37. Quédate conmigo

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Cuando tú llegaste.

Capítulo 37: Quédate conmigo

—Alexa Villareal—

Hemos llegado a la fiesta y tengo que aceptar que la decoración es preciosa. En la entrada hay una especie de fotografías donde salimos todos, en algunas estamos descuidados, pero ha quedado lindo, los globos son de color rojo con blanco, pero todas tienen el nombre de la escuela.

Entramos y todos centran su mirada en nosotros, o bueno, más bien en mí y por lo que veo deben de estar hablando de mi supuesta relación sentimental con Sebastián. Hoy pienso disfrutar si no me aburro antes y me voy. Todos parecen muy animados, pero claro, la ocasión lo amerita.

Busco con la mirada a Santiago y lo veo en una esquina, mi respiración se acelera por ver que tiene su mirada clavada en mí, esta noche se ve diferente, está vestido de traje y luce jodidamente guapo, sus músculos se marcan bastante bien. Por primera vez me siento intimidada por su mirada tan intensa, así que regreso la mirada hacia los chicos, quienes para mi pesar se están comiendo a besos.

Miro a todos lados, hasta que veo que Maicol y Cristian vienen hacia nosotros, con sus novias, al verme no dudan en abrazarme, igual que los chicos, todos están en parejas, a excepción de mí que vine sola. «con quién habrá venido Santiago, después que no sea con María, todo esta bien».

—Alexa, te ves hermosa, pareces una Barbie—Katia me mira con una sonrisa.

—Estoy segura que serás la reina del baile—Romina sonríe con picardía.

—Gracias—las miro—. Iré por un trago, lo necesito.

—Te acompaño—Naileth se levanta detrás de mí—. Ya regresamos.

Nos acercamos a la mesa donde hay todo tipo de trago y no dudo en tomarme uno, hasta el fondo. Escucho risas detrás de mí y noto a María con su amigas, quienes tienen una sonrisa triunfante. Decido ignorarla, y escucho la voz de María, me giro hacia ella con el vaso de vino que ahora tengo.

—Tan amigas son que comparten el novio—nos mira muy animada—. Pero gracias a eso tengo la oportunidad de conquistar a Santiago.

—No creo que te preste atención, con esas fachas que te cargas. Supongo que ese vestidito te lo prestó tu abuela, ¿no es así?

Suelto una carcajada al ver su cara y Naileth no duda en reír ni un segundo.

—Me lo presto tu mamá, con este andaba de perra loca.

—Dile que perdón por lo que haré, pero que el vestido estaba muy gastado—le tiro la copa de vino encima haciendo que le salpique a sus amigas—. Ahora está mejor.

Me voy donde los chicos y la dejo a ella empapada del vino que le tiré en su vestido. Noto que la profesora de química toma el micrófono y nos pide que nos acerquemos, estoy segura que van a decir quiénes son los reyes de primavera. Dejan todo en silencio y la profesora comienza hablar, me sorprende cuando escucho mi nombre y el Santiago, ambos cruzamos miradas, porque sé que ninguno de los dos lo esperaba.

Nos acercamos a la profesora, pero cada uno de un lado, mientras todos aplauden. Nos colocan una corona y nos piden que nos juntemos para una foto, no me muevo, pero me sorprende que él se acerca y sujeta mi cintura haciendo que mi cuerpo se tense. Sonreímos a la cámara y cuando pienso alejarme Santiago hace fuerza en mi cintura, y suena una canción suave. Todos hacen una ronda dejándonos en el medio y haciendo que todo mi ser se sumerja en los nervios de tenerlo tan cerca y con ese brillo en su mirada muy intenso.

Se mueve un poco, hasta quedar frente a mí y comienza a bailar la canción estilo vals, así que le sigo el paso sin quitar la mirada de sus ojos, ni él de los míos. No sé cuánto tiempo pasa que cambian la canción, y todos se unen a bailar, me aparto de Santiago para irme a sentar, pero me detiene tomando mi mano y mandando una corriente de nervios en todo mi ser.

Cuando tú llegaste. © #1 [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora