|Doce|

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Él gobernador Jung esperaba junto al presidente su turno para hablar en la rueda de prensa que se estaba llevando a cabo para aclarar algunos puntos importantes sobre la seguridad de la ciudad, educación, salud, entre otras cosas que le interesaba a los habitantes de Seúl y de Corea del Sur en general.

Cuando su turno llegó rápidamente hubo varios periodistas que levantaron la mano pidiendo la palabra. El detonante de esta reacción fue que se comenzaba a divulgar que su hijo Jung Hoseok estaba siendo investigado por la policía por temas relacionados a la corrupción y venta ilícita de drogas.

Cuando se le cedió la palabra a uno de los periodistas este se levantó de su lugar, se presentó y comenzó con su muy sencilla encuesta.

—Señor gobernador, ¿Es cierta la noticia acerca de la investigación de su hijo Jung Hoseok en la que es acusado de corrupción y compraventa de estupefacientes?

Él gobernador sin siquiera tensarse respondió:

—En lo absoluto, sería completamente imperdonable que algo como eso sucediera bajo mis narices. Ahora, si aquellas acusaciones fueran verdad ustedes serian los primeros en saberlo. No es costumbre de nuestro gobierno mantener temas delicados como este en secreto.

—¿No será que al ser su hijo usted no quiera dar información verídica? —continuó el periodista.

—Por supuesto que no. No crean que porque sea gobernador y Hoseok mi hijo vamos a tener privilegios. Todos somos pertenecientes a un mismo país y todos tenemos obligaciones que cumplir por igual.

Se hizo un discreto revuelo entre los periodistas luego de que el gobernador terminara de hablar, comenzaron a formular más preguntas entre ellos mientras que su compañero seguía con su última pregunta.

—Bueno, contradiciendo a todo lo que usted dijo yo tengo otras pruebas.

Jung apretó suavemente sus manos al rededor del soporte del micrófono, esa era su única reacción de malestar pues el resto de su cuerpo se hallaba relajado al igual que su semblante. Estaba seguro de que su cachorro se llevaría una buena paliza cuando llegará a casa esa noche, justamente para tratar sobre el Comandante Min.

—En los últimos dos años en los que a estado dentro del gobierno se le han reducido considerablemente los ingresos a los trabajadores del sector de seguridad, a los gastos médicos y únicamente se han mantenido los escolares. —hizo una pequeña pausa para buscar, en los documentos que llevaba, más argumentos. —Y, a su hijo se le ha visto en diversos países donde el narcotráfico abunda, incluso existe el reporte de una aerolínea colombiana en donde se dice que a Jung Hoseok se le fue decomisado cinco kilos de cocaína metida en frutas. ¿Acaso, realmente nos esta diciendo la verdad?

Esta vez él presidente, que aún se hallaba en el lugar, fue el que comenzó a sudar frío y temer por la imagen de su gobierno y gabinete. Incluso se podría decir que por dentro estaba ahorcando a Jung con sus propias manos por aquel incidente acerca de su hijo. Trataba de mantener una imagen correcta pero le era muy dificultoso sabiendo que estaba siendo transmitido por televisión nacional y que aquella información podría ser una mala imagen internacionalmente para Corea del Sur.

Jung suspiró y asintió suavemente.

—Comprendo sus puntos, solo que hay algo que no me cuadra del todo. —miró al reportero por unos segundos y continuó. —¿Es verídica su información?, ¿Hay documentos oficiales que lo avalen o simplemente son páginas de internet que leyó?

—Es información verídica, la cual, recabe tras una entrevista con el Comandante Kim Kwan y Min Yoongi. Fueron completamente abiertos a las preguntas sin dar muchos rodeos. —contestó el periodista.

—¿Les parece si retomamos el tema más tarde?, debemos de seguir con las preguntas. —intervino uno de los presentes que estaban a lado del gobernador.

—Un momento. —pidió el gobernador. —Si esa es una de las preguntas que no los dejan dormir entonces, junto a los dos comandantes que mencionó, haremos una investigación sobre mi hijo y ustedes estarán enterados sobre todo.

—¿Cómo sabemos que la información no será moldeada a su favor? —preguntó una reportera.

—Ustedes confíen, jamás hemos hecho eso con los medios de comunicación sabiendo que son unos de los medios por donde las personas están conectadas con el exterior.

Tras aquel anuncio la rueda de prensa siguió su curso entrevistando al gobernador y a otros diputados de importancia sobre los temas que se supone debían de tratar a profundidad. Todo parecía ir en supuesta serenidad incluso después de las acusaciones en contra del hijo del gobernador.

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En la noche Hoseok estaba literalmente apuntó de desfallecer por culpa del miedo que invadía todo su cuerpo y mente, no había lugar en el que no sintiera frío y gotas de sudor. Incluso, se podría decir que descubrió nuevos lugares de donde podría segregar sudor.

La puerta de la oficina que poseía su hogar fue abierta con furia provocando que esta se estrellara contra la pared y causando de paso un largo escalofrío en Hoseok.

—Buenas noches, padre. —dijo conteniendo su miedo.

—Ya habíamos acordado algunas cosas, ¿Cierto? —preguntó el gobernador acercándose a su cachorro.

—¿Sobre qué? —preguntó Hoseok alejándose de su padre.

—Sobre el comandante Min, sigo sin ver la noticia sobre su muerte.

El menor tragó saliva nervioso, había salvado a Yoongi pero nadie lo salvaría a él de la tremenda paliza que le darían los matones de su padre. La última vez que lo golpearon estuvo internado dudando dos días en en hospital recuperándose de algunas fracturas en sus huesos y algunos órganos que casi se desprenden. Resumiendo, tuvo que recuperarse de la muerte.

—También perdieron la mercancía y lo peor no fue eso, lo peor fue que tú salvaste al comandante Min. ¿Qué demonios tienes en la cabeza?

—Te juro padre que todo tiene una explicación. —dijo Hoseok encogiéndose. —Ha-Hay algo dentro de mí que me impide hacerle daño, no m podía mentalizar que tenía que matar a Yoongi.

—Tú no lo ibas a hacer. -regañó su padre tomando a Hoseok con fuerza del brazo.

—¡Mi lobo lo reconoce como su destinado! —gritó finalmente Hoseok.

El gobernador con una expresión de molestia y sorpresa soltó a su cachorro, unos segundos de silencio transcurrieron hasta que el mayor retomó la palabra.

—¿Y tú? —preguntó acaparando la atención del menor. —¿Acaso también sientes algo por él?

—Yo...no lo sé. —respondió Hoseok.

—Esperó que mis hombres te hagan pensarlo mejor. —dijo con una suave sonrisa para luego palpar el hombro de Hoseok. —Llevenselo. —ordenó.

Cuando tres hombres más fornidos que Hoseok se acercaron a él su cuerpo comenzó a temblar aún más y cuando dos de ellos lo tomaron de los brazos comenzó a lloriquear cual cachorro buscando la protección de su madre. Su alma estaba cubierta de miedo reflejándolo en sus súplicas hacía su padre para que lo dejasen.

Cuando desapareció junto a los otros tres detrás de la puerta su padre suspiró agobiado e incluso un poco culpable por aquel acto, le tenía poco cariño a Hoseok pero le tenia y no le agradaba al cien tener que recurrir a aquellos métodos para escarmentar a su cachorro. Y aquella confesión de Hoseok hacía el comandante lo iba a tener pensando durante el resto de la noche junto al pensar en una forma para librarse de los reporteros que seguramente estarían detrás de él para informarse sobre la investigación.

Necesitaba sacarse esas piedritas del zapato lo antes posible.

 ❝𝚃𝚑𝚎 𝙿𝚘𝚕𝚒𝚌𝚎𝚖𝚊𝚗 & 𝚃𝚑𝚎 𝙲𝚛𝚒𝚖𝚒𝚗𝚊𝚕❞ ➻ 𝙷𝚘𝚙𝚎𝚐𝚊 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora