《No Me Dejes》 Rubegetta

《CUATRO》

Vegetta:

Todo pasa tan rápido primero un chico guapo y alto dice que me conoce y que me llamo Vegetta pero como es que yo mismo no conozco mi nombre. Todo es tan confuso...

Me sentía tan mal, me sentía desastrosa pero el cálido abrazo de el me hizo sentir mejor aunque el abrazo me lastimó un poco pero no importaba porque ya me sentía menos inseguro.

—Vegetta no te duele algo o tienes hambre- me pregunto Rubius le contesté que no ya que no quería separarme de él pero sentía piquetes de dolor en la espalda y no me queda más que otra decir que si me dolía la espalda.

Me pidió que si le daba permiso para ver mi espalda, yo solo me di la vuelta y me subí la camisa, se hizo un silencio algo incómodo pero ese silencio no fue tan largo ya que cada pequeño toque que hacía Rubius sacaba un quejido de mi.

—Rub... Rubius ten cuidado que me duele
— perdón Vegetta pero creo que ya va siendo hora de bañarte y limpiarte esa herida
—pero no me quiero separarme de ti aún
— lose veg pero será mejor bañarte y limpiar esa herida- dijo poniéndose de pie y dando media vuelta
—pero me dejarás solo cuando me bañe verdad?
— si Vegetta pero si tienes miedo te puedo estar vigilando si gustas
— si porfavor.

Me levanté del sofá y Rubius me tomó de la mano para guiarme donde suponga que es el baño, subimos las escaleras y pasamos a su habitación y me dio ropa

—Vegetta está es la puerta del baño tu entra yo te esperaré aca hasta que termines, si ocurre algo solo llámame ok?

Asenti y me metí al cuarto donde había una regadera o supongo que hací se llama, sigo sin entender como puedo recordar cosas y otras no.

Me quito la ropa, ensiendo la regadera y me cae agua fría yo grite ya que el agua toca mi piel herida hizo que me ardiera, solo vi como la puerta del baño se habría dejando entrar a Rubius, el entra preocupado al escucharme gritar supongo

—Vegetta pero que ha pasado
— nada perdón pero dolió cuando el agua calló sobre mi piel

Al instante Rubius se da cuenta de la situación como estaba yo, se pone de un color rojo intenso en su cara se da media vuelta y sale... no entiendo su reacción para ser cinsero pero  me seguí bañando.

Salgo del baño y Rubius esta recostado sobre la pared viendo por la ventana al darse cuenta de mi presencia me dice:

—Perdón Vegetta no fue mu intención verte desnudo‐ dice evitandome ver a los ojos
—no no hay problema, en total solo fuiste para ver que pasaba- le dedico una sonrisa y al instante me mira y también me sonríe
—bueno Vegetta es necesario vendar esa herida ya limpia
—ok pero evita que duela por favor- me  quito la camisa y me doy vuelta, Rubius ya tenía a la mano la venda, empezó a colocarla suavemente note como sus manos temblaban un poco al pasar por mi pecho.
—Bueno Veg ya esta
— gracias Rub.

Después de vendarme la herida Rubius pregunto que si tenía hambre y le dije que si bajamos a la cocina y me dio comida que no era la mejor para mi gusto pero la sentía deliciosa al no ver comida hasta las 6:00 de la tarde, no note como se nos fue volando el tiempo con todo lo que ha pasado. Mientras comíamos preguntaba si recordaba algo yo le dije que no, me sentía aún triste al no saber cómo pasó todo esto.

Cuando terminamos de comer me propuso salir a la azotea le dije que si tal vez el aire fresco me ayudaba al recordar , no fue haci pero fue hermoso ver las estrellas en el cielo me hubiera gustado seguir viéndolas pero me empezó a dar sueño y de eso se percató Rubius diciéndome que si entrábamos e íbamos a dormir pero yo no quería pero tanta insistencia me hizo decir que si.

— Vegetta tu dormirás en mi cama yo dormiré en el sofá
—Rubius no es necesario que duermas en el sofá porque no dormimos juntos, tu cama se ve grande como para dos persona‐ note como se veía un tono rojizo en las mejillas de Rubius y eso me hizo sacar una sonrisa
— Esta bien Veg pero primero te daré una pijama para que te puedas cambiar.

Me la dio y me fui al baño me cambié y al salir me fije que Rubius traía su pijama que se le miraba tan maja.

—Bueno Vegetta ya es hora de dormir pasa buenas noches-dijo acomodándose en su almohada
— buenas noches Rubén...