La Jedi que yo amo

Una pequeña chispa

¿Por qué no podía olvidarla?

Kylo Ren caminaba con pasos firmes y fuertes, sin dejar de pensar en la chica que había huido de él. No era nadie, una chatarrera salida de ningún lado, desconocida para todos, menos para él. Quería verla de nuevo, saber si ese vínculo que se había dado entre ellos, tan extraño, tan fuerte, era real, o estaba solo en su mente.

Claramente ella lo odiaba, pero aun así, no podía sacarla de sus pensamientos, soñaba con ella y eso aumentaba sus ganas de verla, aunque recordando su último encuentro, no creía que el próximo fuera amistoso, estaba seguro de que la próxima vez que se vieran, las chispas saltarían de nuevo, lo que pasaba cuando estaban juntos era tan extraño y poderoso que no le sorprendía la manera en que ambos reaccionaban cuando estaban frente al otro.

Tan ensimismado estaba en sus pensamientos, que no se dio cuenta de que el ascensor había llegado a su destino. El líder supremo, Snoke, lo esperaba sentado en el trono, odiaba a ese ser decrépito, que, aún ahora, después de tantos años, lo seguía atormentando.

—Kylo Ren. ¿Cómo está tu cicatriz? —preguntó Snoke con sorna. Le gustaba ver como el rostro de su aprendiz se crispaba por la rabia.

—Bien, no fue nada —Ben apretó los puños, tratando de contener su furia.

Pero si lo había sido, muy dentro de sí, Ben Solo sabía que Kylo Ren había muerto en el mismo instante que aquella chica le había marcado el rostro y también el alma. El deseo de atravesar a Sonoke con su sable era tan grande, que tuvo que hacer uso del poco autocontrol que poseía para no ceder al impulso.

—Vencido por una chica que no sabía usar un sable, que patético —Snoke rio con esa risa que provocaba escalofríos, pero Ben permaneció impasible ante él—. Quítate el casco.

De mala gana, el pupilo se desprendió del casco, dejando ver la herida que iba desde la ceja hasta la mejilla y se perdía más allá del cuello. La verdad era que no le importaba mucho, había dejado de dolerle y los droides médicos estaban haciendo bien su trabajo.

—¡Ahí está! —exclamó el líder supremo—. En tus ojos, puedo ver esa compasión que sientes por tu padre. No puedes ocultarlo.

—¡Han Solo está muerto, yo lo maté! —el grito salió de muy dentro de su alma fracturada. El dolor que sentía iba disfrazado de furia.

—¡Sí! Y eso quebrantó tu alma hasta lo más profundo, esa debilidad tuya sigue ahí, no eres más que un niño con mascara.

Kylo, o Ben, no sabía quién lo controlaba en ese momento, no soportó más la humillación y, al tratar de enfrentar al nefasto ser, este lo lanzó a unos metros de él, con una descarga de poder, estando en el piso, aturdido, se hizo la promesa de acabar con Snoke de una vez por todas, todavía no conocía lo suficiente a Kylo Ren y mucho menos a Ben Solo.

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Cómo nota adicional debo decir que no recordaba que este capítulo fuera tan corto comparado con los últimos, espero que les agraden los mínimos cambios que voy a ir haciendo y quiero a agradecer a PrincesaSolo por los valiosos consejos que me dio para empezar la edición, gracias linda, eres un ángel y gracias a ustedes, por hacer de esta historia una gran aventura.