CAPÍTULO 34 - INGENUOS ABANDONADOS

2.6K 275 11
                                    

Valentina's POV

Esmeralda Pimentel es una puta desquiciada, pienso inmediatamente después de salir de la habitación.

Me besó, no lo puedo creer... Me siento sucia, no por ella, porque está claro que Esme es muy deseable, sino por los años de amistad y cohibiciones que hemos vivido juntas.

Pero sucedió algo, varias horas más tarde seguía despierta pensando... Si hiciera una escala basada en lo que me gustó ese beso, extrañamente estaría por encima de cualquiera que me haya dado con Manuel.

Me gustó más besar a mi amiga de toda la vida que a mi novio... pero claro, aceptaré que no lo dejé llegar más allá porque, aunque fuera bueno, no se compara ni un poco a los de Juliana Valdés. Si los besos fueran caramelos, Manuel y Esme serían simples dulces de Halloween, en cambio, Juliana un chocolate orgánico de menta.

* * *

Despierto muy temprano evitando la mirada de Esme en el pasillo. Me siento avergonzada.

Bajo las escaleras para ir al garaje y sacar mi auto. Me entra una llamada.

Yo: ¿Hola?

Juliana: ¿Quieres venir y supervisarme en el trabajo? El señor Pimentel es un pesado.

Mis ojos se iluminan.

Yo: Estaba pensando en ti. Me pasó algo rarísimo.

Ella ríe, escucho relinchar un caballo de fondo en la llamada.

Juliana: Tu eres rarísima, mi amor. Te espero.

Mi corazón da un salto. Voy corriendo al estacionamiento para ir directo al centro de animales.

— Buenos días, ¿no vas a saludar a tu querido novio? — aparece Manuel entre los autos.

— Hey. ¿Qué tal? — saludo, como el que no quiere la cosa.

— Qué seca.

Tira de mí hacia su cuerpo, dándome un beso demasiado fuerte. Me separo rápidamente.

— Sabes tengo que irme. — abro el auto, pero él me detiene el ingreso.

— Tengo un rato libre, Val... — dice en voz baja. — Últimamente te siento muy distante.

Baja su cabeza y hace pucheros. Generalmente, no puedo decirle que no cuando hace esa expresión, entonces lo abrazo, estoy a punto de ceder.

Hasta que de la nada, siento repentinamente su miembro abultado rozando mi abdomen bajo el pantalón, doy un salto hacia atrás golpeándome con el auto. Me asustó.

— ¿Qué pasa? — pregunta el chico preocupado.

— Na... Nada, es sólo que... — Entro al auto rápidamente — Me tengo que ir.

Enciendo el coche. Él parece muy confundido, pero... simplemente no puedo hacerlo con él. Tal vez en algún punto de mi vida su cuerpo era clave fundamental para querer satisfacerlo, pero ya no puedo, no quiero, literalmente le perdí todo interés a su pene.

Ya no tengo una sola condenada razón para estar con él y me dan unas muy fuertes ganas de llorar al pensar en eso.

— Quiero hablar contigo esta noche, Manuel. — le digo antes de arrancar. Él se queda ahí de pie, confundido, con el ceño fruncido, yo estaría igual si la situación fuera al revés, la verdad.

Entonces conduzco hasta el centro de cuidado animal, pensando única y exclusivamente en qué pasaría si Manuel me engañara con un chico.

PROHIBIDO (ADAPTACIÓN) - JULIANTINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora