Encuentro secreto

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Días después del primer encuentro sorpresivo, Rey estaba sentada sobre el camastro donde dormía, en la cabaña que le habían asignado, cuándo se estableció de nuevo la extraña conexión que tenía con Kylo Ren. En ese momento se reusaba a llamarlo Ben, había algo que se lo impedía.

—¿Podrías dejar de aparecer así y ponerte algo encima? —le reclamó molesta y nerviosa porque estaba frente a ella con el torso denudo, y que torso, pensó recorriéndolo con la mirada, aunque un momento después se reprendió mentalmente.

—Sabes que yo no lo controlo —respondió el semidesnudo hombre, volteando a verla con el ceño fruncido.

En los últimos días, la fuerza los había conectado varias veces en los momentos menos oportunos y parecía que él lo disfrutaba, pues le encantaba verla nerviosa, cómo en ese momento.

—¿No tienes camisas, o algo que ponerte encima? —ella se levantó del camastro, descalza, para tratar de salir, pero el alto hombre le cerró el paso.

—¿Por qué? ¿Te pongo nerviosa? —preguntó él, arqueando una ceja.

—¡Claro que no! —exclamó Rey muy acalorada. Sentía sus mejillas ardiendo y en ese momento deseó tener su blaster a la mano.

Pero a pesar del bochorno y la molestia que estaba empezando a sentir, no podía evitar mirar el musculoso torso, sabía que él era fuerte, más no pensó que tendría semejante cuerpo, el tipo parecía esculpido por los mismos dioses y se aprovechaba de eso paseándose frente a ella casi sin ropa.

—¿Estás segura? Tus mejillas están rojas —le dijo y, le dio una media sonrisa burlona.

El corazón de Rey se saltó un latido, ahí estaba, era él, el hombre, no el monstruo, jamás lo había visto sonreír así y era la sonrisa más bonita de la galaxia, por un momento pudo ver a Ben Solo, el hijo de la general Organa y el contrabandista Han Solo y pensó que tal vez, solo tal vez, aun había esperanza para él. Se había quedado tan sorprendida, que no se dio cuenta que él se había acercado peligrosamente a ella.

—¡No te acerques! —exclamó y dio un paso atrás, asustada.

—Estoy más cerca de lo que crees, Rey.

—¿Cómo? —la profunda voz le provocó un escalofrío y en ese momento ella no podía hilar un pensamiento coherente.

—La fuerza insiste en unirnos, entonces que así sea.

—Espera. ¿De qué hablas?

—Nos vemos pronto, Rey —ella escuchó esto último solo cómo un eco porque la conexión había terminado, dejándola sola y con muchas preguntas.

—¿De qué rayos hablaba? —murmuró confundida—¡No! ¡No puede ser, sabe dónde estoy, de alguna manera dio con la localización de la isla! ¡Demonios!

Se cubrió la boca recordando lo sagrado del lugar, pero olvidándolo de nuevo, un segundo después.

—No, él es el demonio. ¿Y ahora qué hago? —preguntó a la nada.

—Rey, ¿estás hablando sola?

—¡Maestro Skywalker! —asustada, miró hacia la puerta con la mano en el pecho, era el segundo sobresalto del día—, no, solo pensaba...en voz alta.

—¿Estás bien? —Luke veía a los lados, cómo buscando algo en el reducido espacio—. Sentí una perturbación en la fuerza.

—Sí, maestro, estoy bien. ¿Qué fue lo que sintió?

—Por un momento sentí que todo estaba en equilibrio y después nada, fue muy extraño.

—¿Equilibrio? —preguntó Rey confundida.

La Jedi que yo amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora