30. Sthen

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Cuando tú llegaste

Capítulo 30: Sthen

—Alexa Villarreal—

Hemos llegado a la playa, el lugar está súper lleno, ni siquiera podíamos pasar sin rozar a otra persona. Todo el mundo baila y toma como si no hubiera un mañana. Me he encontrado con Cristian, Maicol y sus novias, buscamos un lugar y nos hubiéramos, Sthen ya está por empezar a tocar.

Los chicos han ido a buscarnos algo de tomar, mientras nosotras bailamos, Katia y Romina son muy divertidas, igual que Naileth. Los chicos regresan con las bebidas y cada quien toma a su pareja. Estoy dispuesta hacer lo que sea para divertirme, por eso cambié de pareja con Naileth, quedándome yo a bailar con Sebastián y ella con Santiago. Comienzo a bailar bastante cerca de Sebastián y a él parece no molestarle en lo más mínimo.

—Hagamos un trato—hablo con voz alta, la música está muy alta.

—A ver ¿qué se te ocurrió? Espero no sea una locura.

—Sí que lo es—sigo bailando—. Quiero que excites a Naileth, mientras bailan. Y no puedes decir que no, siempre cumplo tus retos.

—Alexa, pero lo que me pides es otro nivel—me pega a su cuerpo—. Si yo lo hago tú tienes que lograr que Santiago también haga lo mismo contigo.

—Trato hecho, amigo—sonrío—. Eso no es problema para mí, pero espero que tu novia acepte.

—Si no acepta, estás tú—susurra en mi oído—. Es broma, así que no te mojes.

—Eres un imbécil—muerdo su oreja—. Que empiece el reto.

Ambos dejábamos de bailar y yo tomo de la mano a Santiago, mientras le doy un beso. Miro a Sebastián y él hace lo mismo, sonrío porque sé que lo logrará, Sebastián es un chico con un poder de convencimiento bastante grande. Sigo bailando con Santiago y hago movimientos muy sexy, para provocarlo. Lo escucho gruñir cuando agarro su trasero de manera que nadie se dé cuenta.

—Alexa, no hagas eso—me dice cuando siente que aprieto su trasero por segunda vez—. No juegues con fuego si no quieres quemarte.

—Tengo ganas de ti. —Sonrío sobre sus labios.

—Estás loca, hay mucha gente en este lugar—me mira—. No podemos hacer nada.

—Claro que podemos, el lugar es lo de menos, y tú lo sabes.

Siento sus mano recorrer mi piel desnuda hasta tocar sobre mis bragas.

—Si nos tildan de enfermos sexuales, es tu culpa.

—Que no te importe lo que piense la gente.

Acerco sus labios hasta los míos y me besa de manera lenta, mientras tiene su mano dentro de mi vestido, y nadie parece darse cuenta. Miro en la dirección de Sebastián y noto que tiene su mano dentro de la falda de Naileth, así que le hago pulgar arriba. Siento cuando Santiago hace a un lado mis bragas y sin esperar más me penetra con su dedo y con otro toca y pellizca mi clítoris.

—¡Oh, por Dios!—gimo al sentir su dedo moverse.

—Esto te gustará mucho más.

Termina de hablar y acelera más los movimientos, sin dejar de tocar y pellizcar mi clítoris, sus movimientos son certeros. Siento que el sonido de la música me excita más. Abro un poco mis piernas, para que Santiago tenga más facilidad, y él vuelve a besarme, para que nadie note los gestos de mi rostro. No soporto más cuando me corro, porque la forma en la que mueve sus dedos es sorprendente. Saca sus dedos y los seca con un pañuelo, miro donde Sebastián y él hace lo mismo.

—¿Crees que después de esto me aguantaré?—Santiago me abraza por la espalda—. Siento que se me romperá el pantalón.

—Pues te aguantas, porque Sthen empezará a tocar.

—¿Hablas en serio?—Me gira en sus brazos—. Necesito de ti.

—No quiero perderme esto, solo espera un poco.

Le doy un rápido beso.

Sthen sale y todas las chicas se vuelven locas gritando, y vaya que ha cambiado, el chico está guapísimo, nada de lo que recordaba. Puedo ver que su enorme trasero está más redondito que antes. Como estábamos en la parte de adelante, nos podía ver, así que nos dedicó una sonrisa y a mí me guiñe un ojo. Siempre dije que el sería un buen Dj, y vaya que sí lo es. Nos pone a bailar como locos a todos.

—No deja de mirarte—Naileth se acerca junto con las chicas.

—Sthen te desnuda con la mirada, amiga—Romina sonríe con picardía.

—Es cierto, nos dimos cuenta que te guiñó un ojo—Katia me da un pequeño empujón.

—Ya me di cuenta que no deja de verme, pero saben que estoy con Santiago y no puedo hacer nada, además, Sthen me conoce desde que soy una niña, y el tiene veintidós y yo diecisiete, me lleva como cinco años.

Ignoro los comentarios de las chicas y sigo bailando, Sthen sí está como se quiere, pero tampoco estaría con él, por el hecho que Santiago me trae como tonta. Seguimos bailando, y me siento cansada, así que le pido a Naileth que me acompañe a la barra para pedir algo y descansar. Ya está tocando otro chico, porque Sthen ha terminado su turno.

—Me duelen los pies horrible—digo quitándome los botines—. Estoy muerta.

—Ya somos dos—le da un trago a su agua mineral—. Esto está buenísimo.

—Pero mira quién está aquí—la voz de Sthen nos interrumpe—. Alexa, la chica más rebelde que he conocido, pero está con una chica bastante linda.

—Hola, Sthen. Ella es Naileth, la novia de tu primo Sebastián.

—Hola. —Naileth le sonríe—. Eres bueno en lo que haces, ¡he!

—Gracias. Mi primo sí que supo escoger—voltea a verme—. Pensé que tú terminarías siendo su novia, siempre estaban juntos.

—Sebastián nunca me ha gustado, solo somos amigos.

—Pero tienes novio, ¿no es así?—se acerca más—. Te vi besarte con un chico.

—Es primo de Naileth, y sí es mi novio. ¿Cuándo te regresas a California?

—En unos días, vine porque me invitaron a tocar—murmura—. Chicas, las tengo que dejar, seguro me deben estar buscando. Alexa, estás preciosa, como siempre, lástima que seas cinco años menor que yo. Y Naileth, un gusto conocerte.

Nos da un beso en la mejilla y se aleja de nosotras, no esperaba que me coqueteara tan directamente, el chico está buenísimos. Nos regresamos adonde los chicos, después de habernos tomado algo para seguir divirtiéndonos, como hasta hora. Dije que disfrutaría de la noche y eso es lo que estoy haciendo.

—Ashley Lancaster—

 

Cuando tú llegaste. © #1 [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora