CAPÍTULO 62 - SALVARLA A ELLA

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Juliana's POV

Tienes que ser clara con tus emociones, nada de titubeos, ni enredos sentimentales. Toma una píldora de Fluoxetina cada noche, es un antidepresivo. El tratamiento se basa en ser constante con la terapia.

Fue lo que me dijo uno de los doctores el mismo día del diagnóstico. Howard pidió que me hicieran un tratamiento inmediato, no le negué nada, no tuve fuerzas para refutar lo que sucedería con mi cuerpo. Al mismo tiempo, la terapeuta me explicó: «Debemos averiguar que ocasionó la disociación afectiva, no es un problema muy común. Y si todo sale bien, podrás vivir normalmente». Y entonces comenzaron las terapias, la primera semana fue la más dolorosa.

Nunca lo habría imaginado, porque son ese tipo de cosas que crees que le pasan a todo el mundo menos a ti. Como tampoco me habría imaginado ser gay, fugitiva a los 17 o incluso modelo. La suerte es tan difícil de averiguar.

Entonces, durante esos primeros días, fui una viajera pasiva de la casa de Delgado al departamento de Howard, los dos me cuidaron desinteresadamente mientras tomaba píldoras de mierda e iba a donde la terapeuta, que siempre me hacía las mismas preguntas: «¿Cómo te encuentras? ¿Quieres hablar sobre algo?». Y luego terminaba de alguna manera manipulando la situación para que hablara sobre mi familia, yo simplemente estuve en un transe, no asimilaba mi condición, tal vez la peor de las dolencias es la mental, porque me hizo cuestionar todos los días de mi vida, y luego cuando la terapeuta tenía ganas de asesinarme por no colaborar, decidí hablarle de WeiBull generalizando demasiado.

Todo el tiempo que no estaba sentada o acostada en algún sitio (sin importar cual fuera), lo pasé siendo el maniquí manipulable y personal de Howard. Al tipo le interesa mucho mi imagen, en el fondo, aunque podría cuestionar si me está explotando o no, le agradezco por hacerme todo más fácil.

No hay nada más hermoso para un enfermo, que lo dejen estar tirado sin hacer nada y a la vez no sentirse inútil.

—Juliana Valdés, ¿no te gustaría follar un poco? —dice Delgado un día, mientras me enseña su nueva cuenta de Tinder.

—No quiero nada con nadie ahora. —espeto.

—Follar se puede sin tener nada con nadie.

—Se está tomando las cosas con seriedad. —de repente habla Howard, que también está en la sala junto a nosotros. —Tal vez intente abrir su corazón cuando ya todo el tratamiento termine.

—Te conseguiste un perrito guardián. —me dice Delgado por lo bajo, luego sube el tono. —Deja que tenga un poco de diversión.

Entonces ellos comienzan una pelea suave. Son hombres completamente diferentes, pero en el fondo siento que se tienen cierto aprecio el uno por el otro ya que, sin darme cuenta, de la nada Howard empezó a comer en la casa de Delgado, ha publicado varias fotos con él en Instagram y mi amigo gigante ahora usa un montón de camisas de la marca del hombre casado.

Literalmente es como si ahora tuviera dos padres... Decido detener la pequeña pelea de ellos.

—Me conozco. —hablo, y se callan. —Terminaré siendo una sentimental y eso acabará matándome.

—¡No seas trágica! —Delgado empieza a hacerme cosquillas, no puedo evitar reír.

—Vamos, déjala. No debe sobresaltarse. —nos interrumpe Howard.

Delgado, que ya me tenía sobre las piernas, se detiene.

—¿Sabes? Sé que debe estar relajada, pero creo que tampoco como un robot. —se pone serio. —¿Dime que es menos traumático que las cosquillas?

PROHIBIDO (ADAPTACIÓN) - JULIANTINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora