Los días siguientes las cosas seguían casi iguales. Anahí y toda la tanda de chicas huecas seguían haciéndome la vida imposible llamando perra o hablando mal de mí apenas yo pasaba al frente, incluso varios chicos me gritaban cosas obscenas pero no me importó. Eso no parecía importarnos ni a mí ni a Ginny, pero sobre todo a Charlie. Él seguía tratándome como su pequeña princesa, todos los cortos besos que nos dábamos nunca se pasaban de abrazos o susurros cariñosos, él era tan dulce como un caramelo que muchas veces no dejaba de torturarme a mí misma tratándome de convencer que era él mi chico indicado. Pero algo que podía notar mientras estaba con él, era que todo el tiempo que me tocaba yo cerraba los ojos imaginándome de cierta manera que la persona quien me estaba besando y diciendo esas cosas tan lindas, era Alfonso. Lo había visto pasar con Anahí o con varias otras personas ya sea en el aparcamiento, durante clases, etc. Pero ya se me acercaba o intentaba algo para llamar la atención, solo nos mirábamos como si nos perdiéramos en nuestras mismas miradas. A veces, en el almuerzo, cuando Ginny y Charlie discutían sobre la solución de un problema de física yo me quedaba absorta en los ojos verdes que miraban hacia mí con la misma atención a la vez que con la misma indiferencia.
Lo único que parecía estar fuera de lo común, eran los numerosos regalos del que era mi admirador secreto. Ginny y yo habíamos decidido no decirle nada a Charlie sobre los regalos ya que no queríamos estresarlo con pequeños problemitas, aunque no eran exactamente de ese tamaño. A veces enviaba pequeños comentarios como: “Luces hermosa hoy”, o "Lo que daría por tenerte cerca de mí". Y estos estaban acompañados por chocolates, dulces, aretes finos modernos, alguna flor o rosa, incluso recibía CD's de Snow Patrol o Fall Out Boy. La clase de cosas que un admirador secreto daría para volver loca a una chica.
—¿Qué crees que sea hoy? —indagó Ginny pensativa.
Su pregunta me había sacado de mis propios pensamientos, era viernes y apenas habíamos llegado al instituto.
—¿A qué te refieres?
Mi mejor amiga rodó los ojos.
—Tu admirador secreto te envía regalos todos los días de esta bendita semana... ¿qué crees que te enviara hoy?
Sonreí en respuesta. Los regalos de ese chico X me ponían de buen humor, incluso me emocionaba con la idea de que alguien pudiera tener cierta noción de las cosas que me gustaban, ya que todos los regalos que me enviaba eran de mi agrado. Los chocolates me los comía, las flores eran mis favoritas, la música también e incluso los comentarios me sacaban pequeñas sonrisas. Yo era una loca enamorada de un chico del cual no tenía la menor idea sobre su identidad, Charlie había negado ser ese chico y creía que las cosas habían parado, y definitivamente no podía ser Alfonso... o al menos eso era lo que Ginny y yo pensábamos. Pero lo más curioso es que los regalos no aparecían exactamente en mi casillero sino que a veces en alguna de las carpetas, cuando caminaba por los pasillos una caja aparecía justo al centro de un lugar solitario y todo eso.
Fuimos a mi casillero, examinamos detenidamente que nada hubiera dentro de este y luego nos dirigimos a nuestras diferentes primeras clases. Ginny tenía historia y yo comunicaciones, nos despedimos. Hoy las dos íbamos a estar a solas ya que Charlie había dicho el día anterior que no vendría ese viernes, por lo visto ir a comer esos mariscos en una de nuestras citas no había sido buena idea.
Las horas pasaron rápido, el almuerzo de lo hizo de esa manera y nada había llegado a mis manos. Ginny y yo sonreímos ante la idea de que no recibía nada ya que Charlie era en realidad mi admirador secreto solo que lo negaba. Pero eso cambió cuando el prefecto se acercó hacia nosotras. Creímos por un momento que nos iba a gritar por algo relacionado a nuestras notas (habían bajado) pero no.
—Señorita Espinoza. —se dirigió hacia mí, entre sus manos tenía una especie de bolso negro pequeño, muy chic que tranquilamente podía costar más que un ojo de la cara. —Este bolso ha a aparecido en cosas perdidas... el chico que lo dejó dijo que era de usted. Su compañero fue honesto al entregarlo.
Ginny y yo nos miramos sorprendidas.
—¡Sí, es de ella! —exclamó Ginny.
Asentí con la cabeza tomando el bolso con mis manos temblorosas.
—Disculpe, prefecto. ¿Quien fue el chico que lo entregó?
El prefecto pareció dudar, como si no estuviera seguro.
—Mmmm, no lo sé. Hay tantos chicos en el instituto... un compañero de su clase debe ser.
Sin decirnos nadas más se alejó caminando para seguir haciendo su patrulla diaria por los corredores. Ninguna de nosotras dos dijimos algo más, simplemente abrí el bolso lentamente. Lo primero que salió fue una nota en papel: "Usalo. Espero que te guste". Metí mi mano dentro del bolso y pude sentir una especie de cajita color negro para sacarlo fuera. Parecía ser una joya, pero a diferencia de las demás esta parecía ser una verdadera. Me sentía rara, como si alguien estuviera a punto de regalarme un anillo de compromiso.
Lo abrí y gracias a dios, no era un anillo de compromiso pero era algo hermoso, muy hermoso. Un collar, para ser exactos. Uno de oro en forma de triangulo con tres piedrecillas de diamante en cada uno de los extremos. No era algo exagerado, sutil pero muy hermoso y muy caro. Ginny revisó otra vez el bolso mientras que yo seguía observando embelesada aquel obsequio.
—Oh dios. —musitó Ginny con una voz seca. —Esto... no puede estar pasando. ¡oh dios!
Preste mi atención en ella cuando entre sus manos sacó otro pequeño papel. Mire hacia este esperando encontrarme con la identidad de mi admirador secreto pero cuando lo leí tuve ganas de darle un cocacho a mi amiga, lo que hice.
—¡Hey! —se quejó esta. —¿Cual es el problema?
—Creí que decía algo serio.
Y créanme, ese papel decía: "También de puedes quedar con el bolso, espero que sea de tu agrado también". Pero hay que comprender que mi mejor amiga se fijaba más en esas cosas que yo. Hice un acto de buena caridad, le di el bolso elegante y costoso a Ginny que por un poquito más se me declara al percatarse de ese hecho. Fuimos ambas inmediatamente al baño de chicas.
—Es hermoso. —Ginny dijo sorprendida cuando me puse el collar. —Te queda a la perfección.
Yo seguía absorta con mi reflejo en el espejo.
—No puedo creer que el chico haya hecho esto... cuesta demasiado.
—Pero ahí tenemos un indicio. —Ginny indicó. —El chico que es tu admirador debe ser un chico con plata, con bues gusto por la música y sobre todo que esté obsesionado contigo para que te compre aquel collar...
En ese momento mi mente se quedó en cero, Ginny tenía razón en las descripciones del que era mi admirador secreto... y ahora tenía un solo nombre llevado a mi mente por mi instinto y mi... corazón.•••••
¿Será posible? 😱No podía retirarme sin antes dejar esta actualización. Ayer no les actualicé pero hoy volví a premiarlas con dos capítulos.
Gracias por leer... Nos estamos leyendo. 🤗
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DULCE & ALFONSO (TRENDY)
FanfictionTítulo Original: Yo, drogada de amor. Él, borracho de odio. (No re-subir) Autora: Nicky_Black (Fanfic.es) Historia Original: https://www.fanfic.es/viewstory.php?sid=19913&index=1 °°° Historia adaptada a D&P.