Capítulo Sesentaiseis: Cumpleaños Feliz

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Después de esa llamada muchas cosas se movieron en mi corazón pero principalmente la alegría de saber que ella seguía adelante a pesar de todo lo que estaba pasando y si aunque me dolió un poco también me sentí tranquila porque al igual que yo ella seguía avanzando sin mí y eso también era algo que amaba porque solo quiero que esté bien.
Guarde el número como mi secreto para saber si en algún momento ella quisiera llamarme de nuevo yo pudiera contestarle o llamarla en algún punto, el mes paso relativamente rápido ya que cuando menos sentí ya estaba recibiendo en mi casa a mi familia, mi papá había rentado una parte importante del hotel donde nos quedamos Poché y yo aquella vez que vinimos al desfile de Tomy pero yo no dije nada, ya que una parte de mi deseaba ir a ese lugar de nuevo aunque otra más grande s negaba profundamente a hacerlo por mi salud mental.
— ¿Esa es mi princesa? — dijo mi papá según el sorprendido, antes de que llegarán me había ido a cambiar el color de cabello por uno color caramelo claro que me encanto como se me veía, ya era momento de un cambio más.
— Si pa — fue mi seca respuesta y los dejé pasar, venían los 4 mis papás y sus parejas, los mire fijamente por un momento y suspiré pensar que ese sería un futuro para nosotras me pone extraña pero prefiero eso, tenerla como amiga a no tenerla, como la extraño y más en este día.
— ¿Ya empacaste tu ropa para esta semana que estaremos en el hotel? —me dijo con una gran sonrisa en la cara.
— Nop, ya te dije papá que es un poco absurdo que yo me vaya con ustedes al hotel teniendo mi apartamento acá, además aun tengo que ir a la universidad estos días y el hotel queda mucho más lejos que este apartamento y aún no me han resuelto su vamos o no a cenar con la familia de la directora — le explique de nuevo mi mamá mientras tanto estaba buscando las cosas necesarias para hacer algo de picar y escuchaba divertida mi pelea con mi papá.
— Te propongo un trato, nosotros iremos a la cena si tú vienes al hotel, ¿te parece?, además tienes un auto disponible para ti así que no me salgas con eso — suspiré frustrada no iba a decirles que no quería ir allá porque era el lugar donde había estado con Poché aquella vez que quería sacar de paseo al oso de peluche de la habitación así que solo suspiré cansada y asentí.
— Por fin las encontré — escuche a mi mamá y me gire para verla muy feliz con un plato de queso ya acomodado bellamente, uno de jamón Serrano y una botella de vino tinto dispuesta en la mesa, en sus manos sostenía las copas que al parecer apenas había encontrado.
— ¿Cómo te va en la universidad? — me preguntó mi papá inspeccionando el apartamento, yo sé que mi papá y mi mamá están buscando cualquier señal que les diga que no he estado tan bien como les he dicho para intentar convencerme por onceava vez que regresara a Colombia o Nueva York con ella, cosa que no iba a pasar por nada del mundo, aunque la verdad no me importa porque se que solo están preocupados por mí y yo soy la que decido sobre mi vida.
— Bien gracias papá, la directora y yo hemos echo amistad y me ha pedido que le apoye los últimos meses que voy a estar aquí con algunos procesos administrativos de la universidad y bueno digamos que no soy muy querida en mi generación pero no me importa vine a aprender y sanar, afortunadamente ambas cosas pasaron  — sonreí pedante, mi mamá solo negó divertida mientras repartía las copas de vino y mi papá me miraba entre divertido y extrañado por mi comportamiento.
— Muy bien hija, un Calle es bueno en lo que hace y no precisamente cae bien — me miro orgulloso.
— Terminando lo carrera iré a Colombia de nuevo quiero empezar una fundación para apoyar a personas que se encuentran en situación de calle o desprotegidos por su condición sexual papá, creo que un que los años siguen pasando y las cosas van mejorando es momento de hacer algo diferente para de verdad ayudar a la gente y más en mi país papá y requiero tu apoyo y el de mi mamá, porque aunque fue difícil y las cosas terminaron de esa forma tan dramática con mi amor, pero ustedes fueron y serán pilares importantes para mi — dije tomándolos de la mano feliz por la idea de ayudar a alguien.
— Eres increíble hija — me abrazo mi mamá sin decir nada más.
— ¿Aún la llamas mi amor? — dijo mi papá con ternura.
— Siempre será mi amor — fue mi única respuesta a momentos aún dolía el corazón al decir eso, pero esa era y es mi verdad. 
— ¿Cómo llevas las cosas después de todo lo que paso con Poché? — me pregunto mi padrastro mientras abrazaba a mi mamá por la espalda.
— Extraño la verdad hay días que la amo con locura pese a todo y otros en los que la quiero ahorcar por la distancia, otros días quiero iniciar de cero y no saber nada del amor, afortunadamente comencé a ir casi enseguida a un grupo de ayuda para salir adelante y entendí que la vida ya nos decía que no podíamos seguir juntas por más que quisiéramos las dos estábamos demasiado heridas por todo lo que habíamos vivido y muy confundidas pero la amo, mi conclusión es que la amo y no se por cuanto tiempo más y solo espero que ella sea muy feliz y yo pretendo ser feliz también aunque no sea con ella — sonreí tranquilamente al recordarla.
— ¿Cómo llegaste a esa conclusión? — me preguntó la esposa de mi papá sorprendida.
— Porque tengo una maestra muy rara que me hizo entender que la vida es distinta a lo que él dolor nos quiere hacer creer y que a pesar de todo ella ha sido y será lo mejor de mi vida, porque lo es, recibiría mil veces esa bala en el pecho si fuera necesario con tal de sentir la dicha de conocerla y vivir todo lo que viví con ella, lo que me hizo feliz solo tuvo sentido hasta que conocí y viví el dolor de perderla — me di la vuelta para ir a coger mi teléfono que sonaba en mi cuarto sin descanso, ante la mirada sorprendida de mis padres y sus esposos.
Entre a mi habitación un poco desordenada la verdad, y busque y busque el teléfono hasta que por fin lo encontré debajo de la cama, lo cual me dio risa, conteste sin ver quien era y se me detuvo el corazón al escuchar su voz.
— Feliz cumpleaños, señorita Daniela Calle Soto.
— Poché — susurre emocionada siendo apenas consciente de la fecha gracias a sus palabras ni siquiera la visita de mis padres me había dado noción del porque estaban acá hasta que escuché su tono de voz.
— Un día te prometí que todos tus cumpleaños serían especiales para las dos y que yo los haría cada día más felices y aunque todo ha pasado tan horrible me alegro de poder decirte que esa promesa sigue en pie y que aunque no debería quiero estar contigo en este día.
No puedo estar contigo por ahora pero sabes, en la noche cuando estés por soplar las velas de tu pastel de alguna forma, con algún gesto yo voy a estar contigo y te recordaré lo especial que eres y serás para mí siempre sin importar lo que haya pasado entre nosotras o cómo fue yo amare enormemente tu vida.
— Poché, ¿qué estamos haciendo? — le pregunté dando un suspiro enorme dejándome caer en mi cama con una sonrisa idiota pintada en la cara.
— No lo sé Calle pero a pesar de todo lo que vivimos solo quiero que seas muy feliz y ojalá un día la vida me permita verte de nuevo para darte un gran abrazo.
— También quiero que seas muy feliz Poché y deseo poder devolverte ese abrazo.
— Aún no me acostumbro a la idea de todo lo que pasó y como es que terminamos pero sabes creo que fue lo mejor, nos estábamos destruyendo.
— Creo que las dos estábamos muy mal en ese momento y teníamos demasiados conflictos emocionales — suspiré cansada.
— Lo sé, la verdad es que te extraño mucho Daniela Calle, extraño a mi mejor amiga, a mi cómplice, al amor de mi vida.
— Creo que la extrañas tanto como yo te extraño a ti, mi amor eterno,
Nos quedamos en silencio escuchando nuestras respiraciones fácilmente por una hora sin decir nada solo sintiéndonos cerca a pesar de todo y todos los conflictos que habíamos tenía o a lo largo de nuestra historia.
— Me tengo que ir, se muy feliz este día y todos, Calle, espero de verdad que el universo me ayude y está noche de alguna forma pueda estar contigo, brindaré por tí y le pediré a la luna te llene de su luz.
— Adiós querida Poché — le dije en un susurro.
— Adiós querida Calle — me dijo y colgó, me quedé en la cama tirada pensando en todo y nada, solamente sintiendo muchas cosas hermosas y una gran tristeza, pero también una gran felicidad, estaba por quedarme dormida cuando volvió a escucharse mi teléfono, contesté la llamada con los ojos cerrados.
— Si diga — escuché como se abrió la puerta de mi cuarto, abrí los ojos y vi a mis papás entrar preocupados a mi habitación.
— Daniela Calle — escuché la voz inconfundible de mi maestra — ¿Dónde estás? el tatuador está a nada de irse de acá porque no has llegado — me levanté enseguida super a la carrera.
— Lo había olvidado, llegó en 10 minutos — le dije y colgué la llamada antes de que me siguiera molestando y me regañara por mi descuido.
— Tengo que salir no me tardo — les dije a mis papás quienes veían con censura mi desorden y aun más que los dejara en casa solos si me habían ido a visitarme, en compañía de sus respectivos esposos — se quedan en su casa no tardó demasiado, antes de que me regalarán una reprimenda salí corriendo de mi cuarto, tomé un abrigo enorme y un gorro, mis llaves de la mesa, un poco de vino, me comí un pedazo de queso y salí corriendo de la furia de mis padres.
Subí a mi auto casi sin respirar y salí a toda velocidad a casa de la directora, tal como le dije llegué en 10 minutos, llegué con el corazón en la mano literalmente por lo cansada que me sentía al haber subido de golpe más de 50 escaleras, la gente del servicio ya me conocía de antes así que me dejaron pasar hasta el estudio en dónde mi directora me estaba esperando con cara de odio, mezclada con dolor gracias a la aguja que estaba en su antebrazo pintando una imagen que ella quería de mucho tiempo atrás pero no quería hacerse sola por miedo al dolor.
— Te vas a tatuar un emoji en forma de popo por abandonarme, ese sera tú castigo — fue lo primero que me dijo nads más al verme.
— Está bien, pero no más grande de 3 cm — acepte ante su cara de sorpresa por mi respuesta.
Me acerqué para ver el tatuaje que descansaba en su antebrazo y vi con sorpresa una flor hermosa color rosa en el, nunca la había visto esa especie en especial así que no sabía cómo se llamaba pero lo que si era claro es que era demasiado bella, sencilla y llena de vida, en una palabra era lo más hermoso que me había encontrado en mucho tiempo tatuada en una piel.
— Vaya, quién diría que te ibas a realizar algo tan hermoso, pensé que ibas a hacerte no sé el dibujo un informe administrativo, una taza de café o a mi para tener algo hermoso en tú cuerpo después de tantos años de amargada — le dije jugando.
— Guarda silencio que me duele mucho — me dijo habiendo un puchero enorme lo cual me dio mucha ternura.
— Toma mi mano, no es mucho que de verdad que calma mucho la ansiedad y el dolor — le sonreí recordando a Poché la primera vez que me hice un tatuaje, ella me tomo la mano y no me soltó hasta que el señor terminó, sonreí más tiernamente porque tenía razón de una forma o de otra estaba haciéndose presente en mi cumpleaños, en este día tan especial, porque quienes nos aman sin importar la distancia siempre encuentran la forma de hacernos felices.
— ¿Qué te hace sonreír como idiota?,¿acaso es mi dolor? — me dijo sonriendo.
— Hoy hablé con Poché — le solté sin más, ella era la única que sabía de la llamada anterior y ahora de esta y s pesar de todo solo me escucho y me hizo feliz porque no me juzgo ella me entendía.
— ¿Ya maduraron? — me molestó dándome una caricia en la mano como gesto de apoyo.
— No lo sé, pero si se que soy muy feliz porque aunque no nos dijimos prácticamente nada se que ambas hemos sanado de alguna forma y me tranquilice mucho al saber eso.
— ¿No te llamo para que regresarán?, digo con eso de que has decidido no ser feliz hasta que ella regrese — me dijo jugando por mi estado de ánimo al inicio de nuestros encuentros.
— No, me llamo para desearme un feliz cumpleaños — sonreí.
— ¿Por qué no sabía que hoy es tu cumpleaños? — me dijo indignada.
— Porque quería olvidarlo al saber que no sería como años atrás lleno de sorpresas dadas por ella para mí, pero al final me hizo muy feliz porque lo hizo especial de nuevo — ella me miro tranquila y solo se sonrió.
— Entonces el tatuaje que te hagas será un regalo mío junto con el emoji de popo — sonrió tomándome la mano fuerte por el dolor que sintió de repente por la aguja en su antebrazo, ya solo faltaban los detalles para terminar, solo sonreí y saqué mi teléfono para enseñarle mi diseño final.
— Este es el tatuaje que quiero — le mostré dejándola ver un hermoso árbol con la silueta de un perrito pug y un gato recostados a lado de éste, debajo había una leyenda pequeña que decía, hasta la raíz.
— ¿Ramón, Canela y Poché? — me pregunto tranquilamente.
— Sí, porque los voy a amar hasta la raíz por siempre, hasta que regrese de nuevo al origen de las cosas y tenga que habmsr sobre lo que más ame de mi experiencia en esta vida — sonreí.
— ¿Dónde te lo harás? — me pregunto tranquila.
— En el vientre del lado izquierdo — me miro asustada al pensar en el dolor que esi me causaría, pero solo sonrió.
— Y tú emoji me lo pondré en el antebrazo para que sepas que es por ti y le pondré un corazón aún lado — sonreí feliz.
— Muchacho — le dijo al tatuador — pon un corazón al final de ser tatuaje — la mire divertida y simplemente me reí, el tatuador hizo su trabajo y me pidió acostarme.
Lo acepto dolió horriblemente pero fue hermoso al verlo terminado, ambos tatuajes tan peculiares lo fueron y eso me hizo feliz, después de eso me fui con ella a su despacho donde me entrego una bolsa de regalo en dónde habia una collar pequeño como de un perrito, la mire asombrada.
— Se que el amor de una mascota nunca lo va a remplazar otra pero espero al menos la pequeña Luna te haga feliz — me dijo para abrir la puerta y dejarme ver a sus hijos y su nieto que entraron con un pastel y una perrita hermosa de raza peluda, me hizo llenarme de calidez, de una forna o de otra siento que Poché se quedó conmigo para ver el amanecer después de mi cumpleaños, porque la siento conmigo.
Después de comer pastel y de que me explicara obviamente mi maestra que era mi maestra y al ver mis papeles obviamente, sabia mi cumpleaños porque vio mi fecha de nacimiento en mis papeles, me marche a mi casa con mi nueva perrita que era una histérica pero hermosa, al entrar a casa se agotaron mis palabras al ver a Kim, Sebas, Alejo, Paula, mi hernana, Emilio jugando con un pequeño Carlos que se moría de risa, una Vale muy hermosa y madura, que cargaba a una niña hermosa mientras la abrazaba un Nico radiante, tenían música bajita a nivel ambiente y justo antes de que comenzara a decir algo de la nada sonó Luna de Zoe y me solté a llorar porque ella tenía razón siempre tiene razón y siempre sabe cómo hacer que mis cumpleaños sean lo más maravilloso del mundo a pesar de todo.

Continuará...

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