1. ¡A la mierda la edad!

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Cuando tú llegaste.

Capítulo 1: ¡A la mierda la edad!

—Alexa Villareal—

Estar casi dos horas en coordinación porque tus padres no pueden dejar sus negocios a un lado por venir a buscarte, es lo peor del mundo. «Luego se quejan de mi comportamiento». No es mi culpa que ya me hayan expulsado de cuatro escuelas simplemente por pendejadas: son unos aburridos y no aguantan nada.

Miro para todos lados y veo a Leonardo, mi ex-profesor de matemáticas. Es mucho mayor que yo, pero no está nada mal. Yo sé que le gusto desde que entré a la escuela, aunque nunca me lo ha dicho. Y sí, cepto que es bastante atractivo, así que es hora de conquistarlo. Si es mi último día acá, pues hay que cerrarlo con broche de oro.

Me levanto y acomodo un poco mi falda dejando ver mis piernas bien tonificadas y me acerco a él y con una sonrisa.

—¿Leo, te han dicho que tus ojos grises son hermosos?

—Señorita Villarreal, no puede andar diciéndome esas cosas —intenta apartarse. Lo detengo

—Yo sé que te gusto, no puedes negar que cada vez que me miras algo provoco en ti.

—Esto no está bien, yo soy tu profesor. Acepto que me gustas, pero eres una jovencita de diecisiete años y yo tengo veintinueve, soy mucho mayor.

—¡A la mierda la edad! Hoy es mi último día acá y no me iré con ganas de besarlo.

Sin pensarlo empiezo a besarlo de una manera rápida y él no duda en corresponder, me carga con sus fuertes brazos y me sube en el escritorio sin dejar de besarme, mete la mano lentamente en mi falda y a mí no me molesta. No pienso tener sexo con él, pero sé hasta dónde llegar.

Para tener diecisiete años estoy bien formada y soy capaz de conquistar al chico que quiera, y mi profesor no iba a ser la excepción. Nos seguimos besando y ya he quitado su camisa hasta que escuchamos que alguien viene, no lo dejo ir y empiezo a gemir, a pesar de solo estar basándonos. Quiero ver la cara de la coordinara cuando vea a su mejor profesor con una adolescente.

La puerta se abre y aparece la coordinadora junto a mis padres, Leonardo se aparta y yo le doy una sonrisa sínica a mis padres.

—¿Puedo saber qué pasa aquí? —Pregunta la coordinadora.

—Encima de vieja, pendeja. Era obvio que estábamos a punto de tener sexo, pero ustedes nos interrumpieron. ¿Pueden salir y así nosotros terminamos?

—¡Alexa, cállate! No sé qué haremos contigo, te han corrido de cuatro escuelas y sigues con ese comportamiento tan brusco —mi madre me habla en un tono más alto que de lo normal.

—Profesor Leonardo, se puede ir, después hablaré con usted —le ordena la coordinadora.

Le doy una sonrisa al profesor antes de que desaparezca.

—¿Hasta dónde piensas llegar? —mi padre se acerca—. He gastado demasiado dinero pagando cada mierda que haces, pero me cansé.

—¿Qué harás, papito? —Giro los ojos—. ¿Mandarme lejos como siempre has querido o mandarme a un internado?

—Entrarás a una escuela pública. Dejarás de ser rebelde a las buenas o malas.

—Estás loco —bufo—. No iré a una escuela de gente pobre.

—Sí irás y no hay vuelta atrás. Alexa, es hora de cambiar —interviene mamá.

—No me harán eso por una bobada.

Cuando tú llegaste. © #1 [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora