Epílogo

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Cuatro años después...

Estaba preparándome para la fiesta de cumpleaños de mi pequeña ricitos de oro cuando el timbre sonó. Abrí la puerta y allí me encontré a un Marvin sonriente, yo le devolví la sonrisa y suspiré aliviada.

—Gracias al cielo que estás aquí, Violet está como loca, dice que tú le prometiste contarle algo en su cumpleaños y que si no lo hacías no se entraba a bañar.

Él se señaló a sí mismo.

—No lo recuerdo, pero esta niña cada día me parece más inteligente. - Resopló.

—Tiene a quien salir- dije alardeando, él sonrió y entró a la casa—. ¡Violet, el tío Marvin está aquí!

En cuanto grité esto, la nombrada bajó corriendo las escaleras con su pijama de superhéroes y villanos, para ir a abrazar a su tío. Él la alzó y le dio un beso sonriendo después.

— ¿Cómo está la bella cumpleañera?

—Muy feliz, ¿sabes algo? Mamá me regaló un libro —dijo haciendo puchero y Marvin frunció el ceño.

— ¿Y eso es bueno o malo?

—Yo quería el de La Princesa y el Sapo, no el de la Bella Durmiente —declaró ella y ambos reímos ante este comentario—. No quiero leer sobre una princesa que se la pasa durmiendo.

— ¿De verdad esta criatura tiene cuatro años? —se dirigió hacia a mí y me encogí de hombros— Bueno pequeña, ¿qué era lo que quería que te contara?

Ella se puso algo nerviosa, aunque no sabía el por qué.

—Sobre mi papá —contestó agachando la cabeza—. Mamá me dijo de que era un héroe, un príncipe y siempre me lo imagino como el príncipe en los cuentitos, pero no sé mucho de él.

Yo la miré pasmada y con pena, siempre le decía que se imaginara a su padre como el protagonista de las historias que leía solo para que lo sintiera cerca.

— ¿Por qué no vas a tomar un baño mientras el tío te cuenta? —sugerí.

Por lo que el pelinegro me observó severamente. Como si estuviera diciendo:

"¿Quieres que le diga a la niña que su padre era un asesino en serie de personas malas?"

—Te las arreglarás —le respondí.

—Bien —asintió, sin más quejas alzando a la pequeña y subiendo las escaleras hacia el baño nuevamente.

Yo terminé de alistarme acomodando lo que quedaba de la casa para que comenzaran a llegar los invitados.

Cuando Violet nació yo me mudé con ella a una casa más grande, Tiffany, que ya se había graduado, hacía de niñera cuando Marvin y yo íbamos al Anne Marie, que se nos omitió un año por cuestiones que ya conocen las cuales complicaron el aprendizaje de manera correcta, aunque, por suerte, ya estábamos por terminar y agradecía por ello. Así podría conseguir un mejor empleo del que tenía y podía darle una mejor vida a mi pequeña que aun así era muy feliz. Las tardes que pasábamos los cuatro juntos y de vez en cuando la pareja de Tiffany eran hermosos.

Bianca se había mudado y había cortado toda relación con Marvin y él decidió no tener ninguna otra pareja por ese tiempo al menos. Y en cuanto a mí, bueno había seguido adelante con la ayuda de mi cuñado y mi hija, haciendo todo lo posible para que ella fuera más feliz de lo que yo había sido. Le había puesto el nombre de la persona más importante en mi vida porque me recordaba tanto a ella, su sonrisa, su cabello rubio, su alegría, las buenas vibras que llenaba en cada lugar al que iba; simplemente era luz. Lo único distinto a ella eran los ojos, esos ojos celestes grisáceos impactantes y a veces desafiantes característicos de su padre.

Tomé inconscientemente el Triskel que tenía al cuello mientras lo recordaba. El timbre sonó sacándome de mis pensamientos.

— ¿Quién será? —gritó Marvin desde arriba.

—Supongo que Tiffany, dijo que llegaría un rato antes del horario de fiesta. —Grité de vuelta y fui a abrir la puerta.

Ni siquiera me fijé mucho quien era, solo tomé el picaporte y reaccioné tarde en qué por la mirilla había visto la figura de un hombre y una mujer y no solo de una mujer. Pensé inmediatamente en que sería una pareja nueva de ella, quizá había terminado su relación con la anterior que era una mujer. Me encogí de hombros y abrí.

Mis ojos fueron directamente a la mujer, que era mi amiga con su cabello rubio amarrado a una coleta, un vestido amarillo que le iba a la perfección y unos zapatos celestes sencillos. Le sonreí, pero noté que ella no estaba tan sonriente y me señalaba con la mirada a su acompañante. Así que mis ojos se desviaron hacia él.

Estaba todo de negro, tenía una capucha y solo podía notar que era alto y que tenía unos brazos bien marcados con un tatuaje en el derecho; pequeño pero notable, era un M negra en cursiva.

— ¿Hola? —pronuncié con algo de temor.

Él se bajó la capucha y no pude retener un gritito.

Los ojos se me llenaron de lágrimas y me tambaleé, por lo que tuve que agarrarme al marco de la puerta para no caer. No podía ser.

—  ¿Qué esta...—al parecer Marvin había bajado las escaleras corriendo al escucharme gritar y cuando vio lo que estaba presenciando se quedó igual de pasmado que yo.

—Hola hermanito —habló él con simpleza dirigiendo su mirada hacia Marvin. Luego volteó su cabeza hacia mí para volver a hablar—: Hola Sprouse.

Así es, frente a mí tenía al mismísimo Matthew Hendrix.

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Nota de Autora: Bueno creo que ahora sí debo hacer mis valijas e irme bien lejos por lo que les hice JAJAJAJ

Bueno, aquí termina esta historia. Donde nos quedamos con un final bastante particular.

Quiero que sepan que al terminar de publicar Insane una partecita de mí se queda en esta hermosa plataforma llena de oportunidades.

Sinceramente espero que esta historia llegue a muchos de ustedes y que la adoren tanto como yo lo hice y voy a seguir haciendo.

Ya saben que no soy profesional, pero den por seguro que me encanta hacer esto y que doy lo mejor de mí para que la historia sea especial.

Literalmente Insane empezó con un sueño y estoy muy feliz de poder mostrárselos a ustedes.

Bueno, aquí he de despedirme, los quiero ;) y nos estaremos viendo prontito.

Porque claro no puedo dejarlos así JAJAJAJ

Hasta luego, mis psicópatas.

Insane✔ [Dementia #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora