CAPÍTULO 30 - EL FIN DEL MUNDO

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Juliana's POV

— Sí, son malteadas de mierda. — dice Delgado a mi lado, en una cafetería pequeña de WeiBull.

Valentina ríe sentada frente a mí, también tomando un poco de la suya. Es tan linda.

— ¿Michel ya viene? — le pregunto a Delgado.

— Tranquila, nena. En cuanto llegue, te deshaces de mí. — Él me sonríe.

Cuando Valentina y yo llegamos a la cafetería, me encontré con Michel y Delgado haciendo negocios o lo que sea, y mi hermano me pidió que lo esperara mientras recogía unos encargos, algo muy raro, pero tuve que aceptarlo para que no sospechara de mis desesperantes ganas por estar a solas con Valentina Carvajal.

— Por mí, podrías quedarte con nosotras. Me agradas, Delgado. — dice Valentina con una tierna sonrisa. Mi amigo gigante parece muy alagado.

— Qué niña más mona. — dice embobado.

— ¿Es cosa tuya o de niños pijos ser tan aparentemente agraciada? —pregunto mirando a la castaña.

— ¿Aparentemente? — contrapone ella.

— Egocéntrica. — pongo los ojos en blanco y ella ríe mirándome intensamente.

— ¿Quieres que sea agraciada contigo? — da un sorbo a su malteada sin dejar de mirarme, paso en seco.

— Ya no es necesario — me muerdo el labio.

Delgado se aclara la garganta.

— En otras noticias, llegó Michel. Ya podré irme y dejar que se coman tranquilas. — me atraganto con mi malteada. — ¡Bueno, Valdés, enséñame ese vehículo!

Lo último se lo grita a mi hermano, que se sienta con nosotros, al lado de Valentina.

— Es una belleza de alto cilindraje, pero está en casa. — dice mi hermano con suficiencia, pasando uno de sus brazos por la parte trasera del mueble, como si quisiera abrazar a Valentina. Me hierve la sangre al darme cuenta de que yo no puedo hacer eso. —Les invitaré la comida. Hoy me siento victorioso.

Me doy cuenta de que esta noche no me libraré de estos dos.

—Valentina, ¿me acompañas al baño? — digo muy naturalmente.

Ella asiente un poco extrañada. Mi hermano ríe, lo cual me descoloca.

— ¿Por qué las chicas siempre van en compañía? ¿Cuál es la gracia de ir juntas? — dice como si fuera una gran duda existencial.

— Algunas chicas tienen una buena razón para ir al baño juntas — habla Delgado.

Me dan ganas de darle una patada por imprudente, pero Michel no parece inmutarse con el comentario.

Llegamos al baño con algo de inseguridad, ella se acerca al lavamanos y me mira por el espejo.

— ¿Te he dicho lo hermosa que te ves hoy? — comenta, me ruborizo.

— Qué simpática. — pongo una de mis manos en su cintura.

— ¿Qué va a pasar con nosotras? — pregunta la castaña.

PROHIBIDO (ADAPTACIÓN) - JULIANTINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora