El principio del fin

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Todos estaban listos para partir, se podía sentir la tensión, el temor y la incertidumbre, no estaban seguros si volverian o no, de camino al Halcón Milenario, Rey se encontró con Trudy y se acercó a ella.

—¡Trudy!

—¡Rey! ¿No vas con el maestro?

—No, dice que iré muy incómoda, ya sabes que el Tie Silencer es para una sola persona.

—Eso es verdad. Rey, por favor, ten cuidado allá, no sabemos con qué nos vamos a encontrar.

—No te preocupes, lo tendré, tú también cuídate. ¿Si?

Le dio un abrazo a su amiga y fue a reunirse con Leia, que estaba hablando con Poe.

—¿Ya supiste algo de Lando?

—No, general, aún no, pero Maz me pidió que le enviara las coordenadas para reunirse con nosotros.

Leia vio como la nave de su hijo se elevaba y sintió una opresión en el pecho, el temor de perderlo otra vez no la dejaba y lo mismo le pasaba a Rey, ella tenía sus ojos húmedos al verlo alejarse.

—¡Vamos, Poe, no perdamos tiempo!

Rey entró en la cabina del Halcón Milenario y se fue directo al asiento del piloto.

—¡Oye! Se supone que yo...

—Hoy no, Poe, vamos Chewie, tenemos que alcanzar a Ben.

Poe buscó apoyo en Leia, pero ella lo miró cómo diciéndole que no podía hacer nada, derrotado, se rindió y se fue en busca de su X-wuing, pero ¡oh, sorpresa! En el camino se encontró con Trudy

—¡Hey, piloto!

—¿Y ahora qué?

—Nada, ten cuidado —la sonrisa que le dedicó dejó a Poe descolocado y mientras la veía alejarse, pensó que nunca iba a entender a las mujeres.

Llegó a su X-wuing y se encontró a su droide muy molesto porque no había podido ver a Rey.

—¿Tú también, BB-8? Primero esa rubia que las trae conmigo, luego Rey me saca del Halcón Milenario y ahora tú, te pones en mi contra, hoy no es mi día

Estaba tan ocupado desahogándose que no se dio cuenta de que BB-8 había encendido el canal de comunicación y todos lo escuchaban.

—Dameron...

—¿Ahora qué quieres, Ren?

—¿Ya te diste cuenta de que todos te estamos escuchando?

—¿Qué?

—Sí —se escucharon unas risas de fondo y Poe agradeció que en ese momento estaba solo para que no vieran el color de su cara.

—¡BB-8! —el característico beep beep del pequeño droide se escuchó en respuesta al reclamo de Poe.

—¿Cómo qué no fue tu culpa?

—Poe, deja de discutir con BB-8 y vámonos —la voz de Leia llevaba un dejo de diversión.

—Sí, general, lo siento.

Cerró el canal y despegó detrás de Rey, ya se las arreglaría con el pequeño rufián, después.


En otra nave, Trudy se moría de la risa mientras Hux, confundido, la miraba, él no entendía eso de las relaciones sentimentales y prefería observar a distancia.

—Llévame al crucero de la primera orden, Trudy, tengo que dirigir a las tropas desde ahí.

—Cómo quieras

La Jedi que yo amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora