Hubo un silencio casi sepulcral hasta que la enfermera habló.
—Esta señorita dijo que era la hermana del paciente.
Me quedé helada cuando el padre de Alfonso posó sus ojos frívolos y malvados sobre mí. Bueno, ahora veo de donde Alfonso había sacado la pinta de "uawajajajaja" que usaba para hacerme la vida imposible al principio.
—Creo que quedó más que claro que esta chica no es mi hija. —el señor Herrera dio un pasos hacia delante. —Como no es familiar, váyase de aquí señorita.
Quería asesinarlo y estaba a punto de contestarle pero Alfonso intervino.
—Ella es mi novia. Y se va a quedar aquí todo el tiempo que le plazca.
Pude ver como el padre de Alfonso se puso inmediatamente tenso ante la declaración. Sí, supongo que para un hombre como él ver que su hijo tenía una novia como yo no era exactamente algo muy bueno de tomar. Pero quise disfrutar un poco más de su expresión en el rostro por lo que esbocé una inocente sonrisa que solo hizo exasperarlo un poco más.
—Papá. —Charlie entró a la habitación seguido por Ginny. —Ya llegaste.
—Charlie, quieres decirme quien... —el padre de Alfonso se quedó igual de lívido cuando vio a Ginny. —¿Qué significa esto?
Ahora sí me daba ganas de reír. Primero habia visto a Alfonso conmigo y ahora veía a su segundo hijo y posiblemente el favorito, con Ginny. Sí, algo difícil de tomar en un solo día.
—Ella es mi novia. —Charlie declaró tranquilamente a pesar del gesto en el rostro de su padre. —Ginny.
Muy bien, eso lo puso peor de lo que estaba. No dijo nada hacia nosotras pero solo le indicó a la enfermera que nos hiciera salir, incluso ante las protestas de Alfonso. Ginny y yo terminamos otra vez en la sala de recepción siendo vigiladas por la enfermera, la cual posiblemente nunca mas me creería algo.
—Ese es el padre de Alfonso. —susurró Ginny hacia mí. —Por dios, es un tipo completamente irritante.
—Ni me lo digas. —acordé. —Pero viste su cara... oh por dios, debí haber tomado una foto.
—Ósea que le pasa al tipo. ¿Quien se cree... el rey de Inglaterra?
—Ginny, no hay rey de Inglaterra.
—Duh, ese es el punto.
Rodé los ojos mientras se me escapaba una ligera risa ante las ocurrentes palabras de mi amiga. Puede que la reacción del padre de los chicos nos haya causado gracia pero estaba preocupada, respecto a lo que su padre podía llegar a hacer en contra nuestra. Conociendo a Alfonso él no se dejaría mangonear por su padre, pero en estos momentos necesitaba el apoyo de su progenitor de una manera económica para pagar la clínica y sobre todo, los diferentes medicamentos y cuidados que seguramente iba a necesitar.
—Dejando aparte lo de Mister Chinche, ¿tienes alguna idea para vengarte de la perra?
Tan solo por un microsegundo me habia olvidado de esa maldita.
—Estoy trabajando en eso, ¿alguna sugerencia?
—Podemos lanzarla en medio de la pista o algo por el estilo.
No era una mala idea pero estaba consciente de que el caso era más complicado de lo que parecía. Anahí no había estado conduciendo el auto que atropelló a Alfonso, pero estaba casi cien por ciento segura que tanto el chico que fue a buscar a Alfonso por la supuesta practica también estaba involucrado al igual que el chofer. Y uno de los dos tenía que delatar.
—Tenemos que hacerles escupir la sopa a esos dos tipos. Ellos son los únicos que pueden incriminar a Anahí como miembro intelectual. —dije precipitadamente.
—Eso es cierto. ¿Pero como vamos a hacer que eso suceda? Digo, la policía se llevó al chico de la camioneta pero obviamente fue todo un simple accidente, no como algo planeado.
Ginny tenía razón. Incluso si estábamos en lo cierto la policía ni siquiera se preocuparía en escucharnos por la simple razon de que éramos menores de edad y porque no teníamos el dinero suficiente como para poder pagar el servicio.
—Ya sé quien nos va a ayudar. —me paré de la silla. —El padre de Alfonso.
—¿Estás loca? El tipo acaba de dejar bien en claro que no nos puede ver ni en pintura y ahora quieres ir a pedirle ayuda.
—No lo entiendes, es la única forma posible. Además no le estoy pidiendo ayuda para mí, sino para Alfonso.
Casi por arte de magia, como si el propio destino estuviera de mi lado en esos momentos, el padre de Alfonso apareció caminando de uno de los pasillos. Su cara era de pocos amigos y atrás de él venía un Charlie contrariado pero no intimidado. Sin pensarlo me puse de un solo salto al frente del hombre, casi dejándolo perplejo por mi reacción.
—Tengo que hablar con usted señor. —mi voz sonó incluso más sería que la de él.
—No tengo nada que hablar.
—Es urgente. —evité que siguiera. —Por favor, es sobre el responsable del accidente de Alfonso.
—El chico que lo atropelló ya fue llevado a la comisaria. —contestó.
Otra vez evité que se fuera poniéndome al frente.
—El accidente de Alfonso no fue en realidad un accidente. Fue planeado y yo sé quien es la culpable. Pero debe hacer que el chico del auto y otro, que también estuvo involucrado, la delaten.
Vi en los ojos verdes idénticos a los de su hijo, un deje de interés. Sea un hombre demasiado petulante y chinchoso, el padre de Alfonso era un hombre inteligente y había entendido a la perfección el mensaje que le había dado. O al menos, como cualquier padre, quería encontrar a los responsables de lo que le pasó a su hijo.
—Por favor papá. —Charlie intervino. —Dulce tiene razon. Yo mismo soy testigo de que esto no fue un accidente.
No estoy del todo segura que pasó por la cabeza del padre pero se giró hacia su hijo y murmuró algo que no logre entender. Sin ni siquiera girarse hacia mí caminó directamente a la salida de la clínica con cierto apuro.
—¿Qué pasa? —insistí a Charlie. —¿A donde va?
—No te preocupes. —me tranquilizó. —Parece que lo dejaste intrigado y ahora va ir a la comisaría.
—Pero también tienen que ver lo del otro chico. —Ginny dijo.
—Lo sé, y por eso tú y yo vamos a ir.
Charlie miró a Ginny mientras decía esto.
—Yo me quedo con Alfonso. —deduje fácilmente el plan. —Suerte, chicos.
Mis dos mejores amigos salieron fuera de la clínica, por lo visto ahora el plan de venganza hacia Anahí estaba en marcha. ¿Pero qué era lo peor que le podían hacer? Digo, ella era menor de edad y llevarla a la cárcel sería un poco complicado porque en realidad no fue un asesinato. Pero lo importante era que iba a pagar.
Aproveché que la enfermera se distrajo para poder escabullirme fácilmente hacia donde Alfonso. Abrí la puerta de la habitación.
—Sabía que volverías. —Alfonso dijo con una sonrisa. —Siempre vuelven.
Rodé los ojos ante sus palabras, por lo visto el chico no perdía su picardía ni en los peores momentos. Me senté a un lado de la cama con sumo cuidado, comencé a jugar delicadamente con sus cabellos oscuros que a diferencia del resto de su cuerpo, lucían intactos.
—La puta lo va a pagar. —le dije. —Logré convencer a tu padre.
Alfonso sonrió. —Increíble, es bien difícil que logres convencer a ese hombre.
Le respondí el gesto con otra sonrisa pero una curiosidad propia de una novia me embargó.
—No pareció muy contento al conocerme, ¿que te dijo?
—No es importante lo que dijo ese viejo. —respondió. —Ni siquiera a mí me importa, nunca lo hizo.
Puse una cara de cachorrito abandonado.
—Dime, por favor. Quiero saber lo que el rajón dijo de mí.
—Es una chica muy poca cosa para ti. Sabía que ponerte en un instituto estatal traería estos problemas, ni siquiera sabemos de que clase de familia proviene ni cuales son sus costumbres.
Muy bien, ahora sí quería asesinarlo con mis propias manos.
—Sabes algo. —le dije a Alfonso con la voz más seria posible. —Creo que muy pronto vas a quedar huérfano de padre.
Mi novio soltó una alegre risa que pronto me contagió a mí.
—Créeme, no eres la primera persona que dice eso.
—¿Y que dijo de Ginny? —pregunté.
—Vaya, somos novios no dos viejas chismosas.
—Pero quiero saber. —hice un puchero.
Su mano encontró la mía y entrelazamos nuestros dedos.
—Tienes que darme algo a cambio por darte tanta información.
No pude evitar ponerme roja ante esa indirecta.
—Eres un adicto al sexo. —me quejé.
—Solo lo hicimos dos veces. —ahora él hacia el puchero. —Y dicen que el sexo es un buen remedio para cualquier enfermedad.
—A penas puedes moverte y quieres tener sexo.
Dirigió sus ojos verdes a los míos. —¿Al menos jugamos un rato mientras nuestros aliados hacen cumplir la justicia?
Me agaché de tal manera que nuestros labios quedaron a pocos centímetros.
—Bueno sí. —sonreí un poco pervertida. —Podemos jugar.
Las manos de Alfonso se posaron en mi cintura atrayéndome delicadamente sobre él y nuestros labios se unieron en un beso fundido. Sexo no, solo un pequeño juego. ¡Ñam!•••••
De nuevo tarde pero no podía dejarlas sin su capítulo 😅¡Cada vez más se acerca el final!
😣🤗
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DULCE & ALFONSO (TRENDY)
FanficTítulo Original: Yo, drogada de amor. Él, borracho de odio. (No re-subir) Autora: Nicky_Black (Fanfic.es) Historia Original: https://www.fanfic.es/viewstory.php?sid=19913&index=1 °°° Historia adaptada a D&P.