hermana, te lo digo desde ya, mis plantas no merecen morir ahogadas por tu intento de espiar a tu novia y a su madstra sin que se den cuenta — me interrumpió Vale, logrando que dejada de ahogar un hermoso rosal que según yo solo estaba dándole un poco de agua por el calor que hacía hoy.
— No estoy espiandolas vine a darle agua a tus plantas nada más — le repele.
— Si claro y por eso ya le echaste dos galones de agua la misma planta — me dijo sarcástica, baje la mirada enseguida y me di cuenta que gracias a mi idea la pobre se había quedado sin la mitad de su tierra, me sentí mal por la planta.
— No seas tan celosa hermana ellas solo están hablando y ella es su maestra — me regañó Vale de nuevo.
— Claro su maestra a la que abraza como si, no hubiera mañana — le dije enojada al ver como se abrazaban frente a mí cara. Odio mis malditos celos, los odio pero siempre caigo André ellos.
— María José Garzón Guzmán relajate. Conozco a tu novia y se que sólo es su amiga pero tu eres la que no puede verlas así que adentro. ¡Déjalas trabajar en paz! — me tomo de la mano y me hizo meterme a la casa, se que no podía ser tan celosa pero me da una angustia y un miedo que ella se vaya y me deje por alguien más, estoy tan confundida, me urge ir al psicólogo.
— ¿Qué te esta pasando hermana? — me dijo una vez que me sentó en la cocina y puso frente a mi una taza de té, el café aunque lo amaba no iba ya conmigo.
— Estoy cansada y celosa hermana, no se siento como si en cualquier momento nosotras nos fuéramos a dejar de nuevo, amo a la mujer que está haya afuera con toda mi alma, ya se que no me voy a morir sin ella y puedo vivir sin ella pero no se hermana, quiero conocerla y me pone insegura ver que tiene con alguien ese vínculo tan fuerte y a veces sentir que estamos juntas y no estamos conectadas para nada, porque ella si sabía que pintaba.
— ¿Será porque es su maestra hermana, que sabe eso? — me pregunto con cara de molestia y yo sólo suspiré cansada, sabía que toda la queja que estaba mostrando era bastante idiota, pero me sentía tan mal por mis celos y a la vez no sabía cómo salir adelante de esta situación.
— Poché habla con Calle, sino eres capaz de confiar en ella su relación pese a todo el amor que se tengan no sirven de nada sino puedes hacer algo con eso. Debes confiar en ella, antes tenían una confianza que todos nos llenaba de envidia y eso era una verdad, dile todo lo que te da miedo aunque se escuche idiota porque es lo único que te hará sentirte mejor.
— Está bien, trataré de no ponerme tan loca — suspiré jugando con mi tasa de té, mi hermana solo me dio un abrazo y se levantó para ir a vigilar el sueño de su hijo.
Me quedé ahí pensando en muchas cosas y en nada, me sentía tan inquieta y a la vez tan mal por no confiar en ella, pero creo que al final en la que no confío es en mi misma, es como si una parte de mi sintiera que no soy suficiente y eso me está matando.
Tengo tantas inseguridades en mi ahora mismo que no se que hacer con ellas, es como si todo lo que yo soy quedará en segundo plano porque no me siento lo suficientemente buena para ella, ni para mí.
— Definitivo, necesito ir a mi terapia de nuevo o voy a enloquecer — dije en voz alta, me tomé lo que quedaba de mi té, me levanté y me puse a lavar mi tasa y unos utensilios que aún estaban sin lavar, estaba terminando de secar la última cuchara cuando sentí las manos de mi amor en mi cintura y su cuerpo pegado al mío.
— ¿Cómo está mi celosa favorita? — me dijo dándome besos en la nuca.
— Sí, sí estoy celosa, muy celosa porque las cosas aunque lo intento no me salen como quiero, no puedo dejar de sentir sentir celos por tí, por lo que está pasando a nuestro al rededor, tengo miedo de que se encuentres a alguien perfecto y yo cada día que pasa soy más de carne y hueso.
— Bueno la ventaja es que somos igual de inseguras y nos amamos mucho más que eso ¿no? — me dijo antes de comenzar a acariciar mis caderas y besar mí cuello.
— Tengo mucho miedo de ser poca cosa para ti — suspiré muy triste.
— Tú jamás serás poca cosa para mí amor, ósea, miraré mi amor si pudieras sentir lo que mi cuerpo siente y lo caliente que me pone solo de verte — comenzó a meter sus manos debajo de mi falda, últimamente hacía calor y yo sentía más calor por sentir sus manos en mis piernas. Era hermoso.
— Creo que es algo parecido a lo que provocas en mí cuando me tocas o me vez intensamente mi amor — recargue mi cuerpo contra el lavavajillas, sus manos comenzaron a masajear mi trasero de una forma tan deliciosa que en poco tiempo me sentí realmente mojada.
— Me gusta saber que me celas, pero no me agrada saber que te sientas insegura mi amor, porque este cuerpo tuyo me hace volverme loca y sentirme demasiado orgullosa de ser tu amor y que seas el mío — comenzó a dejar besos por mi cuello, su saliva comenzó a dejar un rastro en mi cuerpo tan fuerte de sus besos, combinadas con sus caricias que sentí el momento exacto en el que sus manos en mi trasero lograron que mis pezones se pusieran erectos.
— No seas mala mi amor — le suplique buscando un contacto más profundo contra su cuerpo.
— Será rápido mi cielo, así que guarda silencio y disfruta, y recuerda que te amo con locura, eres la más hermosa del mundo y así me pongan a Camila Cabello frente a mí tú eres y serás siempre la única que me haga sentir tanto deseo y placer a la vez. Además eres más que alguien que sea especial para mí no solo por lo sexy que eres sino porque te amo con locura — me dijo antes de darme un beso hermoso en la boca.
— Guarda silencio y mantente quieta — bajo lentamente por mi cuerpo hizo aún lado mis pantaletas y vaya que me hizo sentir las estrellas de un momento a otro, algo maravilloso, algo delicioso, me mordía los labios al sentir sus labios contra los míos, quería gritar, gemir de placer expresar todo lo que ella me hacía sentir en ese momento. Estaba tan sensible no se si por todas las emociones que solté, porque acababa de terminar mi periodo, por la deliciosa estimulación que recibía de mi amor.
Estaba por llegar al orgasmo más delicioso que recordaba hasta el momento cuando escuché la voz de mi papá y de Vale cerca de la cocina, estaban a unos pasos.
— No amor — intentaba no gemir, la malvada se rió entre mis labios y siguió entre mis labios, me sentía tan excitada que aunque sentía que nos podían descubrir, tuve un subidón de excitación tan fuerte que justo cuando mi papá, mi hermana y mi sobrino entraron a la cocina caí de rodillas.
— Poché — escuché el grito asustado de mi papá y de mi hermana, Calle salió de bajo de mí, me acomodo la ropa interior rápido y fingió la muy idiota que no encontraba su lente de contacto.
— Ya lo encontré amor, te dije que estaba justo aquí — se levantó rápido del suelo, me dio la mano y nos saco de ahí corriendo.
— Tenían que regresar las conejas — escuchamos el gritó de Vale y la carcajada de mi papá, me sentía como una chica de 19 años cuando apenas era víctima de sus hormonas y sus ganas.
Corrimos sin parar hasta que llegamos a mi cuarto, me lanzo contra la cama, me reincorporé lentamente aun entre divertida y aturdida para ver cómo se estaba quitando rápidamente toda su ropa de una forma muy graciosa.
— Corre desviste o nos va a alcanzar — me dijo haciendo gestos muy graciosos, se quito todo hasta quedar en ropa interior.
— ¿Quién nos va a alcanzar? — le dije siguiéndole la corriente, me saque el vestido que de por sí ya estaba mal puesto.
— El moustro de la pasión — grito lanzándose contra mi causando una gran carcajada.
Me tomo de la cara y entre carcajadas y caricias nos hicimos el amor hasta que nuestros cuerpos no pudieron más.  Definitivamente las cosas son complicadas a veces y nuestras inseguridades saldrán a flote, pero si lo enfrentamos juntas, no da tanto miedo.

Continuará...

😍 Efecto Mariposa (Fuerza Interior)😍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora