19. La guerra de la venganza.

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Parte II

Mi corazón estaba casi a punto de salirse por los nervios que me llenaban, Ginny se veía tranquila a pesar de todo

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Mi corazón estaba casi a punto de salirse por los nervios que me llenaban, Ginny se veía tranquila a pesar de todo. Finalmente un auto Toyota azul neutro pasó por el aparcamiento siendo seguido por las miradas curiosas de las personas alrededor. No necesitaba alguna clase de advertencia ya que Ginny esbozó una sonrisa para empezar a ser ligeras señas con la mano hacia el auto azul. Este se aparcó en uno de los sitios disponibles y unos minutos después, Charlie salió por la puerta del copiloto. Agradecía al cielo que había dejado momentáneamente mis putis-faldas pero estas habían sido suplantadas por unos vaqueros pegados y un top similar al que traía el día anterior. Los ojos verdes de Charlie miraron a Ginny pero luego estos se vieron atraídos por una fuerza magnética directamente hacia los míos. Un apretón en mi pecho hizo estremecerme. Se veía tan guapo, tan tierno y noble. La clase de príncipe dulce con el cual cualquier chica quería estar. Caminó rápido hacia nosotras, pero lo que más me sorprendió era el hecho que no mostraba ninguna clase de resentimiento hacia mí.

—Chicas. —saludó contento. —Hola Dulce.

Saqué la sonrisa más verdadera de toda mi vida.

—Gusto en verte. —respondí. —Tu cambio al instituto realmente me dejó sorprendida.

—Ah eso... supongo que me aburrí un poco de la escuela privada en donde mi padre me había puesto.

Los tres reímos. Empezamos a caminar juntos hacia dentro del edificio, Charlie nos estaba contando como había logrado hacer para que su padre lograra cambiarlo sin antes amenazarlo con enviarle a una escuela militar. Nos reímos alegremente, empecé a hacer bromas imaginando el rostro de su padre que Charlie y Ginny me celebraban con sus risas. De repente mi mejor amiga se paró en seco y dio un grito.

—¡Mierda!

Charlie y yo nos miramos a punto de reírnos.

—¡Mi trabajo de arte! ¡Lo olvide! ¡fuck fuck fuck! —hizo una especie de pataleta. —Chicos los dejo, pero tengo que irme... lo siento...

Charlie rió divertido ante la pequeña escena de Ginny pero yo simplemente me sonreí, era un trampa por la simple razon que mi mejor amiga ya había entregado su trabajo hace semanas. Por lo visto ella tenía un plan del cual yo era parte y recién me enteraba.

—Definitivamente el cambio valió la pena. —dijo Charlie para luego girarse, se puso más serio. —Ahora tenemos tiempo para conversar.

Suspiré en silencio, necesitábamos hablar más que nadie.

—Lo siento. —sentí que mi voz se apagaba. —De verdad lo siento... lo que pasó con Alfonso...

—No importa. —sus palabras me dejaron sorprendida, levantó mi mentón con una de sus manos. —Dulce, yo te quiero. No me importa lo que pasó con Alfonso porque es pasado... lo único para mí es el hecho de que si quieres tener alguna clase de futuro conmigo.

Yo estaba más que sorprendida.

—No te pienso presionar. —prosiguió. —Yo sé que estás enamorada de él y eso es algo con lo cual yo no puedo pelear. Pero lo único que te pido es que... lo intentemos.

Ahí fue cuando todo se hizo claro. Tenía al novio y chico perfecto delante mío y no lo había sabido aprovechar en todo el tiempo; siempre estaba con la estúpida esperanza de que Alfonso fuera a cambiar pero no fue así. No le contesté nada a Charlie, simplemente le di lo que siempre había querido y yo estaba aprendiendo a querer. Lo besé... suavemente, sin ningún apuro o cosa parecida. No hubo ni pasión, ni dolor, ni deseo... todo eso estaba suplantado por la paz, ternura, suavidad. El no me apresuró en nada, pasó delicadamente sus manos por mi cintura pegándome a él... quise llorar ante la idea de que hubiera deseado haber tenido mi primer beso con Charlie, mi primera vez con él... pero como él habia dicho, eran cosas del pasado y lo único que importaba era el futuro. Nos separamos después de varios minutos infundidos en ese beso lleno de ternura y nuestros ojos se toparon, lancé una risita tonta y me apoyé en su pecho para abrazarnos. Lucía una sonrisa de oreja a oreja con los ojos cerrados mientras que lo abrazaba, cuando los abrí estos se toparon con la imagen de Alfonso y sus amigos al fondo del pasillo. Observándonos. Por primera vez en mi vida... no me inmute.

