La Jedi que yo amo

Nadie más que tú

Ben sintió el descontrol de Rey apenas terminó de hablar, podía sentir sus emociones en un caos total y la furia que aumentaba por segundos, le tomó la mano y se la apretó para darle confianza, pero no funcionó, le hizo una seña a Hux y este sacó a todos de la sala de reuniones, dejándolos a solas.

Cuando la sala se quedó vacía, a excepción de ellos dos, Ben se quitó los guantes y la tomó del rostro.

—Rey, mi amor, mírame.

Le dio un dulce beso, logrando que poco a poco fuera saliendo de esa bruma que la tenía atrapada.

—¿Ben?

—Sí, mi amor, soy yo, tu esposo, el hombre que te ama más que a su vida y que no te dejará por nada, ni nadie en esta galaxia. ¿Entiendes?

Rey asintió abrazándolo y poniendo atención a su entorno.

—Creo que di un espectáculo, ¿verdad?

—Bueno, me alegra saber que mi esposa me ama tanto, que, solo pensar que otra mujer quiere ocupar su lugar la pone furiosa y celosa, sin importar quién la vea.

—¡Ay, qué vergüenza! —ella se sonrojó ante la mirada divertida de Ben.

—¿Por qué te avergüenza? Yo me siento halagado.

—¡Ben! Estaban todos aquí, los caballeros de Ren, Hux, Poe, tus generales.

—No importa, Rey, ahora ellos también saben que me defenderás con uñas y dientes, así como yo a ti.

—Ah, ¿sí?

—Sí, por qué para mí no hay nadie, óyelo bien, nadie más que tú.

Rey abrazó a su esposo, sintiendo en su pecho esa calidez que le llenaba el alma.

—Te amo, Ben, más que a mí vida y no soportaría que alguien me separé de ti

—Lo sé, Rey, igual que yo te amo a ti.

—Creo que mejor vuelvo al palacio, con tu madre —dijo después de un momento—, para que tú continúes con la reunión.

—No, señora Solo, usted se va a quedar aquí, conmigo, dónde le corresponde.

—Pero ¡Ben...!

Lo que iba a decir se perdió en los labios de su esposo, é la besaba con insistencia, hasta que ella se rindió y se entregó también al beso que terminó un par de minutos después.

—Ahora, mi amor, siéntate aquí y escucha con atención.

Ben salió a llamar a los que estaban en la reunión y que esperaban con cierto temor en el pasillo, entraron viendo con sorpresa que Rey estaba tan tranquila, sentada otra vez en su lugar, junto al líder supremo.

Al parecer, solo él sabía cómo calmar a la Jedi y ella a él.

—Bien, damas, caballeros, continuemos con la reunión —dijo Ben mirando a los presentes.

—¿Y qué sugieres, Solo? —preguntó Poe—. Es obvio que ellos ya tienen un plan.

—Sí, y nosotros ya estamos enterados, Dameron, esa es la ventaja.

—Tenemos que pensar cómo inhabilitar a toda la flota de Coruscant.

—Así es, piloto, aunque es posible que también esten involucrados algunos otros senadores, aparte de la reina de Naboo —le respondió Hux a Poe.

—Y no contamos con el tiempo suficiente para preparar un contra ataque —ahora fue Ben quien habló.

—¿Con cuántos soldados cuenta la primera orden? —preguntó Rey, sorprendiendo a su esposo.