Insane✔ [Dementia #1]

Capítulo 41

Maratón 2/3

Me encontraba en la cama de Matthew sin nada de ropa respirando agitadamente mientras miraba el techo. A mi lado se encontraba él con solo sus boxers que recién se había puesto. Me puse de pie poniéndome encima de mi cuerpo desnudo solo una playera de Matt que estaba tirada en el suelo.

Luego me senté en cuclillas nuevamente con la mirada de ese chico de ojos azules grisáceos penetrantes sobre mí, parecía estar orgulloso de verme así. Su torso aún desnudo dejando ver lo marcado que estaba me tentaba, pero solo me mordí un labio ya que ya habíamos hecho suficiente y ese día sí debía ir a la universidad por lo que no podía permitirme estar tan cansada. El día interior se nos dio la oportunidad de no asistir solo por lo de Megan, sin embargo, como ella no era estudiante de allí y ya habíamos perdido tanto tiempo de clases, se tendría que volver.

—Estás allí como si esperaras algo. —Habló él con la voz aun un tanto ronca.

—Tal vez, ¿qué tal si me dices quién eres?

—La pregunta que siempre te he hecho a ti, ¿tú te atreverás a responderla? —nuevamente me estaba desafiando y asentí con seguridad.

—Soy Madeline Sprouse una chica que se formó con las desgracias de su pasado y trata de avanzar en el presente sin pensar tanto en el futuro.

—Buena respuesta, pero sabes a que me refiero.

—Bien—suspiré pesadamente y continué, ya no quería ocultarme más de él—. Mi familia, todo comienza con mi familia. Mi padre era un buen hombre hasta que cayó en el encanto de las drogas. Fue por razones que no conozco aunque sospechamos fuertemente en que se trataba de nuestros problemas ecónomicos en ese tiempo ya que él había perdido su trabajo, el sueldo del precario trabajo de mi madre no era suficiente y siempre fuimos una familia bastante orgullosa que se negaba a pedir, por lo que nos encontrábamos mal. De igual forma nunca lo supe con certeza, solo sé que nunca se recuperó, él...

Recordé ese momento.

Era tan solo una niña, había vuelto de la escuela con la misma energía y felicidad de siempre tratando de opacar la oscuridad de la realidad. Cuando llegué a mi casa todo estaba muy silencioso, mi madre no parecía haber llegado así que comencé a buscar a mi padre. Lo encontré inmóvil en un asiento, mi cabeza inocente pensaba que estaba dormido, así que comencé a sacudirlo con la esperanza que despertara, gritándole que quería mostrarle lo que había hecho en clases ese día con cariño y alegría.

Mi sonrisa se esfumó en el momento que mi padre luego de muchas sacudidas no despertó, me acerqué a su pecho y traté de escuchar su corazón, no lo sentía latir. La desesperación llegó y comencé a mirar el lugar, había jeringas en el suelo, todas vacías, se había inyectado todas ellas de una vez. Sabía lo que hacía, pero jamás había pensado un final cercano para ello. Me llevé mis pequeñas manitas a la boca sollozando mientras caía de rodillas, sí, él estaba muerto; y lo peor, había sido un suicidio.