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Charlie y yo tuvimos que separarnos pero acordamos en reunirnos para la hora del almuerzo, nos despedimos con un beso en los labios y decidí que era mejor evitar toparme con Alfonso. Pasé el resto de la mañana en mis clases sin tener que verlo, ni siquiera vi a uno de sus amigos merodeando por los pasillos pero tampoco vi a Charlie. Eso me preocupó. Dudaba mucho que Alfonso fuera capaz de hacerle algo a su propio hermano a pesar de las diferencias, resoplé, tenía que dejar de ser tan paranoica. Me encontré con Ginny justo al toque del timbre y juntas fuimos a buscar a Charlie. Una risa nos invadió a ambas cuando encontramos a Charlie saliendo con una pinta de cansancio infernal del gimnasio.

—¿Qué te pasó? —pregunté entre risas.

Él me dio un leve empujón pero luego me atrajo hacia él para murmurarme con los labios cerca a los míos.

—Como si fueras también muy buena deportista. —sonrió para darme un corto beso en los labios.

Hubiéramos seguido así cuando sentimos un flash sobre nosotros, nos separamos enseguida y giramos para encontrarnos con Ginny y su cámara digital que había pasado desapercibida hasta esos momentos.

—¿Qué haces? —Charlie se veía realmente extrañado.

Mi mejor amiga levantó los hombros haciéndose la desentendida.

—No me miren con esa cara porque no trabajo para pornografía. —rió. —Solo quiero tener recuerdos de esto... un álbum para San Valentín sería un buen regalo.

Charlie y yo reventamos en risa. Los tres caminamos lentamente hacia el comedor, algunos nos miraban mientras que otros murmuraban pero no le prestábamos atención a nadie. Nos ubicamos en una mesa de la esquina para comer tranquilamente nuestro almuerzo sin ser perturbados ante el rodeo de personas. La conversación llegó gracias a los planes de Ginny para el álbum y ante la idea de Charlie de donde podría ser nuestra primera cita. Ginny parecía estar encantada de ser de cupido entre nosotros.

Alfonso apareció en el comedor y este se quedó en silencio. Nadie dijo nada, solo intercambiaron una mirada entre nuestra mesa hacia donde él estaba con sus amigos... no habia ni Anahí ni ninguna chica u otro amigo. Ahora sí me puse un poco nerviosa pero Charlie entrelazó su mano con la mía, relajándome.

Los tres chicos caminaron directamente hacia nosotros y yo tenía ganas de salir corriendo, incluso Ginny parecía estar nerviosa pero me dejó sorprendida al darme cuenta que Alfonso ni siquiera me dirigió la mirada; ya que sus ojos se posaron fijamente en los dos de Charlie.

—¿Que haces acá? —preguntó, con voz ronca.

—Pensé que papá ya te había dicho. —Charlie respondió naturalmente, tranquilo.

—Pero no me dijo porque diablos te habías cambiado.

—La escuela privada era aburrida. —contestó. —Además aquí tengo a mi amiga y a mi novia.

Muy bien, la idea de que hubiera un terremoto de 9º en la escala de Richter no me resultaba tan mal. Pensé que Alfonso explotaría, o algo por el estilo. Simplemente sonrió, pero pude ver como trataba de controlar sus ansias de arrancarle la cabeza a Charlie.

—Tremenda novia que te has conseguido. Dale un poco de alcohol y tendrás una muy agradable noche. —le guiñó un ojo a Charlie. —Créeme hermanito.

Sin decir nada más se alejó sin antes dirigirme una mirada; una lagrima bajaba por mi mejilla. Miré fijamente a los ojos verdes de Alfonso como si pudiera expresar todo mi dolor y, pude ver... tan solo por un microsegundo... un dolor parecido al mío.

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Ayer ya no pude actualizar pero aquí les dejo la segunda parte.
¿Qué piensan de la nueva parejita?
🙄

DULCE & ALFONSO (TRENDY) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora