La Jedi que yo amo

Lo mejor de mí

Después de abandonar el Supremacía, Finn y Rose habían llegado con la resistencia, provocando un gran alboroto porque nadie les podía creer que Hux fuera el espía y que Rey estuviera con Kylo Ren. Aunque eso último aún no estaba muy claro, ya que no explicaban a que se referían exactamente con eso de que estaba con él.

Aunque al parecer, la general Organa era la única que sabía algo porque tenía una gran sonrisa en el rostro y no parecía estar preocupada, cuando todos volvieron a sus labores, Finn y Rose se acercaron a Leia y le mostraron el holopad con la grabación que les había dado Hux.

—Entonces, ¿Hux es el espía? —preguntó Leia, estaba sorprendida después de ver todo.

—Sí, aunque todavía no me lo puedo creer —expresó Rose pensativa.

—¿Y qué me dices de lo de Rey con Kylo Ren? —Finn todavía sentía escalofríos al recordar a esos dos, besándose apasionadamente.

—Su nombre es Ben, Ben Solo.

Las caras de Finn y Rose cuando escucharon a Leia eran un poema.

—Yo soy la culpable en gran parte de que mi hijo haya caído al lado oscuro, pero no pierdo la esperanza de que vuelva, no lo sé, tal vez Rey pueda traerlo a la luz.

El anhelo reflejado en la voz de Leia le llegó al alma a los dos.

—Creo que ya lo hizo, general, debería haberlos visto, se besaban con tanto amor —el suspiro que lanzó Rose después de hablar hizo sonreír a Leia.

—¡Rose, por favor! —se quejó Finn—. No es agradable recordar eso.

Pero ella continuó su relato sin hacerle caso.

—Y después de que los sorprendimos, él no la quiso soltar, la estuvo abrazando todo el rato que estuvimos ahí —la mirada de Rose era soñadora mientras le contaba a Leia lo que habían visto—. Creo que en verdad hay amor ahí.

—Jamás imaginé a alguien como Kylo Ren enamorado —el escalofrío recorrió a fin de pies a cabeza provocando la risa de ambas mujeres—. Trabajé mucho tiempo con él y creía conocerlo, pero es verdad, la manera cómo mira a Rey es auténtica y aunque odio admitirlo, ella está igual de embobada que él.

—Dime Finn, ¿tú estás enamorado de Rey?

—¡Claro que no, Rose! —exclamó Finn sorprendido por la pregunta—. Ella es como mi hermana, por eso me cuesta mucho verla con un novio tan... inconveniente.

—¡Finn! —exclamó Leia defendiendo a su retoño.

—Lo siento, general y no se preocupe por él, Rey ya lo trajo a la luz, muy pronto lo tendrá con usted, me voy, estoy seguro de que Poe querrá saber todo y hay muchas cosas que hacer —Finn dio la vuelta y salió de ahí haciendo la parodia de otro escalofrío.

—Ahora, Rose, quiero que me cuentes todo con lujo de detalles.

—Los hubiera visto, general, aunque no lo parece, su hijo tiene un lado muy tierno, es lindo.

Leia levantó una ceja ante el comentario de la chica.

—Quiero decir, cuando no está en modo Kylo Ren, con la máscara y la capa —explicó Rose.

—Es verdad, aunque él solía ser un chico muy tímido e inseguro de su aspecto físico.

—Pero ¿qué dice, general? Si es un hombre muy atractivo.

—¿Tú crees? Porque él no se sentía así.

—Sí, lo creo y Rey también —dijo Rose con una sonrisa ladina y las dos soltaron risitas cómplices

—Vamos, ya está bien de chismes —dijo la Leia, levantándose—, hay mucho que hacer antes de que ellos se pongan en contacto con nosotros.

En el espacio, lejos de ahí, Ben y Rey abordaban el Tie Silencer porque la evacuación del Supremacía estaba casi completa.

—Lo siento —se disculpó él—, iremos un poco apretados, pero no confío en que vayas segura en otra nave.

Ben miró de soslayo a Rey que iba junto a él en el reducido espacio, sin poner ninguna queja.

—Está bien, no te preocupes.

—¿Hux?

—Sigo vivo, Ren, y no gracias a ti —fue la respuesta sarcástica del pelirrojo—. ¿Dónde estás?

—En el Tie Silencer, ve en la Lanzadera de mando y aborden el Fulminatrix, nos vemos en Mustafar.

—¿Estás seguro de querer ir allá, Ren? —ya sabes por qué lo digo.

—Lo sé, pero debo reunirme con los caballeros de Ren.

—Cómo usted diga, líder supremo —respondió Hux y Ben cortó la comunicación sin decir nada.

—¿Por qué te dice líder supremo? —preguntó Rey extrañada.

Ella estaba detrás de él que manipulaba los mandos del Tie Silencer, le acariciaba el cabello tomando los mechones entre sus dedos y pensando que para ser hombre lo tenía muy suave.

—Porque le gusta molestar —respondió Ben con un gesto raro—, aunque tiene razón en una cosa, es peligroso que te lleve Mustafar, pero no tengo opción, no pienso perderte de vista.

—¿Qué hay en Mustafar que preocupa tanto a Hux?

—El castillo de Darth Vader.

—¿Tan malo es? —Rey no entendía nada.

—Sí, es un lugar donde reina el lado oscuro de la fuerza.

—Tu abuelo resultó ser un dolor de cabeza.

—Yo también, mi amor, he sido un dolor de cabeza para todos, hasta para ti, solo por qué no quería admitir mis sentimientos, me daba miedo tu rechazo, que tonto fui, solo tenía que decir te amo.

—¿Miedo, tú? Pero si te aparecías en los momentos menos oportunos, Ben.

—Eso no era culpa mía, sostente fuerte saldremos de aquí.

Aprovechando que no había mucho de dónde agarrarse, Rey se abrazó a él en el momento que ponía la nave en marcha. Unos segundos después el Supremacía explotaba, solo dos naves esperaron para asegurarse que no quedara nada de ella, el Tie Silencer y la Lanzadera de mando, cuando se aseguraron de que solo quedaban escombros Ben y Hux respiraron aliviados, un problema menos.

—Vámonos de aquí, Hux —le ordenó Ben al pelirrojo.

—Sí, señor.

—Ahora sí, mi Jedi, soy todo tuyo —le dijo Ben a Rey que seguía abrazada a él.

—Pensé que ya lo eras.

—Bueno, de acuerdo con que dijo mi abuelo, soy tuyo desde que nací y tú mía.

Puso el piloto automático y la atrajo para sentarla en sus piernas, llevó una mano a su mejilla y la miró cómo si quisiera memorizar el rostro que tanto lo había atormentado.

—Te amo, Rey.

—Y yo a ti Ben Solo —ella también le acariciaba la mejilla—, quien iba a decir que detrás de esa máscara y de esa imagen que causaba terror estabas tú.

—Tú me trajiste de vuelta a la luz Rey, y no sabes cuánto te agradezco que no te hayas rendido, supiste ver lo que nadie más vio.

—¿Qué?

—Lo mejor de mí.

Rey lo abrazó más fuerte y se besaron mientras luces azules destellaban alrededor.