CAPÍTULO 7 - BROWN EYES

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Valentina's POV

Juliana Valdés tiene, probablemente, el par de ojos marrones más bonitos que he visto en mi vida. Casi puedo jurar que brillan, y eso que ya es de noche. Los observo por más tiempo del que debería porque ella también me sostiene la mirada.

No lo había notado, ya que en general, nunca me detengo a ver a otras personas, pero ella es realmente linda, como ese tipo de chicas que provocan envidia

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No lo había notado, ya que en general, nunca me detengo a ver a otras personas, pero ella es realmente linda, como ese tipo de chicas que provocan envidia. Usando una camisa básica blanca bajo una cazadera de cuero totalmente corriente, se ve tan absurdamente sexy que siento odio. Tiene un estilazo de niña problemas impecable, y ni siquiera es a propósito.

Sus ojos se desvían desconectando nuestras miradas, y en este momento me doy cuenta de que parezco estúpida aquí parada. Doy unos pasos lentos y paso por el lado de ella sin decir ni una sola palabra.

Comienzo a caminar hacia mi destino, la biblioteca de WeiBull, tratando de sacar de mi cabeza el raro choque con la chica Valdés, aún tengo muy claro que a ella le desagrado.

De repente algo me saca de mis pensamientos, el sonido de alguien caminando muy cerca de mío, pero no giro mi cabeza, sólo sigo caminando un poco más hasta llegar a la entrada de la biblioteca, donde me detengo y doy un rápido vistazo hacia atrás. Es Juliana Valdés. ¿Acaso esta chica me está siguiendo?

Entro al lugar y ella también. Me quedo en la recepción, pero ella se adentra. Es tan raro.

Se pierde entre los pasillos y yo intento dejarla pasar.

—Buenas noches, Valentina. ¿Hoy no viene Manuel contigo? —pregunta la recepcionista. Yo niego con la cabeza.

Dos veces a la semana vengo a la biblioteca con Manuel a hacer horas de caridad. En realidad, mis padres me obligan como forma de "tener buena imagen".

—Podrías ordenar un poco los libros del estante de literatura histórica. —me indica la encargada, yo asiento con la cabeza y me dirijo a ese lugar.

Comienzo a sacar algunos libros para luego ordenarlos por tamaño. Repentinamente escucho el ruido de un montón de libros caerse a mi espalda, me giro rápidamente y encuentro, casi como un deja vú, al par de ojos intensamente marrones de Juliana Valdés. Joder, esta chica está por todas partes.

Ella empieza a poner los libros en su lugar con rapidez, pero lo hace desordenado y mal.

—Espera, no lo pongas así. —digo con un poco de nerviosismo. Tomo los libros que quedan y los acomodo bien. —Déjame ponerlos en su lugar.

Casi puedo observar como titubea y se retira un poco para que yo pueda arreglar su desastre. No me toma ni dos segundos dejar todo ordenado.

—Gracias. —susurra Juliana, esta vez ni siquiera me mira.

Hubiese sido conveniente decir "de nada", dar la vuelta y seguir con mi trabajo, pero mis ojos inevitablemente viajan hasta su cuello, y ahí está el maldito collar de plata. Casi se me sale el aire de los pulmones. Esto parece como una alucinación mía.

PROHIBIDO (ADAPTACIÓN) - JULIANTINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora