CAPÍTULO 3 - ¿QUÉ ES EL SEXO?

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Valentina's POV

Estamos saliendo de la casa de los Valdés, ya son las 3:00 a.m., solo nos quedamos hasta tan tarde por Esme y su nueva conquista de este mes.

Este chico se llama Michel Valdés, el cual hizo una actuación de héroe ayudando a limpiar el vestido a Esme. A ella jamás le ha molestado tener el papel de damisela en peligro.

—Saúl no me contesta el teléfono. —dice Esme, refiriéndose al amo de llaves de su casa y la de Manuel. —Lo he estado llamando desde hace dos horas.

—Tendrán que dormir en mi casa. —afirmo, y ninguno de los dos se niega.

Las familias de Manuel y Esme son muy buenas amigas. Ellos fueron criados como hermanos, incluso viven uno junto al otro en dos casas dentro del predio privado. Mi casa está en otro predio privado justo en frente.

A diferencia de ellos que nacieron y crecieron acá, yo llegué a la ciudad hace 5 años —cuando tenía 12—. Desde el primer momento nos hicimos inseparables, literalmente inseparables, y el día después de mi cumpleaños número 13, Manuel me pidió que fuera su novia... hasta ahora, nada ha cambiado.

—Creo que tiene esta semana libre. Sabes que Saúl ha trabajado para la familia toda su vida, merece un poco de descanso. —habla Manuel a Esme. Le doy una tierna mirada.

—Le pediré que deje las llaves la próxima vez. —contesta Esme en tono amable. Y de repente hay un sentimiento que me invade, como que todo lo que me rodea es explícitamente correcto. Mi mejor amiga y mi novio son personas muy correctas y, por así decirlo, "bien educadas". Eso genera que el ambiente que me rodea siempre se sienta pleno, sin actos indebidos, correcto.

Manuel deja entonces el auto en mi aparcamiento, y los tres entramos a la casa. Esto de dormir en una casa los tres es bastante habitual, así que no tengo que decirles ni a qué habitación ir, ni que ropa usar de pijama, ya lo saben.

— No hagan mucho ruido. —me susurra Esme al oído. Yo le doy una media sonrisa. —Hasta mañana Vale. Que duermas bien, Manuel.

La chica entra a su habitación y yo a la mía. Entro en mi cama acomodándome al lado opuesto del chico. Estoy algo cansada, así que me dispongo a dormir inmediatamente, pero entonces siento como el hombre junto a mí da una vuelta sobre su cuerpo para poder mirarme.

—¿Sabes que toda la noche estuve esperando para estar a solas contigo? —empieza a decir Manuel con tono coqueto. Sé a qué quiere llegar, y aunque estoy muy cansada, siento el deber de seguirle el juego.

—¿Ah, sí? —paso mi mano por su mejilla carrasposa. —¿Y me vas a decir por qué?

—No.

—¿No?

—Te voy a mostrar. —y sin dejarme decir nada más estrella sus labios con los míos, pero no intentando besar, sino más bien como buscando una excusa para así desabotonar mi camisa.

Yo intento suavizar el beso, porque la verdad con lo cansada que estoy, prefiero ir lento. Pero esa no es la intensión de mi novio y rápidamente saca sus prendas y las mías. No es para nada la primera vez que hacemos esto, así que no siento nervios ni miedo, pero sí me sucede algo...

¡No estoy caliente! Y eso me preocupa, porque en general, no es bueno que el sexo uno vaya a 180 km/h y el otro a 30, así que me concentro, ubico mis ojos en un punto en la nada y empiezo a sentir lo mejor posible todo lo que él hace. Besa mi abdomen, pero de la misma manera que mis labios, insípidamente.

Y con las manos baja mi ropa interior y saca mi sostén. Se calma un poco y mira por un largo tiempo mi cuerpo totalmente desnudo, intenta trazar mis curvas con sus manos, pero no es para nada delicado y sus manos van demasiado rápido mientras da unos besos a mis pechos. Sigo con la vista en el vacío y hay algo...

PROHIBIDO (ADAPTACIÓN) - JULIANTINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora