Enfrentando al pasado

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Rey caminaba junto a Leia, temiendo la vergonzosa plática y es que, a decir verdad, ya era tarde para cualquier consejo que pudiera darle acerca de lo que había pasado entre Ben y ella.

—Leia, yo... —trató de hablar, pero su suegra la interrumpió.

—Tranquila, hija, no tienes que darme explicaciones, ni avergonzarte, si ustedes son felices, yo también, solo me gustaría saber, si no te importa, si se están cuidando contra un posible embarazo, porque, aunque me haría muy feliz tener un nieto, este no es el mejor momento.

—Ben se está encargando de eso —le contestó la ella con las mejillas sonrojadas.

—Está bien, pero si tienes alguna duda, quiero que sepas que puedes contar conmigo.

—Gracias, Leia.

—Gracias a ti, por traerlo de vuelta a la luz, Rey.

—Lo amo tanto —dijo viendo en la distancia cómo Ben platicaba con Hux y Trudy.

—Lo sé, y él a ti, me alegra que seas tú a quien la fuerza eligió para ser su otra mitad.

—El maestro Skywalker nos dijo algo que aún no entiendo muy bien.

—¿Qué son una Diada?

—Sí. ¿Usted sabe algo acerca de eso?

—No, yo pensaba que solo era una leyenda, tendré que investigar.

—Tengo que confesar algo.

—¿Qué?

—Cuando estuve en Ahch-To, con el maestro Luke, tomé los antiguos textos Jedi y me temo que no los regresé a su lugar, tal vez en esos libros este escrito algo sobre eso.

Leia sonrió al ver el gesto avergonzado de Rey y sus mejillas rojas.

—¿Qué hiciste con ellos?

—Están en el Halcón Milenario, con mis cosas.

—Entonces vamos a buscarlos.

—Créame que no fue mi intención robarlos, solo sucedió.

—No te preocupes, hija, no creo que los viejos fantasmas de la fuerza los necesiten y si así fuera, pueden venir a buscarlos.

—¿Son muchos? Me refiero a los fantasmas.

—Sí, unos cuantos.

—Solo conozco al maestro Skywalker y debo decir que es un dolor de cabeza.

—Por lo poco que sé de él, parece que siempre lo fue.

—Ben se parece mucho a él.

—Desafortunadamente —estuvo de acuerdo Leia—, vamos por esos textos, antes de que mi hijo haga un drama porque no estás a su lado.

—¿Tan obvio es?

—Peor, pero así era su padre, tiene a quien salir.

Caminaron juntas hacía el Halcón Milenario sin darse cuenta de que Luke había escuchado toda la conversación y sin detenerse a pensar, fue furioso a donde Ben estaba para enfrentarlo después de tantos años de estar evitándolo.

Ben lo sintió mucho antes de que llegara, ya que aún reconocía su firma en la fuerza, se puso en guardia, Hux y Trudy lo miraron extrañados, pero cuando vieron al famoso Jedi frente a ellos lo entendieron.

—Luke —lo miró impasible, tratando de controlar el impulso de atacarlo.

—Niño.

Hux y Trudy se alejaron unos pasos y los miembros de la resistencia que estaban cerca de ahí también retrocedieron.

La Jedi que yo amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora