Juliana's POV
«Yo soy de quien me cuida. Está claro, mi amor, mi mujer... Si no me queda mucho tiempo, al menos déjame ser tuya...»
Susurro al despertar, una cita de Aglow, la castaña siempre me da besos sensuales cuando hago la referencia, pero esta vez me mira directamente.
«Si muero joven, qué más da, fui feliz. Encontré a la mujer de mi vida, la gente afortunada no vive mucho, tanta suerte en una vida tan corta.»
—No cites esa parte. —espeta.
—¿Por qué no?
—Ahí muere la protagonista. —responde y se le corta un poco la voz.
—En el libro no dice eso. —aclaro.
—Se sobreentiende.
«Promete, mi amor, que en otra vida haremos lo que en esta no pudimos». Y luego dice; «Ella perece – pero su espíritu que es mi espíritu – no perece».
Ahora ella cita. Coloco mis manos en sus mejillas, ambas estamos en la cama. Gran parte de la noche dormimos de cucharita, pero ahora tenemos la frente y las piernas tocándose entre sí.
Son las siete de la mañana. Podría asegurar que nunca había vivido una escena tan romántica en mi vida porque, en definitiva, nada le gana a lo de fugitivas en Los Ángeles después de una noche de sexo idílico a una novela, pero desde hace poco más de un día, decidí desistir a hacer afirmaciones rotundas.
Entonces sólo paso uno de mis brazos por la cintura de Valentina y la acerco a mi cuerpo tanto que, más contacto, sería básicamente imposible, y respiro fuerte sobre su cuello haciendo que el aire rebote en su piel y haga revolotear varios mechones de su cabello todo desordenado. Respiro hondo.
—Te imaginas ser ancianas y seguir discutiendo citas de libros por la mañana. —comento, aspirando nuevamente el aroma que desprende su piel.
—Fantaseo con eso. —responde sin inmutarse, parece que volvió quedar dormida.
Empiezo a notar que su cabello huele exactamente igual a cuando usaba ese shampoo caro de su casa en WeiBull, el olor es suyo en esencia, qué maravilla. No puedo evitar recordar esa habitación con la marca de agua de los Carvajal en cada rincón. Extraño más las cortas horas que pasaba en el cuarto de Valentina que, incluso mi propia habitación, porque todo el tiempo que no estaba metida de cabeza en lo de ser novia de Valentina, me quedaba viendo las paredes y pensando que el dinero no lo es todo, pero a la vez, quien no lo tiene no es nada.
—Howard te llamó anoche, dijo que estás muy vaga. ¿Trabajas? —vuelve a despertar.
Aprieto más fuerte nuestro excesivo abrazo.
—¿Tú no?
—¿No sientes que ellos nos explotan laboralmente y a la vez cumplen su fantasía de tener una hija con la que pueden follar y hacer el rol de padres al mismo tiempo? —expresa la chica, con pereza mañanera.
—Eso es tan enfermo y exagerado. —respondo. —Pero pienso exactamente lo mismo... Igual, nosotras también los usamos como billeteras disponibles a cambio de un trabajo espantosamente fácil.
—Oh vaya, Juls, cómo me dan ganas de envejecer contigo. —me da un beso cerca de la oreja que provoca unas cosquillas satisfactorias.
—Por favor recuérdame cuando pasé de ser una estudiante de último año a algo parecido a prostituta a medias. — las dos reímos, a veces sin querer tenemos un sutil gusto por el humor negro.
—Yo creo que desde esa fiesta en tu casa... – comienza a hablar.
—¿Cuando llevabas vestido rojo? —la interrumpo, ella asiente. —¿Crees que fui así de fácil?
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PROHIBIDO (ADAPTACIÓN) - JULIANTINA
Любовные романыJamás fueron especialmente buenas en el amor y descubrir nuevos secretos sobre ellas mismas las hará aventurarse en las profundidades de lo prohibido. Esta historia es una adaptación. Originalmente escrita por iPhary (Autorizada por ella)