28. La razón.

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Estaba a tan solo segundos de caerme de espaldas, pude sentir la mirada de todos los presentes a la vez que los ojos nerviosos de Ginny

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Estaba a tan solo segundos de caerme de espaldas, pude sentir la mirada de todos los presentes a la vez que los ojos nerviosos de Ginny. Quería desmayarme, más bien, iba a desmayarme.

—Dulce... —la voz baja de Ginny me sacó de mis propios pensamientos.

Alfonso seguía mirándome fijamente, si ninguna pizca de emoción en los ojos, como si su pregunta fuera lo más simple del mundo. Hacía calor, mucho calor.

—¿Qué diablos estás haciendo? —fue lo único que salió de mis labios.

Alfonso sonrió divertido ante mi expresión de chica desorientada a punto de morirse.

—Preguntarte si puedo sentarme contigo...¿y entonces?

Asentí con la cabeza sin ni siquiera atreverme a mirarle. ¿Qué se supone que iba a hacer? Siempre me había imaginado en todos los aspectos de que si un día Alfonso iba a cambiar, que dejaría de comportarse como un patán. Y ahora que por fin había dejado de serlo, yo no sabía como actuar ni que decir.

—Eh bueno. —Ginny se levantó de la mesa. —Tengo sed.

Agarré el brazo de mi amiga evitando que me dejara sola, pero ella se soltó, tan solo con sus ojos me dijo que era algo que tenía que afrentar sola. Y para mi mala suerte, no se equivocaba. Todos nos miraron aun más cuando Ginny rápidamente se fue de la mesa, ya podía imaginarme mi pinta en esos precisos momentos. Los últimos días había pasado de ser desde la chica humillada publicada mente a la perra, y luego a la chica que enfrentaba al mundo junto a su mejor amiga y su novio. Pero ahora que era. Creía saber la respuesta tan solo en parte.

—¿Qué estás haciendo? —volví a preguntar seriamente.

Él también se puso serio.

—Solo quiero sentarme en la misma mesa con la chica la cual me gusta.

Su respuesta me hizo dar vueltas en la cabeza. Eso no podía estar pasando.

—Esto no es un juego... —prosiguió. —Terminé con Anahí y... y quiero intentarlo.

Me vi tentada a pegarme en la cabeza contra la mesa para cerciorarme de que no fuera un sueño. ¿Era cierto lo que me decía? Ese chico no podía ser Alfonso porque él no era así. El era el patán el cual me odiaba y disfrutaba hacerme sufrir, el que me había tendido trampas. No podía estar pasando esto.

—Alfonso. —dije susurrando. —No.. no

—Dulce. —su mano atrapó la mía. —Hablo en serio.

Miré fijamente a los ojos verdes y pude sentir como mi corazón mismo me gritaba lo que tenía que hacer. ¿Estaba lista? ¿Estaba preparada para todo lo que representaba intentarlo con Alfonso? ¿Olvidar las muchas lágrimas derramadas y lo mucho que había sufrido?

—Anahí no se va quedar tranquila. —susurré.

Recibí un bufido en forma de respuesta. —¿Y desde cuando te importa lo que esa estúpida perra haga?

—Esa estúpida perra fue tu ex novia. —le recriminé. —Y con la que me engañaste después de acostarte conmigo.

Inmediatamente pude sentir la tensión inundándolo.

—Ella nunca se compararía contigo. Tú... Tú eres diferente.

Pasé la saliva con dificultad. El papel representado por Alfonso parecía tan imposible, tan poco creíble.

—Solo diferente.

—¿Qué quieres que te diga? —soltó un poco exasperado.

Me paré de la mesa dispuesta a no quedarme conforme con esa vaga respuesta. No me importó recibir las miradas inquisidoras por parte de los demás, incluso los exasperantes ojos de Ginny mirándome desde la barra de comida. Salí fuera de la cafetería, sabiendo a la perfección de que posiblemente me arrepentiría después, pero no pensaba quedarme con eso. Sí, quizás ahora yo tenía la actitud de patán pero por mucho tiempo yo había sido la victima de la historia y quería algo más de "eres diferente". Yo le había dicho que lo quería, ahora era su turno.

No sabía siquiera por donde caminaba ni a donde me dirigía. Quizás en busca de aire o en busca de una posible escapatoria para poder ordenar mis propios pensamientos. Antes de poder llegar al pasillo que conducía a la salida sentí como alguien cogía mi brazo para luego llevarme directamente apoyándome contra la pared. Mis ojos por razones que ni siquiera yo misma logré entender se llenaron de lagrimas que no se atrevieron a salir.

Alfonso me miró fijamente, podía ver la misma emoción que en esos momentos me inundaba, en su mirada. Nuestros rostros se acercaron, podía sentir su respiración sobre mis mejillas al igual él podía sentir la mía. Instintivamente agarré las puntas de su chaqueta mientras que el ponía las suyas a ambos lados de mi cabeza contra la pared. Él había entendido a la perfección cual era el mensaje.

—¿Por qué cambiaste?

Esbozó una media sonrisa ante mi pregunta. Acercó sus labios a mi oído para susurrar, causando escalofríos por mi espina dorsal.

—La razon eres tú. —admitió. —Por que yo... Yo te amo.

No fueron necesarias más palabras de mi parte ni de la suya. Simplemente nos besamos. Él atraía mi cuerpo contra el suyo en un acto desesperado, como si la poca distancia entre nosotros correspondería todos los momentos en que nosotros habíamos peleado y todas las veces que había llorado por él.

Sus labios comenzaron a bajar por mi cuello murmurando un "te amo" en cada respiro, yo me arqueé hacia él. No había lujuria, al menos no en grandes cantidades, ni teníamos intenciones de tener sexo. Solo era amor. Un arrumaco, un agarre. Pero una cercanía lo suficientemente fuerte como para hacerme sentir en las nubes. Sonreí ampliamente mientras lo abrazaba, abrí mis ojos lentamente presa de la alegría. De lo que parecía ser la parte perfecta de la historia mis ojos lograron distinguir una figura justo en el pasillo paralelo de donde nos encontrábamos. Anahí.

Anahí sonrió venenosamente y era más que claro que ese gesto representaba más que miles amenazas. Pude sentir mi cuerpo tensarse inmediatamente.

Ella solo se limitó a mostrarme el dedo intermedio para luego hacer un gesto de decapitación. En respuesta, le esbocé una amplia sonrisa, yo también sabia jugar. Pude ver como bajaba el dedo y sin hacer nada más, se dio media vuelta para desaparecer. Lo ultimo que escuché fueron las pisadas de zapatos altos contra el suelo.

No me dejé intimidar. Era una guerra jurada contra la perra psicópata.

•••••
!¿Alguien también se emocionó?!
😭😭
Y al fin dió su brazo a torcer. 😅

DULCE & ALFONSO (TRENDY) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora