29. Pelea de gatas.

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Parte I

Me sentía extraña, demasiado extraña pero aun así muy feliz, incluso cuando a penas era capaz de demostrarlo

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Me sentía extraña, demasiado extraña pero aun así muy feliz, incluso cuando a penas era capaz de demostrarlo. Apenas había llegado al instituto cuando me topé con la sorpresa de que justo en la puerta de entrada, sin nadie más que lo acompañara, Alfonso se hallaba apoyado con los brazos cruzados. Cuando nuestros ojos se toparon una sonrisa apareció en su rostro, pude sentir como la respiración me iba fallando, todo esto parecía tan irreal. Caminé temerosa hacia donde él se encontraba, los pocos presentes a nuestro alrededor parecían haberse quedado absortos ante lo que parecía ser una de las cosas más extrañas del universo. No me importó.

—Buenos días. —dijo calmadamente ampliando su sonrisa.

Apenas pude contestarle el saludo ya que tan solo dos segundos después, sus labios se encontraban sobre los míos. Fue un beso corto pero lo suficientemente pasional para dejarme mareada. Para dejarme aun más anonada de lo que estaba, pasó uno de sus brazos sobre mi hombro atrayéndome a él.

—¿Qué pasa? —se burló. —Te noto muy pálida...

Le dirigí una mirada de pocos amigos, aun cuando mi rostro acunaba una sonrisa. —En serio... esto es demasiado para asimilar.

Caminamos por los pasillos siendo seguidos por todos, no pude evitar ponerme nerviosa ante la idea de que Charlie nos pudiera ver así, aunque lo que estaba número uno en mi cabeza se trataba sobre Anahí. Casi no había podido dormir en la noche pensando en lo que esa estúpida perra estaría planeando, aunque estaba lista para cualquier cosa que intentara. Estaba con Alfonso, Ginny era mi mejor amiga y Charlie, mi querido amigo, no se había mostrado sediento de odio ante lo que había pasado. Era poco probable de que Anahí fuera capaz de hacerme algo, al menos no tendría los recursos para hacerlo. ¿O sí?

Ginny apareció unos pocos segundos después, al verme en ese tipo abrazo con Alfonso no pudo evitar darme una media sonrisa; insegura. Había hablado con ella la tarde anterior sobre lo sucedido con Alfonso en el pasillo y sobre la señal de Anahí de la venganza que posiblemente estaría planeando; Ginny y yo habíamos quedado que nos mantendríamos alejadas de ella o de sus amigas; pero si tuviéramos que pelear... lo haríamos, y sin piedad alguna.

—Así que... ¿son oficialmente novios?

La pregunta de Ginny causó que mis mejillas se sonrojaran, todo eso seguía siendo tan extraño para mí. Aun no me cabía en la cabeza del todo, era tan difícil de aceptar. Alfonso rió cuando sintió como mi propio cuerpo sufrió un pequeño temblor.

—Sí. —respondió. —Oficialmente novios.

Ginny bufó un tanto sarcásticamente dirigiéndome una mirada. Sí, yo sabía que estar de novia con un chico que te había tratado con anterioridad como un trapo sucio dejaba mucho que desear y de pensar. Agaché la mirada, quizás esa era la razon por la cual me sentía demasiado extraña... porque estaba consiente de que era débil y ciertamente, tonta. Aunque los sentimientos o pensamientos que me invadían ni siquiera me fomentaban a arrepentirme de nada en lo absoluto. Alfonso me había dicho que me amaba, prácticamente lo había dicho al resto de personas y ahora se estaba comportando como un novio ante todos. Eso quería decir que había cambiado.

Ni Ginny y yo nos atrevimos a preguntar sobre el paradero de Charlie, al menos no cuando Alfonso estuvo presente. Nos separamos ya que el tenía otra clase mientras que Ginny y yo habíamos coincidido para la clase de lengua.

—¿Y Charlie? —cuestioné preocupada.

—Ya lo sabe. —contestó. —Todo el instituto lo sabe... hablé con él hoy en la mañana, antes de que me encontrara con ustedes dos...

—¿Y...? Oh dios... ¿él... él está bien?

—Dijo que probablemente no se sentaría con nosotros en el almuerzo pero quizás nos viera en la clase de biología.

Solté un suspiro mientras me llevaba una mano a la cabeza. Como detestaba encontrarme en esa situación con Charlie, una situación de la cual yo era toda la culpable. Ginny y yo seguimos caminando, la clase de biología quedaba en el cuarto piso por lo que era un largo camino subiendo escaleras y dando unas cuantas vueltas por los pasillos anexos, incluso si queríamos acortar el camino. Además teníamos tiempo, ni siquiera había tocado el primer timbre.

—Vaya vaya. —una voz chillona y maquiavélica vino de nuestras espaldas. —Si es nada mas que Dulce y su perro.

Inmediatamente me giré hacia Anahí. Estaba acompañada por sus dos amigas, esbozando una amplia sonrisa; no me había dado cuenta hasta ese momento que todos los transeúntes se habían quedado parados para poder ver que es lo que iba a pasar entre nosotras.

—Oh vamos Anahí. —crucé mis brazos. —¿No tienes nada más productivo que hacer?

—En realidad, cualquier cosa es más productivo que tú.

Solté una risa sarcástica.

—Muy bien... ¿que es lo que quieres entonces? No me digas que estás celosa ¿no?

La sonrisa de su rostro vaciló durante unos momentos.

—¿Celosa? —espetó —¿De ti? Por favor... mejor dicho, estoy pensando algo sobre ti.

Bien, ahora la verdadera pelea iba a empezar. Pude sentir como Ginny, al igual que yo, nos poníamos en alerta.

—¿Pensar? No creí que fueras capaz de eso, Anahí.

—Hay que dejarnos de rodeos Dulce. Aparentas ser tan buena... oh, la pobre Dulce es en realidad una perra.

—¡Ja! —Ginny intervino en mi defensa. —Mira quien habla. Querida, todos sabemos acá que para que hagas favores tienen que pagarte... así que no vengas con estupideces.

Anahí dirigió una mirada venenosa a Ginny. —No estoy hablando contigo cuatro ojos. —se giró hacia mí. —Tal vez yo sea una perra, pero tú eres igual que yo. Meterte primero con un hermano, este te bota como un trapo sucio y te metes con el otro... mmm ¡ah, y eso no es todo! Botas al segundo para meterte con el primero... esa perrada ni siquiera yo lo puedo superar.

Silencio. Un mortal silencio por parte de todos los demás, incluso Ginny se queda completamente en silencio. Ahora sí que estaba enojada, demasiado enojada como para que me importara el hecho que estaba en medio de un pasillo dentro de mi instituto. Di un paso hacia delante estando consiente de que probablemente el gesto de mi rostro era de terror fatal ya que inmediatamente Anahí dio un paso hacia atrás un tanto asustada.

—Escúchame bien perra. —espeté con furia. —Si no sabes no hables.

Anahí soltó un bufido despectivo. —¿Y se supone que con eso me harás callar?

Esbocé una sonrisa, la clase de sonrisa que en mi vida anterior, en mi ciudad anterior, me caracterizaba como una de las chicas populares y capaces. Era ridículo pensar que yo antes había sido una chica ruda, 'ja! las personas cambian, ¿no?

—Bueno... quizás esto si te haga callar.

Para mi misma sorpresa y la sorpresa de todos los presentes, en menos casi de un segundo: mi puño choca inminentemente contra el perfecto y plástico rostro de Anahí.

—¡Eres una estúpida!

La muy maldita se me tiró encima para cogerme de los cabellos, aunque no dudé en imitarla. Pelea de gatas, ¡oh sí! pelea de gatas.

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Y sabíamos que Anahí no se iba quedar tranquila. 😑

Gracias por leer...   ☺️

DULCE & ALFONSO (TRENDY) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora