Insane✔ [Dementia #1]

Capítulo 18

Hoy les traigo Doble actualización

Marvin

Me desperté de golpe sudando luego de una pesadilla, usuales en mí, miré mi reloj de mesa, eran las tres de la mañana sin embargo me levanté y fui al baño para lavarme la cara y hacer mis necesidades. Estaba por volver a mi habitación cuando escuché un ruido proveniente de abajo.

No, no lo harás.

Bajé las escaleras con rapidez, al llegar al final me encontré con mi hermano mayor que estaba sacando algo de la heladera.

—¿Tú tampoco puedes dormir? —preguntó seco, y sin mirarme, sirviéndose un vaso de agua.

—Pensé que...

—No puedo arriesgarme hermanito, ¿quieres? —dijo levantando la botella de agua.

Matthew era un caso especial, a veces podía ser un hermano común y corriente o hablador, otras veces parecía una persona completamente distinta, frío, distante, casi salido de la oscuridad. Definitivamente no la clase de hermano que querrías tener, él me sirvió un vaso de agua y me senté a su lado en la mesa mientras lo bebía.

—¿Pesadilla? —curioseó; yo asentí—. ¿Lo de siempre?

Le relaté brevemente lo que pasó en mi sueño, era diferente a los de las últimas veces. Él escuchaba atentamente, era como hablar con un psicólogo, que no tenía sentimiento alguno, pero sabía escuchar y aconsejar. Al final él asintió, hablando con naturalidad.

—Sabes analizar muy bien las situaciones no es que veas el futuro, ves lo más lógico de lo que está pasando.

Observé el suelo apenado, no quería que eso pasara sin embargo sabía que mi hermano tenía la razón. Matthew se levantó admirando a través de la ventana la ciudad y sin decir nada más ninguno de los dos, yo volví a subir para intentar dormirme.

Así lo hice, luego de dar varias vueltas caí dormido, sin más pesadillas para despertarme ya a la mañana con mi despertador. Me estiré, tomé una ducha y bajé a desayunar, en la sala de estar se encontraba mi hermano mayor tirado en el sofá con la cabeza colgada, aun dormido. El vaso de agua había pasado a ser whisky, maldije y traté de levantarlo, él obedeció a regañadientes.

Cuando tomaba, significaba que algo le preocupaba o tan solo pensaba en algo que alguna vez realmente lo puso patas arriba todo, aunque él no lo admitiera ni me lo contase sabía bien sus malos hábitos como él conocía los míos. Después de todo, éramos hermanos.

Me cambié para ir a la universidad; casi estuve por regañar a Matt por no cambiarse hasta que recordé que lo habían suspendido. Él tomaba un café con tranquilidad como si nada le importara más, me miró cuando ya estaba listo y se ofreció a llevarme, fruncí el ceño. Algo realmente le pasaba, decidí aprovechar el momento en el auto y preguntarle.

—¿Qué está pasando, Matthew?

Él respondió sin despegar sus ojos de la carretera.

—Nada.

—Esa no es una respuesta válida.

—Nada que te incumba.

—Soy tu hermano, claro que me incumbe.

—Ya llegamos —espetó ignorándome, yo suspiré ya que al cerrarse de esa forma era imposible sacarle información.

Me bajé del auto y cerré la puerta suavemente, si lo hacía fuerte probablemente Matthew me mataría.

Caminé con mis manos en los bolsillos del pantalón y con la vista pegada al suelo, hasta que sentí la mirada de alguien. Al levantar la mía pude notar que era Madeline, ella me sonrió y yo le devolví la sonrisa avanzando hacia ella

—¿Así que ahora tienes un chófer? —se burló

—Sí, envidiosa.

Ella rió, a decir verdad, era muy bonita, sin embargo, no era mi tipo.

Un grito ensordecedor nos puso los pelos de punta a todos mientras entrabamos a Anne Marie, la rubia a mi lado corrió para ver lo que había sucedido y yo la seguí. Encontramos la fuente de ese escándalo, era una chica que yo no conocía tirada en el suelo, llorando a cantaros con su teléfono en la mano.

Todos la rodeaban preguntándose qué le estaba pasando, su respiración era cada vez más irregular, todo su cuerpo temblaba, miraba a sus lados como buscando un escape. Ataque de pánico, me le acerque con rapidez tratando de apartar a la gente de en medio.

—Ey, ey, aléjense necesita aire —ahuequé mis manos alrededor de su rostro con gentileza—. Mírame.

Ella no obedeció, su respiración comenzó a ser su pecho subía y bajaba con rapidez, la tomé aún más firme, pero con la misma suavidad, esta vez ella me miró. Mis ojos le transmitieron un mensaje claro, respira.

—Respiremos juntos.

—No puedo, no puedo.

—Si puedes, cuenta y respira conmigo —así contamos hasta diez respirando a la par hasta que logró calmarse y volver su respiración a un ritmo normal.

—Gracias —ponunció abrazándome—. Pensé que...

—No lo digas, ahora necesito que me digas que ha sucedido.

—¡Bianca! —Madeline se abalanzó a nosotros, al parecer se conocían—. ¿Q-que pasó?

La expresión corporal de la chica, que según Mads se llamaba Bianca, gritaba a los cuatro vientos que se sentía incomoda, así que volví a tomarla entre mis manos.

—Solo estamos tu y yo Bianca, tu y yo, cuéntame —una lágrima se deslizó por su mejilla y la limpié con mi pulgar.

—Brad —se le quebró la voz—. Está muerto, lo hallaron esta mañana sus padres. No les respondía ni a ellos ni a mí las llamadas, pensé que a lo mejor había tenido una aventura con alguien, pero no, él estaba muerto. Se había cortado las venas y tenía una nota suicida a su lado, oh por Dios, ¿por qué a él?

Rompió en llanto apoyándose en mi pecho, yo le acaricié el pelo mientras miraba un lugar fijo en la pared pensando, asimilando todo.

—¿Él alguna vez te ha hecho algo?

Se separó de mí y me miró con sus ojos rojos por el llanto.

—¿A qué te refieres?

—¿Alguna vez te hizo daño, psicológica o físicamente?

Su rostro me indicaba que mi pregunta la indignaba, pero indagando su mirada pude notar que la respuesta era afirmativa.

Ella posó sus ojos en otro lado y volvió a colocar su cabeza en mi pecho. Tenía miedo, podía sentirlo decidí no seguir preguntando.

Puta madre.

Fue lo único que pensé.

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Sigan bajando, doble actualización ;)